lunes, 23 de noviembre de 2015

Madre Cigarrera

La Plaza Mayor de un pueblo, no la escogen políticos ni gobernantes, la hace suya la ciudad, buscando el sol de las mañanas antiguas, de esos días azules cuando el otoño se convierte en fría primavera y la primavera en lumbre de hogar reconfortante. Las controvertidas “setas de Sevilla”, cobran el esplendor que los críticos le tenían vetado, respondiendo al absurdo de negar la evidencia; progreso y funcionalidad, frente a los perfiles recatados de torres, cúpulas y linternas clásicas. Pero no contaban con la estrofa del pregonero que más sutilmente cantó la Semana Santa de Sevilla, sin nombrar a ninguna cofradía, el bueno de Barbeito: “dicen que aunque no lo ensaya, dicen que se prueba un cielo y siempre es el de su talla”. El día de Santa Cecilia, celestial patrona de la música y de los músicos, se celebró ayer en Sevilla, como viene haciendo habitual de la mano de una Cofradía señera que ha plantado un vergel de acordes musicales, que el tiempo ha convertido en clásicos de sus distintas secciones de bandas consagradas. Bajo el entrañable título de Madre Cigarrera, se desarrolló el Certamen de Bandas de música, por causas ajenas, fuera de su marco habitual -el parque de los príncipes. Y fueron las tan discutibles “Setas”, el escenario que acogió al citado certamen, con un éxito de convocatoria y público indiscutible. Mira tu, que los sevillanos convertimos a Sevilla en la dama principal de nuestra mejor compañía; en la pareja más solicitada para el baile al son que nosotros mismos marcamos y Ella siempre responde. Que hasta resultaba inmejorable ese teatro al aire libre, Parsaol, de bóvedas aladas, que fijaban un dignísimo escenario en su natural decorado extravagante. Lucía, como hemos tenido ocasión de verlo ya en los días más santos, esta Plaza Mayor de Sevilla, tomada por los sevillanos, con ese mismo esplendor que no es susceptible a las formas y trazos de las bellas artes, sino al público que lo llena y hace de sus gradas y anfiteatro, escogido foro y núcleo habitual de concentración. El documento gráfico, queda ahí, para perpetuar la memoria e inmortalizar un enclave monumental, tan discutido como popular. Enhorabuena a las bandas de música, tambores y cornetas, agrupaciones, baterías, gastadores, y músicos en general, que nos hicieron sentir orgullosos del orgullo que supone para ellos, desfilar por el centro de Sevilla, y actuar en su Plaza Mayor. Enhorabuena a las bandas que saborean las mieles del éxito, rodeada de su impero “friki” y afición acérrima, por hacer las delicias de sus incondicionales que apuran hasta el final. Y por supuesto, enhorabuena a la organización y Hermandad, anfitriona del Acto, por continuar extendiendo el lenguaje universal de la música procesional en la cuna de la Semana Santa más perseguida.




domingo, 15 de noviembre de 2015

¿Que puede prometer el Paraíso?

Ninguna tierra prometida, debe provocar esta emoción; ¿Que estado de inconsciencia o delirio, puede empujar a un hombre  asesinar a sangre fría en el nombre de Dios? ¡que cinturón de odio o fanatismos es capaz de ceñir la cintura de un alma, para inmolarse matando a sus semejantes!. ¡que plato frío, es capaz de servir semejante venganza! ¡Que contrariado amor, puede morir matando! ¡Que amarga historia, puede sembrar tanto daño! ¡Hasta que punto puede endurecerse el corazón, para perder la noción de sus latidos! ¿Cuantas lágrimas hacen falta para anegar este pantano de putrefacción? ¡Cuantos inocentes  habrán de entregar su vida, para que otros dejen de sentirse culpables! La historia de la civilización, ha engendrado células de esclavitud; la esclavitud, ha engendrado células de odio; el odio ha engendrado células de barbarie; la barbarie ha engendrado la masacre; la masacre ha sembrado el miedo; el miedo ha generado en terror y así sucesivamente desde la noche de los tiempos, de las propias cenizas de esta destrucción del hombre por el hombre, ha surgido el ave fénix de la libertad. La libertad, madre de todos los derechos y obligaciones, le ha costado al hombre, sangre, sudor y lágrimas, el precio ha sido tan alto, como la miseria provocada por su afán de poder y control. La doctrina siempre es idéntica, un Jefe, un caudillo, un líder que al alcanzar el crédito, la confianza depositada y los votos necesarios, productos de un engranaje de propaganda espectacular basada en el más romántico sensacionalismo que, deslumbra a las masas y las hace ligeramente moldeables, desde el torno donde se cuece el famélico holocausto. La retórica de los históricos dictadores, nunca se la llevó el viento, al contrario, provocaron las peores tormentas, los más voraces tsunamis,  las más horrendas consecuencias. Repite la sagrada cita, como una profecía: Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla. Pero el hombre por el hombre, no ha cesado a lo largo de la historia de repetir el curso que nunca aprobó. No hay distancia bastante para separarnos a los unos de los otros. Los ricos y poderosos, creen que la burbuja del dinero y el poner los aísla de la realidad, esa realidad tan sencilla, como el reparto equitativo de los productos, la energía, la abundancia y los frutos que genera, la tierra que pisamos bajo el mismo cielo.Pero esa realidad tan sencilla, se camufla en la práctica, se disfraza en el tiempo, estableciendo barreras; la tierra se linda, se divide en parcelas, se adjudica al mayor postor. El hombre se hace propietario, por la fuerza y a  fuerza de su ambición. El propietario puede ser inteligente y hacer justicia de su inteligencia, permitiendo a sus semejantes, compartir los frutos de su riqueza, pero esta inteligencia genera intereses, a cambio del trabajo: Ganarás el pan con el sudor de tu frente. Mientras hay trabajo, no falta pan; mientras hay pan, no falta casa, el hogar hace la comunidad, la comunidad vela por la educación de nuestros hijos; los hijos ven felices a sus padres y atienden a sus enseñanzas y ejemplos...hasta que las condiciones de vida se recrudecen, producto de la ambición de los propietarios o por causas fortuitas o ajenas, como una pertinaz sequía o el advenimiento de cualquier siniestro imprevisto. Vuelve el miedo que habita en las entrañas del hombre, ante lo imprevisto, se encomienda al Dios de los elementos, la religión ha sido el recurso que ha tenido más a mano, la ceremonia, el rito, la liturgia y la invocación a las fuerzas implacables de la naturaleza, a los fenómenos que no explica, ningún tipo de ciencia y ahí es donde empezado a creer ciegamente, en el miedo, la condena, la fortuna e incluso la suerte. Con la fuerza de una fe que mueve montañas, luchamos ciegamente contra los que consideramos nuestros enemigos, contra los que señalamos culpables de nuestros infortunios. Volvemos a incivilizarnos, a la arenga de héroes o villanos, inventamos las armas de destrucción, pulimos los filos de la navaja y conquistamos la tierra que alguien nos prometió, después de habérsela arrebatado por la fuerza a sus propios dueños. Bien, esta es la asignatura de historia, que nunca hemos aprobado, el curso de la vida que repetimos constantemente, cada ciclo de 50 años, más o menos. Desestimando el santo evangelio de los profetas que predicaron un reino de vida, de justicia, de paz y de amor. ¿Es posible anunciar este reino utópico en nuestros días?...sí, pero empezando de cero; desde la cuna mecida por el amor que los padres llevamos dentro, para nuestros hijos. Desde las escuelas que no atienden a doctrinas ni sectarismos radicales. Desde la reconciliación, purificada por el perdón y dispuesta para el olvido. Empezar de cero, deponiendo las armas -malditas armas de destrucción, escondidas bajo el negocio que más fuentes de ingreso genera en el mundo- mientras un hombre empuñe un arma, toda la clase política y las políticas de toda clase, habrán fracasado. Mientras que los jefes de gobierno declaren la guerra, por más nobles y justos que sean sus motivos de defensa social y económica, habremos fracasado. Porque igual que se recurre a la frase tópica de "que la mejor defensa es el ataque"; la guerra nunca consigue la Paz gratuitamente, sino a un alto precio; revive el odio, aviva el miedo y de sus cenizas, resurge el Terror de los que claman venganza y están dispuestos a tomarla por cualquier mano que les ofrezca el Paraíso. Ningún paraíso se alcanza por medio de una guerra santa. Ya lo dijo el poeta: "Asesinar en el nombre de Dios, es llamar a Dios asesino". Se que hay que estar muy desesperado; que la vida es tremenda en la tierra prometida; que es dificil olvidar, cuando nuestros padres y antepasados han sido masacrados delante de nuestros propios ojos ¿o acaso no puedo llegar ni a imaginármelo?...pero los ojos de todos los hombres, son iguales en la pena, cuando están llenos de lágrimas, como están los de todos los hombres limpios de corazón; files o infieles de todas las condiciones y razas, cuando lloramos la barbarie de los que han caídos víctimas del terror. Que nuestros hijos no sean testigos ni un segundo más de esta lucha infructuosa, porque no hay Paraíso digno, para provocar este tipo de emoción. 


miércoles, 11 de noviembre de 2015

#Montando La MISERICORDIA



Era una palabra olvidada, borrada de la pizarra, de las clases de la antigua historia sagrada. Te sonaba a catequesis de primera comunión. Vagamente la recuerdas, haciendo un esfuerzo mental: La Misericordia, -si-, se que tiene que ver con las Bienaventuranzas, con aquello de los Misericordiosos. Tiene que estar relacionada estrechamente con la “miseria”, con la práctica del bien hacia los más menesterosos. Pero no se lleva, esa palabra tan larga, está olvidada en alguno de nuestros muchos bolsillos con la calderilla de una simple limosna. Tal vez la leíste impresa, en alguna de las jaculatorias que llevamos en la cartera, tal vez -si somos cofrades-, nos recuerda al Cristo titular de nuestra cofradía. La Iglesia está presta a proclamar e inaugurar, el año, consagrado a esta Palabra, a esta definición propia, que establece el deber de auxiliar al prójimo o hermano más necesitado; para los cristianos practicantes, supondría algo más que un deber: una OBLIGACION. La Iglesia que tanto y tan bién habla de sus pobres, parece no convencer con su  ejemplo, repetirá hasta la saciedad, esta palabra mayor que ya se viene anunciando como el tiempo de adviento. MISERICORDIA. Entre las polvorientas obras de Misericordia, se encuentra el -enseñar al que no sabe- los sacerdotes y pastores, se aferran a la primera obra espiritual y continúan imprimiendo carácter con la segunda -Dar buen consejo al que lo necesita- y siguen evangelizando con las siguientes: -Corregir al que está en un error; -perdonar las injurias-; -consolar al triste-; -soportar con paciencia los defectos del prójimo-; Rogando finalmente por los vivos y difuntos. La comunión de los santos -la oración comunitaria de Conventos, Monasterios y Prioratos, desde sus clausuras- se une a estas obras espirituales, en el convencimiento de sus nobles intenciones: fortalecer las almas de las miserias humanas y llenar de paz los corazones necesitados. Pero en nuestro mundo globalizado, tal y como ha ocurrido a lo largo de las intrigas palaciegas y las ruinas entre las que se ha desarrollado la cultura de los pueblos a lo largo de la historia- no basta con la oración y el predicado, continúa siendo necesario la conjugación del verbo AMAR, en su gerundio AMANDO, practicando las obras de Misericordia o llevándolas a la práctica, como siempre han hecho, los píos homes de todas las confesiones y los santos en particular. En pleno siglo XXI, no podemos conformarnos con la MISERICORDIA de funciones principales, predicada en sagradas cátedras, bajo el nimbo del incienso y la solemnidad apostólica. La Misericordia, ha de salir a la calle en procesión extraordinaria, practicando durante su recorrido corporativo, las obras humanitarias, que siguiendo el precepto divino, ejecutamos en la intimidad de una caridad mal entendida, que no quiere que la mano derecha se entere de lo que hace la izquierda. Habremos fracasado, mientras la labor denodada e ímproba de Cáritas diocesana, continúe emitiendo tan lamentables informes sobre la pobreza, sobre la nueva exclusión social que padecen los niños malnutridos, producto de los importados brotes de pobreza energética y pobreza laboral y pérdida de la vivienda familiar, como consecuencia de una crisis globalizada, que ha hecho del trabajo un lujo para algunos y un vergonzante gueto de precariedad para el resto de víctimas que hay que lamentar cada día que pasa. Habremos fracasado si en el inminente año que se aproxima, la Misericordia, sea esa necesidad incardinada, que cada quien y cada cual practica, por su lado. El Santo Padre, Francisco que tiene en su boca, palabra de ángeles, ha de coordinar, admitir y reconocer en su justa medida, la labor de TODOS los llamados y comprometidos con los Servicios Sociales, sea cual fuere el color, la confesión, la clase o condición de los distintos grupos y plataformas que la practiquen. Desde la consagrada Cruz Roja, hasta la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, TODOS somos padres e hijos de esta noble causa. La Misericordia no ha color, como el llanto y la hambruna de un niño, no se para ni entretiene en el restañar de platillos, la denuncia, la recogida de firma, el llamamiento de médicos sin fronteras y toda clase de ONGs, que claman, ayuda humanitaria, a través del fenómeno global de las redes sociales. Gracias a la Providencia, la comunicación es inmediata, directa, desbordante. No podemos apartar la vista ni escondernos en el sectarismo y la impunidad, rayana en el fanatismo. La clave está escrita en la carta de San Pablo a los corintios, sí para el que no la recuerde, aquella que se lee en la ceremonia del matrimonio. La clave está en el ejemplo que practican las entidades sin ánimo de lucro, no ha color político ni religioso posible, la clave está en la acción: Dar de comer al hambriento; Dar de beber al sediento -sobre la marcha, de manera inmediata, salir a buscarlos, están en la calle y casa, de los que no se atreven a acercarse a los comedores- la pobreza vergonzante y deprimida, que padece la incomprendida enfermedad mental. Dar posada al peregrino y sobre todo, vivienda a los sin techo -sobre la marcha, de manera inmediata, está probado que un hogar les devuelve la dignidad- ahí están los “sanjuanes de dios”, víctimas y coordinadores de las plataformas de afectados por la hipoteca, que devuelven a sus acogidos, la ilusión y la esperanza de que ¡si se puede!, cambiando lágrimas de amargura, por risas de comprensión y solidaridad -bendita Misericordia- la del pecador Miguel de Mañara y tantos otros- que trasciende todas las creencias y confirma, al mismo tiempo las palabras del mismo Jesucristo: “todos los que practican lo que nosotros hacemos, están con nosotros y no en contra nuestra”. Habremos fracasado -en el año internacional de la Misericordia- por más que asistamos a sus cursos y actividades culturales y cultuales, sus mesas redondas, sus ponencias y cátedras, sus exposiciones y logros, si pasamos de largo, frente al hermano que ha tocado el fondo de un cartón y duerme en la calle, habiendo órdenes hospitalarias, recintos municipales e incluso palacios vacíos. Habremos fracasado -sobre todo- si somos incapaces de PERDONAR al que nos ha ofendido- antes de presentar nuestras ofrendas en un altar. Habremos fracasado, si no respetamos la decisión de los atormentados que rechazan techo, alimento y vestiduras dignas, y no le ofrecemos siquiera una taza de café o caldo caliente. Desgraciadamente la pobreza se ha convertido en un próspero negocio, que pone de manifiesto las miserias humanas. Podría erradicarse por completo, con la quimera de una renta per cápita, equilibrada por las grandes fortunas mundiales, si se pusieran de acuerdo. Podemos soñar lo imposible, los hombres y mujeres de fe, estamos en ello, haciendo lo posible, aquello que está en nuestras manos: El mejor banco que ha creado el hombre, el Banco de Alimentos; voluntarios no faltan, todo el mundo reacciona frente al dolor, cuando ha sentido en sus carnes el mismo dolor que no le es ajeno. #MontemosMisericordia, de una vez, aunque sepamos que no será de una vez por todas, se basa sencillamente en proporcionar a nuestros hermanos necesitados las tres cosas fundamentales que está obligado a promover cualquier gobierno civilizado que se precie, sea cual fuere su tendencia, color o credo: Trabajo, techo y educación.
Todo lo demás prosperará cumpliendo con estas sagradas premisas. En el Año de la Misericordia podría ser posible, lo imposible sería no intentarlo siquiera. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

SEVILLA, CENTRO y a parte...

 todo listo, ya no falta nada...

 la otra "rampla" del Salvador
 caleidoscopio...
 las cuatro esquinitas de San José

 la de veces que hemos pasado
 montando la Misericordia...
 Salón Apeadero del Ayuntamiento

 No tiene edad...

"En la espero te esquina"...

   Tu eres la estrofa, que siempre remata mi verso. Siempre Ilustre por aquello de la luz y tus contrastes que son míos...siempre invicta, que que no dejas a nadie en paz, ni indiferente. Siempre sensacional porque nos llenas de sensaciones. Estos día azules de Machado y Cernuda, cuando el tiempo nos alcanza, tu eres el ansiolítico que calma la incertidumbre del exiliado, la fiesta sin guardar, que aplasta el tedio y la rutina, el esplendor efímero del incómodo e inconformista, La seda y el sedante que calma los pretines del aburrimiento....Sevilla, siempre lista, preparada, compuesta y mocita, para seducir en cualquier época del año.

viernes, 30 de octubre de 2015

Don Juan Tenorio de José Zorrilla (obra completa)





Don Juan Tenorio está compuesto de dos partes, la primera (una noche del carnaval de 1541) consta de cuatro actos y la segunda (una noche de 1546), de tres. La primera parte es una mezcla de comedia de capa y espada y de drama romántico. El primer y segundo actos se centran en el libertino, el burlador (la rendición de cuentas de la antigua apuesta y el cerco a Doña Ana). Los subtítulos que da Zorrilla a sus actos son significativos: "Libertinaje y Escándalo" y "Destreza".

El tercero y el cuarto ("Profanación" y "El Diablo a las puertas del cielo") más que del seductor -lo cual añade connotaciones del libertino-, giran alrededor del seductor seducido, del descubrimiento del amor y la frustración de no poder alcanzarlo.

La segunda parte entra de lleno en el género de la "comedia de magia", del drama religioso romántico. Argumentalmente sustentada sobre el tema del "convidado", sus tres actos ("La sombra de doña Inés", "La estatua de don Gonzalo" y "Misericordia de Dios y apoteosis del Amor") tratan sobre la muerte y salvación del protagonista, ya no un libertino ni un amante sino un rebelde contra la divinidad de la que se cree despreciado.

Uno de los elementos más constantes sobre los que se fundamenta el tiempo dramático de la acción es la reiteración de la noción de apuesta y plazo: Hasta la escena XII del primer acto se vive el suspenso del plazo de una apuesta hecha un año antes. En esa misma escena, se realiza una nueva apuesta para la que se da un plazo de seis días, pero que todo el mundo entiende que es de cumplimiento inmediato. La segunda parte, se inicia con el plazo general de una noche para que concluya la apuesta de doña Inés con Dios, que además se entrecruza con los pequeños plazos que suponen las dos invitaciones a cenar.

Los personajes representan sectores acomodados nobleza, clero, órdenes de caballería con sus costumbres y lenguaje propio de Sevilla.

El personaje de Don Juan

Don Juan es un personaje literario, de raíces bíblicas, un personaje que es parte de un mito popular hispánico que representa algo de la cultura medieval. Es un hombre aficionado a las mujeres, sin distinción.
"Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
Yo a los palacios subí,
Yo los claustros escalé
Y en todas partes dejé
Memoria amarga de mí."

Está representado por un noble sevillano mujeriego. Su criado es un villano, vive en la ciudad. El personaje femenino lo constituye Doña Inés, a quien con engaños, conquista. Don Juan es cínico, burlón, carece de escrúpulos para con las mujeres. Junto a él, hay un elemento cómplice, que se traduce en un deseo de inautenticidad, haciendo de él un hombre irreflexivo. Junto a estos, está el padre burlado, y los hombres asesinados por él en escaramuzas, es decir, Don Gonzalo y Luis Ulloa este último es el padre de Doña Inés que vuelve después de ser asesinado tras la invitación que el propio Don Juan le hiciere a cenar después de muerto, a modo de burla y desafío. En Don Juan encontramos un miedo a la muerte; el tiempo no pasa por él, aspira inconscientemente a la inmortalidad. Con esto también encontramos la idea de la intemporalidad.

En "Don Juan Tenorio" se salva don Juan, quien se redime por el amor (idea romanticista), a diferencia del don Juan de Tirso de Molina, quien muere condenado por sus pecados.
  • Música

    • "Till Eulenspiegels Lustige Streiche (Till's Merry Pranks), Symphonic Poem, Op. 28", de Philharmonia Orchestra (Google Play • eMusic • iTunes)

miércoles, 28 de octubre de 2015

Entrada destacada

MACARENA UNIVERSAL.... "Ya viene, La Macarena"

 Serie: #Pararse,ahi Cap 04