Cuidado con
los Fariseos; con los aviesos escribas, pendientes de lanzar la
primera piedra. Los ignorantes, los descelebrados “sabelotodos”;
los que asaltan y difaman, profanan y atentan contra la inteligencia.
Mucho cuidado con aquellos avizores que están pendientes de las
cosas de Dios, más que del cumplimiento de su palabra, la práctica
del perdón y el ejercicio de la Misericordia. -Protégenos, Señor-
de aquellos que saben las citas del Evangelio, para utilizarlas según
sus intereses partidista; Ateos expertos en teología; diablos de la
Fe -filium- sin obras. Si los unos se muestran como ultras y
radicales de un marxismo, que murió por su mala praxis en los brazos
de una Europa capitalista y atea, los otros -resentidos-, aún sueñan
con el brazo derecho extendido, mirar de cara al sol con la camisa
nueva de los viejos salvadores de dios y la patria. Cuidado también,
cofrades y capillitas, no vaya ser, que al rasgarnos las vestiduras,
nos pase como a los ancianos de Israel, que pensaron en sacar el Arca
de la Alianza (las cosas de Dios) para vencer a los Filisteos y
terminaron, vencidos y sin el Arca. Las Bienaventuranzas fueron
proclamadas en el mejor Pregón pronunciado en la historia; Sevilla,
experta en pregones y memorables pregoneros, tiene en D. Antonio
Rodriguez-Buzón, el listón más alto, posiblemente no superado.
Pero las Bienaventuranzas que proclamó el Cristo, junto con aquella
oración que el mismo nos enseñó: “Padre nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu Nombre”...además de ser
insuperable, está escrito para siempre, por los cuatro evangelistas.
Se lo puedan creer o nó, los que no practiquen, esto que viene a ser
últimamente lo más revolucionario: Seguir a Cristo...sí “Ecce
Homo” que presentado en Sevilla el Martes Santo, arrastra una
ingente multitud, encierra un “cuerpo místico” que igualmente
resulta increible de comprender en los tiempos que corren, donde
-francamente- el laicismo, no necesita absolutamente para nada a
Dios, aunque para bien o para mal, en el último de sus alientos, lo
tenga siempre en la boca. Bien, para este extraño cuerpo místico,
que no es otro que la Iglesia católica, existen unas obras de
Misericordia .grandes desconocidas, como su catecismo, aunque ahora
nos suenen un poco más con el jubileo de las campanas, en el Año de
la Misericordia. Para los más revolucionarios -los cristianos cuasi
subversivos de hoy en día- una de estas obras de Misericordia
(llamadas espirituales), en el más difícil todavía, nos exhorta al
Perdón más crudo: El Perdón exclamado por el Cristo de las
Misericordias a punto de expirar en Santa Cruz. El nos da la libertad
de Perdonar las ofensas, ¿incluso las ofensas a una Madre?...¡vamos,
venga!...que hay que ser prudentes como palomas, pero astutos como
serpientes...¿no lo dijo El, también?...¿no está escrito el ojo
por ojo...¡hasta donde, vamos a tener que tragar los
cristianos?...¡Pues hasta que nos duela!...¡incluso hasta
desangrarnos como El en la cruz!...Porque es verdad que está escrito
lo del ojo por ojo, pero El llegó más lejos, porque estaba
conferido por la Autoridad del Padre: “Perdonad a los que os
ofendan...poned, incluso la otra mejilla...porque si perdonais a
vuestros amigos, ¿que mérito teneis?...Perdonad a vuestros
enemigos, pedid por ellos...” Resulta absurdo, ¿verdad?,
incoherente, irrisorio...Pues bien, ahí está el Reino, el Reino no
de este mundo, sino de la Verdad y la vida, la misma vida ejemplar de
una Madre Santa de todos los sevillanos, y cuando se escribe de todos
los sevillanos, se subrraya de todas las ideologías y colores
políticos y sociales. Una Madre Santa, cuya descomunal obra,
maravilló y emocionó a los más radicales, ateos y anticlericales.
Tu y yo, sevillanos de historia y tradición, sabemos en el alma, lo
que Madre Angelita, diría de todo esto que estamos viviendo, de esta
sinrazón, de este atentado contra la inteligencia y la raíz más
profunda de un pueblo...Madre Angelita, no diría nada, no abriría
su sonriente boca , ante parecidas falacias, no perdería un ápice
de su entregado tiempo, consagrado a los más pobres y menesterosos,
simplemente -ruborizada y ligera-, correría, menuda y ardiente a dar
gracias a Dios y pedir por aquellos, que no saben, que no conocen,
que no han tenido la dicha de cargar con la Cruz e ignoran que cuando
desprecian la cruz de sus hermanos, Ella, la madre Santa de toda
Sevilla, AGRADECIDA, corre a recoger el peso de tantas ofensas, para
la salvación de nuestras almas. ¿Encontrais la diferencia?
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
viernes, 26 de febrero de 2016
miércoles, 24 de febrero de 2016
No daban fe
Y
continuaron haciéndose preguntas. Conocían muchas respuestas, pero
no acertaban la verdad. ¿Porqué, el nazareno, vestía túnica
elegante de raso, de costoso merino, de rico terciopelo...porque
capirote cubierto por el antifaz?. Un repeluco causaba la sombra
espigada del nazareno de ruán y esparto, negra silueta que se
prolongaba por el callejón, rajando la cal como afilada tizona. Aun
más miedo da el blanco nazareno con el cirio al cuadril. Antorcha
ritual en la noche de la cruz en llamas. La Cruz, siempre la cruz,
guía del camino de una penitencia que cubre los rostros del pecado.
Penitentes en medio de la gran expectación, reos sin condena;
descalzados voluntarios de cruz y rosario en la arena del circo de
las admiraciones. ¡Pregunta, pregúntame, profano en la
materia!...que tengo la respuesta en mis sentidos, todo tiene un
sentido: el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a
servir. Nadie tuvo mejor maestro, todos le seguían, decían de El
que tenía palabras de vida, quedaban admirados, pero no se lo
creían, no daban fe a lo que tenían delante. El era Yo soy; era el
Camino, la Verdad y la Vida. Precedido del honor de las bocinas
flamantes, con paños suntuosos. Inciensado entre las nubes más
fragantes, se presenta ante el Pueblo arrobado, absorto, conmovido,
que se santigua a su paso, pero continua sin dar crédito. La música
sinfónica pone fondo a una oración de asombro, distraida por las
andas refulgentes que lo llevan sobre los piés. -no se puede andar
mejor- por eso el corazón se para y los oídos no escuchan otra
palabra que no sea la emoción. Desde que se deshoja el azahar, ya
anda el pueblo redimido; no ha lugar para aclamar su entrada en
Jerusalén, ya va Despojado de sus vestiduras; dejado de la cruz que
abrazaba en el Porvenir; orando en los confines de un Altozano. No
hay Pena más grande que sus Penas, sin embargo ya estamos dando
Gracias y Esperanza y su Muerte hacemos Buena, por el Amor del Padre,
silencio que desprecia la Amargura y al mismo tiempo la torna en
apología de música en alta noche. No habrá otro templo lleno, la
ciudad se ha hecho catedral de aire libre, con abside de estrellas,
sobre el altar de un paso, se inmola el Cuerpo y la Sangre de Cristo:
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; Sagrada
Cena, abarrotada de público; Señor yo no soy digno de que entres en
mi casa, por eso te quedas en las calles, repartiendo la Eucaristía
de tu imagen, imagen de Dios invisible que queda esperando en el
vacío del Templo. La pregunta nos sigue respondiendo
afirmativamente, pero puede que no sea la verdad. El tiempo, no se
mata por saber, permanece en perpetua cuarentena, anunciando Tu
muerte, proclamando tu Resurrección, la penitencia llega a su máximo
esplendor, en medio de la gran expectación del público que abarrota
las calles. Pero el templo está vacío, esperando que vuelvan los
fieles, lástima que no sean todos los que parecían convertidos
llenando las calles.
lunes, 22 de febrero de 2016
Alguien dejó en la tierra
Las
vísperas: esa dulce espera que termina cuando ya ha pasado todo. Se
vive soñando vivir y cuando despiertas, crees que has soñado lo
vivido, o vivido lo soñado. Todo es poco, para lo grande que es el
misterio; ver para creer y no dar crédito a lo que estás viendo. La
cruz nos gruía, sobredimensionada; oriente y occidente, norte y sur,
repartida por todo el universo; alzada, parroquial, exaltada, sobre
el gólgota, pero nunca arriada en un suelo sin claveles. Bajo el
cielo de la Misericordia, en la penumbra claustral, donde se condensa
el aroma del incienso, la cera virgen, blanca radiante, crema
bruñida, satén tiniebla; caridad azul del baratillo; verde humildad
brillante, negra azabache, morada estrella, ingresa en la prisión
del farol transparente; nacida ayer, inmaculada, esclava del gallardo
candelero, dichosa novia del airoso guardabrisa. Duerme el pabilo
hecho un nudo en la ladera; sueña la luz ser mecha ambulante que
oscile al compás; llama de vida. Alguien dejo en la tierra, aquello
que no precisará en el cielo, seguro de alumbrar la gloria bordada
por las manos que firman el arte con hilos de seda y oro. Alguien
fundió las primeras hileras, en medio del vergel, donde guirnaldas,
campanillas y racimos, perfuman la mano del que llama y puso nombre
de hermanos que entregaron su vida para emprender el vuelo de la
“levantá” eterna. Cuando todo se encienda, en el día tan amado,
la luz tendrá llamas con nombre y apellidos, ofrendas que aún
descansan en la Paz de niños refugiados; latidos desesperados que
sueñan encender la escala que los alumbre, admonición de un mundo
apagado, que espera prender la llama de justicia. Nuestro auxilio es
el nombre de María, gimiendo y llorando en un Dolor sin más
consuelo que su divina hermosura. Este sin vivir por tan alta espera,
muere a las plantas de la Bienaventurada Madre; Candelaria intacta,
selva virgen perfecta en diseño y geometría, esperando la hora del
filial alumbrado, para consumirse en lágrimas de amores vivos,
efímeros, susceptibles del clavel que los sofoque, cuando, sin creer
que ya ha pasado, arda todo, para alumbrar mañana.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Ha llegado la hora
He dejado
mi yo en la orilla, algunas veces -muchas veces- se me escapa, como
niño inseguro que hace rabona, Es que no se lo cree aún, tiene sus
dudas, no entiende el misterio, aquello de la Encarnación, la vida
eterna, el cielo y el infierno, las almas benditas del purgatorio. Y
sale a relucir mi yo, como el merecedor de todas las gracias; como si
fuera preservado del pecado inmortal; como si fuera digno de la
infinita misericordia del padre. El yo, sabe que el amor es una
fiesta, un banquete de nupcias, un baile exquisito, donde no puede
faltar la primera persona del singular. Pero no sabe el yo, que no da
nada, que no ofrece más que el sí mismo y cuando escucha la palabra
se queda plantado, abandonado por su propio egoísmo, petrificado por
ese Soy que descalza y hace clavar las rodillas en la tierra, para
cargarte con la cruz de ceniza, que te recuerda que eres polvo y te
conmina al arrepentimiento para creer en El. La cruz de ceniza,
parece que se la llevará el aire, pero cuando la tomas y lo sigues,
comienza a pesarte como un plomo que horada tu hombro e inclina tu
cintura. El yo de esa cruz, solo se deja abrazar por el tu que ama,
por el que está dispuesto a cargar con las penas del próximo, es un
peso que duele, que va cuesta arriba, que tropieza y cae -hasta tres
veces- pero que se levanta, cuando agobiado por tanto sufrimiento,
vislumbra a su alrededor la fuerza de la compasión, los frutos del
árbol de la fe, que caen multiplicados por la oración de los
santos; por las obras de misericordia; por la bendición y el oleo
sacramental. El yo no cae en tierra y muere -queda infecundo- “pero
si muere da frutos”...”el que se ama así mismo en este mundo se
pierde y el que se aborrece así mismo en este mundo, se guardará
para la vida eterna”. ¿En quien confiar?...ya has visto el reino
de los locos y lo que su príncipe te ofrece: Gula, oro y riquezas,
poder y ejércitos mercenarios. Mi yo, sigue buscando placeres en la
carne -Venus efímera- la fe de los diablos que miran su propio
interés. Tu has venido a la orilla, no has buscado, ni a sabios ni a
ricos, me has mirado -sonriente has dicho mi nombre- amor que quiere
seguir amando, yo quiero amarte, porque tu Amor no se engría, toma
mi yo a cambio de tu infinita misericordia.. “A tí Señor, levanto
mi alma. Dios mío en tí confío. No quede yo defraudado”.
viernes, 29 de enero de 2016
Sesenta cumplidos
Querido
niño; ¿a que mundo vienes? Que dá miedo pensarlo. Muy pronto verás
la luz, luz de la sala de parto, encendida en luminaria de lunas de
flúor blanco. Antes de abrir esos ojos de placenta legañados,
descubrirás sobre el pecho de tu madre, aquellos brazos, que ya
serán de por vida, las amarras de tu llanto. Escucharás la alegría,
que del gozo de los labios, sale en cascada de risa, por cuantos te
acompañamos...Déjame que te imagine, hoy cumple 60 años, quien sin
saber que jugaba, jugó a jurar, tan temprano ante el altar del SÍ
QUIERO, un compromiso sagrado. ¡Que ilusión de sacramento! -cuesta
arriba y cuestionado- por la edad tan repentina del Amor apasionado.
¡Que ilusión tan ilusoria! Un hogar sin meditarlo, para que pensar
en ello, si el Amor no es mal pensado. Si el amor no tiene planes,
más que el plan que está en las mano de Aquel Señor que nos fía,
Amor sin pedir a cambio. Y así llegó el primigenio, con nombre de
Rey, Fernando, a limar las asperezas, a estrechar todos los lazos, a
unir a todo el que tuvo, cualquier duda al abrazarlo, porque un niño
es como un dogma de fe, con pan bajo el brazo. Y así llegaron los
otros, varones que cumplen año, en la cosecha de octubre y en el
noviembre dorado. La escalada siempre es brusca, cuesta arriba, cada
paso, sin mirar al precipicio que van dejando los años, cuando la
cima te asusta y el vértigo del fracaso, hace que pese la vida, más
que coronar el alto.
Déjame
que te imagine, -hoy cumple 60 años-, quien no se dio por vencido de
los que nunca apostaron, por la fe del buen camino y si ambicionó
-fue algo así- como hacerle frente a las deudas que contrajo, con
sus fuerzas de flaqueza, parca moneda de cambio, a lo mucho que
exigía la obligación en su pago. El tiempo da la razón que no
entienden los diablos, porque corazón no tienen, pero el corazón es
sabio y siempre encuentra razones, donde la razón no extrajo.
Siempre la fuente da agua, donde el amor llega ávido -de sed- a
beber el agua, fresca que brota del caño. Y así tantas veces fue a
la fuente el viejo cántaro, que se rompió en el deseo de ver
cumplido su encargo. Aguas benditas rompieron, el más esperado
parto, la niña más deseada, el sueño soñado tanto, se hizo
realidad un día, la noche de aquel verano...¿recuerdas? Lo
prometistes, al 33 de tus marzos, la misma edad que tenía, el Gran
Poder del Calvario.
No hay
Dios, que pueda con El, la Verdad que declinamos, mirando hacia el
otro príncipe, que tanto nos pide a cambio. ¡Pídeme que soy muy
rico!, adórame y ten prestado, este cuerpo que es de culto, ríndele
culto sagrado; Toma y mírate al espejo, no importa lo reflejado: si
tu no te ves, hermosa, te pongo el mundo en tus manos; la ciudad de
los potingues; el reino de los calzados, los tacones imposibles, los
pechos más deseados, las caderas más sinuosas y el culo más
torneado. Y créetelo para siempre, nadie más que tu, ¡cuidado!
Que si no
crees en ti mismo, ¿con quien irás confiado?. Reconoce que en el
mundo, no hay quien de más, ¡por Dios Santo!...ten ambición,
lucha, pisa, compite, gana, y pasando, lo de más es lo de menos; el
éxito asegurado, después, si acaso, el dinero lo compra
todo...¡Diablos!
Déjame
que te imagine, hoy cumplo 60 años, no tengo edad para hablarte como
lo tienes de claro, este presente que rinde culto al Ego idolatrado.
Ni tampoco soy tan viejo para no ser escuchado; aunque mi ejemplo no
cunda, ni mi consejo avalado. Sólo me mueve la Fe, que es un don
tan agraciado, que si siembras su semilla, da un fruto multiplicado;
no es que acerque la Montaña, es que solo con un grano, semejante a
la mostaza, hace auténticos milagros. La ofrecí a los dos
primeros, nietos, que sabes que amo; y la presté en mis oídos,
abiertos para escucharlos y se la miro en sus ojos brillantes,
siempre brillando y en su olfato de sabuesos en guardia curioseando,
y le sale por sus bocas, dando gracias con vocablos, que no son
dignos de un niño, sino del Padre más sabio. Con la Esperanza que
es Virgen, madre de los sevillanos, vengo a recibir al niño, que me
traes como regalo...déjame que te imagine...¡no puedo ni
imaginarlo!...mi niña, tan deseada, dando luz, si hasta hace un
rato, la recogía del colegio..¿recuerdas?, si era ayer, cuando -tu
primera comunión- y ahora me encuentro esperando; esperando
nuevamente, la luz que está despuntando. Será esta noche, mañana,
tal vez mañana o pasado, quien lleva sangre de Reyes, tiene el
séquito formado, para rendir sus honores, bendecirlo y
adorarlo...¡que viene Dios con nosotros! - ¡que nombre más
inspirado! - Enmanuel, Manuel querido- ¡cuando tu quieras, aquí
estamos!
miércoles, 20 de enero de 2016
"Madrugá" en la U.C.I.
La imagen de la “Madrugá”
es el Silencio, la Santa Cruz en Jerusalem alzada para proteger los
santos misterios de nuestra religión con el ejemplo de las cofradías
maestras de nuestra Semana Santa. Y no el escándalo al que ha
llevado una situación que requería compromiso, compostura,
sacrificio y humildad. La imagen de la “Madrugá” es la zancada
portentosa del Gran Poder; imponente, aplastante, rigurosa e
inapelable. Y no la tibieza de espíritu; el choque frontal,
la,oposición y la soberbia de presumirse perjudicado. La imagen de
la “Madrugá” es sin duda, la Esperanza, el intercambio de ideas
y propuestas que faciliten el entendimiento y hagan posible, levantar
al Cristo tres veces caído, por los propios intereses, sirviéndonos
de Cirineo para alcanzar la cima de un consenso que exige la entrega
máxima y la tolerancia cero.
No hace falta acudir al
recurso fácil del ser hombres de iglesia, cualidad de la que se
debía presumir y sobre todo dar testimonio, como cristianos. Pero
aparentemente, los hermanos mayores de la “Madrugá”
-independientemente las razones que han esgrimido, pensando en los
intereses y el bien de sus respectivas corporaciones- han emborronado
la feliz convivencia y armonía fraternal que requiere la jornada más
universal de nuestra Semana Santa. No habrá sido por falta de
diálogo; por falta de reuniones; por presentación de planes
alternativos, por magistral trabajo, en el buen oficio de Diputados
Mayores de Gobierno, que sin duda se habrán exprimido los sesos, por
ajustar horarios e itinerarios...pero ya puedan hablar el lenguaje de
los ángeles, si no hay caridad y amor; si no se trabaja para sí,
pero en beneficio de los demás, todo queda en la casa sin barrer. La
imagen que se ha ofrecido de la “Madrugá” ha quedado dañada,
perjudicada en su esencia, en su doctrina a merced del escándalo y
presa del escarnio mediático, que sirve de carnaza a los carroñeros
que aguardan frotándose los picos, para arremeter contra un ambiente
social y político bastante contaminado. Si los cofrades y
cristianos, no estamos por la labor a que nos exhorta el papa
Francisco, sobre todo en este año jubilar de la Misericordia: “por
Tu Dolorosa Pasión; misericordia Señor...” Si los Hermanos
Mayores, con sus juntas de Gobierno apiñadas, no se ofrecen
-incondicionalmente- a proclamar las grandezas del Señor, sea cual
fuere el tenor de su sacrificio; aunque sean las que siempre
continúan siendo las más sacrificadas -sin nombrar las que todos
sabemos- con la humildad, con la infinita humildad de crear en las
demás corporaciones dependencia, siempre de las más perjudicadas,
para así, testimoniar la grandeza que se puede alcanzar con la
humildad: “que más puedo hacer por vosotros”. Da igual que
tuviera que alargar mi itinerario, si el rodeo beneficia a mis
hermanos, ¡bendito sea!. Da igual que permutara mi sitio -siete
veces- hasta setenta veces siete, si con la permuta beneficio a mis
hermanos, ¡bendito sea el Señor! Da igual si mi recorrido y
horario, resulta vertiginoso...por un año -ad experimentum- merece
la pena probar el ejercicio de caridad, por el bien de todos. Y si
resulta imposible, la intención, la buena intención y el sacrificio
es lo que basta. Pero si se logran los beneficios perseguidos y se
consigue la gracia del acierto, por el sacrificio desinteresado de
cualquier hermandad que se preste, habremos dado el testimonio que
todo el mundo espera de las Cofradías sevillanas., que no es otro
que la Misericordia en este año jubilar, que está pidiendo a
gritos, desagraviar la imagen que estamos dando de la “Madrugá”
única y en comunión: la noche más hermosa.
domingo, 17 de enero de 2016
La Verdad, es el Misterio
Por que se
que existe, yo me lo imagino: El Amor; el amando; el amado. Los tres
tiempos del verbo que busca la verdad: el Misterio. El Amor, que
interviene en nombre del amando y exclama con toda seguridad: “haced
lo que El os diga”. El amado que ordena llenar de agua las tinajas
y el agua que se convierte en vino bueno, frugal, oloroso de la mejor
cosecha. Diferentes pareceres y un mismo espíritu; diferentes
culturas, distintos puntos de vista, hacia una misma dirección. Se
conocieron, escuchando la Palabra; la buena nueva que une, que
abraza, que ilumina, que sostiene, que alienta, que anima. Tuvieron
sus dudas, le asaltaron los miedos, le sorprendieron las
vacilaciones, pero nada ni nadie podía arruinar la fortaleza
construida por la Fe. Si, es verdad que había que seguir viviendo en
un mundo hostil, competitivo, vertiginoso ahí afuera; pero la
Esperanza de encontrarse al caer de la tarde, cansados de sus
obligaciones y deberes, era muy superior al cansancio. Si, es verdad,
que los consejos que recibían, que los anuncios publicitarios, le
ofrecían unos productos tan irresistibles, tan encarecidamente
necesarios, que era casi imposible rehusar a su consumo, si no
querías verte incomunicado dentro del imperio de la desazón. Pero
sus respectivos corazones, solo latían para la comunicación directa
de mirarse a los ojos, frente a frente y descubrir, que el brillo de
una mirada, vale más que todos los “pixeles” que encienden la
aplastante multitud de las móviles pantallas.
Sentían la
soledad que inundaba las calles de gente hablando sola; muchas veces
en voz alta, cruzando las miradas en el vacío de cada cual
escuchando cada tema, con los oídos tapados por auriculares. Los
pasos de cebra, no daban a vasto para cruzar ensimismados, jugándose
la vida entre el estruendo de los coches. ¿Donde vamos, Amor, amando
así de tan absurda manera? Yo te miro y tu te sonrojas. Tu me miras
y yo me agito. “¿Que tengo yo contigo, mujer?” Todavía no ha
llegado mi hora. Pero sé que a mi Amor, nunca se le ocurriría
encelarse, sino es para demostrar más que te quiero. Y tu sabes que
tu Amor es de madre, que intercede siempre, que nunca se despecha;
que no habla si no es para alabarme, bendecirme, adorarme, fundirse
en mi pasión que es la tuya, convertir el agua en vino, el mejor
vino para el banquete de boda, festejando siempre, el júbilo de una
vida unidos por el sacramento. No, ¡calla Amor! Que nos toman por
locos, por sepulcros blanqueados, por escribas y fariseos; que nos
acusan de anormales, que nos tachan de débiles mequetrefes, de
añejos perdedores, abatidos en el pulso de esta absurda batalla. No
puede ser tan sencillo, tan humilde, tan simple...sobre todo cuando
el hombre ha luchado tanto por complicar su existencia, por entender
el pensamiento, por cultivar el don de la palabra escrita que quede
para siempre impresa en sus libros inmortales. Pero sabes, Amor, tu
bien lo sabes, que han muerto en la utopía de la nada, sin saber de
cierto a quien dar gracias, creyéndose ser el Dios a quien se
resistieron vivir en semejanza, como si ellos no fueran hijos del
hombre. Se que existe, yo me lo imagino, cuando he visto en sus ojos
el fuego de la ira, la soberbia inflamada, el reproche soez, cuando
te han ofendido tanto, que no has sido capaz interpretar de donde
viene tanta acidez, tanta urdimbre de duelo acumulada. Y todo es tan
sencillo, que se cura con un simple abrazo, con la fe de un niño y
el espíritu limpio de dar al frente, dos pasos: “Haced lo que El
os diga”...conjugar el Amor, Amando, Amado, los tres tiempos del
verbo, la verdad del misterio.
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