el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
lunes, 10 de abril de 2017
viernes, 10 de marzo de 2017
naturaldesevilla: "BARRABASADAS"
naturaldesevilla: "BARRABASADAS": ¿A quien quereis que suelte, a Barrabás o a Jesús el nazareno?... ¡¡A BARRABÁS, A BARRABÁS, A BARRABÁS!! El delincuente se...
domingo, 6 de noviembre de 2016
LA INCONTESTABLE REALIDAD DEL MÒVIL
foto, El Correo web
Conviene
hacer la señal de...digo no olvidarse del móvil: al salir de casa;
(cacheo los bolsillos, llevo el móvil). Al entrar en la...digo en el
trabajo (dichosos los que están en nómina más de una semana,
ganando 500 al mes)... antes de comer,( repaso el móvil, reviso mis
grupos de wasap, veo las 300 fotos de postureo faceburil, algunos
vídeos de caídas del imperio vándalo, que sean virales; compito en
la carrera de los dolores de mi familia; recuento a ver quien gana en
barbitúricos; me embobo con las divas y divos que están de la
muerte, que sencill@s) y antes de
dormir, repito, sobre todo al verme en alguna necesidad, tentación o
peligro, que es prácticamente, el resto del día. Después tengo la
desfachatez de exclamar: ¡No!, si yo no utilizo el móvil apenas,
solo para saber como está mi gente, que si no los llamo o envío un
wasap, de mi no se acuerdan. Y ahora me vienen, -ahora pasa-, lo que
está pasando, al enfrentarnos con la cruda realidad, -que como bien
sabemos, supera a la ficción- El móvil, forma parte de nuestras
vidas, como lo forma nuestra pareja; nuestros hijos; nuestros nietos
y/o, nuestros mejores amigos. Digamos que es, nuestro DNI; el
elemento que más nos distingue y al mismo tiempo nos une, la
etiqueta de “anís el mono”, según Chiquito, o el graduado
escolar de mano, título mínimo e indispensable para encontrar un
sitio en esta vida, o dicho de otra manera, como predica mi
presbítero de cabecera: el refugio de la más absoluta soledad en la
que han sumido las nuevas tecnologías al hombre, en los últimos
tiempos. Pero seguiremos, negando la evidencia, como Pedro negó a
Cristo; como aquella mentira humana, que convirtió a los
documentales de la 2 en leyenda, como la vergonzante confesión, de
que solo veo “Salvame” por entretenerme, poniendo como lamentable
excusa, la violencia de los telediarios y la baja calidad y exceso de
sexo, que genera el cine español o la infumable programación de
tve1. Bueno, no todo es verdad, pero la verdad es un espejo en el que
nos miramos y cuando nos miramos a ese espejo, espejito mágico, la
realidad nos muestra la cara de lo que somos. Eso es lo que hay, no
hay más ciego, que el que no quiera ver. La salida extraordinaria
del Señor, para presidir el Pontifical, organizado por el CGHHyC ,
con motivo del cierre del Año Jubilar de la Misericordia -del tirón
me ha salido- aunque algunos -no lo reconozcan- EL SEÑOR ES EL SEÑOR
y no hay más que uno, el que manda en Sevilla para España y la
humanidad. Ese mismo SEÑOR, que ha congregado, la más ingente
multitud que se haya echado a la calle, en todos los tiempos de la
historia de esta ciudad santa -hablo de memoria en voz alta- nos ha
mostrado, además de la imagen viva de Dios encarnado, andando por
sus calles, como el que anduvo en el mar, la otra cara de la moneda,
el dichoso móvil estereotipado, que clamaba, levantando al unísono
el multicolor objetivo digital de sus pantallas, la llegada del
Señor, para inmortalizar su paso. Los ciegos -dice el Evangelio- no
podían ver al Maestro y por ello gritaban: ¡Jesús, hijo de David,
bendito de Dios, TEN PIEDAD DE NOSOTROS! Pero hay que estar más
ciego todavía, para no ver pasar al SEÑOR de Sevilla, o dejar de
admirar el Milagro de verle ese instante preciso que pasa por
nuestro lado. Tu crees que la invasión silenciosa de los móviles,
apuntando al SEÑOR, es capaz de restar atención a la incontestable
catequesis que estaba impartiendo el Maestro por las calles de
Sevilla. Sí, todo pasa y todo llega, ahora resulta que les molesta
la marejada de móviles a aquellos que estaban acostumbrados a
levantar impunemente sus cámaras con el dichoso zanco -entonemos
pues humildemente el mea culpa- el mea culpa que se alzaba en su
escaloncito metálico, para captar la foto soñada, de manera
arbitraria, inopinadamente, sin respeto al personal, que también a
la bendita imagen, por supuesto. Haberlos hailos, como las meigas,
Dios guarde a los que siempre respetaron al respetable, buscando el
buen sitio -sin molestar- alzando el escalón sobre la pared o
pertrechándose juntos en gradas accesorias y reservadas para su buen
oficio. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos con la mejor
naturalidad -aunque la invasión silenciosa- sea de lo más
desnaturalizada que se conozca. Es una realidad y como tal imparable,
hasta que por sus propia inercia, caiga al abismo que le
corresponde. El Señor, había que sentirlo y vivirlo, como se vivió
y sintió bajo el mismo cielo rendido a sus plantas y tanto fue así,
que además de vivirlo ¡Dichosos porque somos salvos en la Fe de
acariciar el mismo aire que El respira, en el vaivén de su túnica!,
sin dejar de rezarle, como quiera que cada uno reza en su corazón.
Nos lo llevamos a casa y lo compartimos y multiplicamos -Bendita
imagen-,, con quienes no contaron con la suficiente salud para
verlo. Personas mayores, enfermos, impedidos, presos, desesperados,
que aún están gozando -estamos gozando- con lo captado por esta
invasión de móviles. Gracias a las nuevas tecnologías, como
gracias – siempre y en todo lugar, vaya por delante- a la labor
encomiable de los reporteros gráficos y tantos y tantos
profesionales, con los que tuvimos la suerte de gozar, -no solo la
presencia viva de Dios por la nuestra Jerusalén-, sino el don
magnífico de la ubicuidad-, disfrutando de todo lo largo y ancho de
su recorrido y sus momentos irrepetibles: La música de “Ione” en
el Andén; Su visita a las Hermanas de su Cruz y su paso por
Montesión, a los sones de la Pasión. Todo ello, además de la dicha
de haber escuchado su Palabra elocuente en respetuoso silencio, lo
llevamos en el móvil -cada uno cuando más lo necesite-, como
antidepresivo y eficaz ansiolítico, para revivirlo en la dulce
intimidad de nuestros hogares. Si hoy y para siempre, vimos o
escuchamos a Dios, no endurezcamos el corazón. Así sea.
foto blog naturaldesevilla: EL SEÑOR DE LA LUZ
foto blog naturaldesevilla: EL SEÑOR DE LA LUZ: TRASLADO DE VUELTA JESUS DEL GRAN PODER, AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA
http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com.es/2016/11/el-senor-de-la-luz.html
http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com.es/2016/11/el-senor-de-la-luz.html
viernes, 4 de noviembre de 2016
foto blog naturaldesevilla: SEÑOR, TANTA FALTA NOS HACES
http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com.es/2016/11/senor-tanta-falta-nos-haces_3.htmlfoto blog naturaldesevilla: SEÑOR, TANTA FALTA NOS HACES: TRASLADO DEL SEÑOR A LA CATEDRAL AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA.
lunes, 31 de octubre de 2016
Nadie te ha mirado así
Supimos quien era, sin necesidad de preguntar ...
La indiferencia se presenta como el nuevo Poder que domina al individuo y lo hace dependiente de los tres verbos más irregulares: desear, tener, exigir. El Gran Poder, verdadero, continua firme en su zancada, siempre de frente y presente en el sagrario de su basílica, su imperiosa imagen -cuerpo y sangre de Ntro Señor Jesucristo- es la hostia consagrada que se eleva sobre la montaña de la soberbia humana, para enaltecer a los humildes y limpios de corazón: Este es el Cordero de Dios, que sana todas las enfermedades del mundo, dichosos los llamados a las plantas del Señor. Sevilla, sabe lo que tiene en sus altares y por eso se muestra a veces, tan ombliguista y orgullosa. Es una ciudad, donde la Fe, ha convertido sus obras en maestras, de las bellas artes, por eso el arte en esta “Roma triunfante en espíritu y grandeza”, ha llevado a sus paisanos a encontrar a Dios, a través de la belleza y convertir a sus creyentes, en aventajados cristianos que saben que sin el Dolor y la cruz, no solamente, no se llega al arte en toda su plenitud, sino que hasta se acierta a comprender el misterio de la Resurrección . Consciente de ese Magisterio, Sevilla guarda y custodia, el Gran Poder, en cuyas manos dúctiles y aferradas al madero, está la ciencia y la conciencia de la felicidad y la Paz interior. Un evangelio que se lee en su mirada: “venid a mí, los que estáis cansados y agobiados...porque mi yugo es liviano y mi carga es ligera”. Un evangelio en pié, que dicta sentencia sin juzgar, más allá de la misericordia y el amor: ¿Que he de hacer para salvarme? “Abandona tus bienes, dárselo a los pobres, ¡VEN, toma tu Cruz y sígueme! Es una doctrina, tan fácil e intratable, que por eso Dios, se la ha revelado a los humildes y sencillos, antes que la puedan asumir, los sabios y poderosos, para llevarla a la práctica. Y el pueblo de Sevilla sabe cumplir fielmente, la Gracia que supone, plantarse ante el Señor, sostenerse por unos eternos instantes, en su omnisciente mirada y dejarlo todo en sus Manos, sin que del corazón rendido, salga otra intención que el suspiro velado, por una emoción que trasciende las lágrimas. En presencia del Señor del Gran Poder- no se reza, ni se pide, ni se conjuga cualquier oración, rogativa, plegaria. No existe otra jaculatoria, que no sea, acercarse, rozar su túnica, besar con unción la espiral devastada de su sobresaliente talón -divina enseñanza que nos legaron nuestros padres- para aumentar esa fe, que nos hace sanos y salvos, al menos hasta volver a nuestros hogares y enfrentarnos -con las pilas cargadas- a las contrariedades de la vida.
Después de ver al Señor, practicaremos la virtud o caeremos en el olvido, pero nunca tocaremos el fondo de la indiferencia. Aunque los tiempos, no sean los más propicios para creer, siempre tendremos el dedo de la incertidumbre, dispuesto a introducirlo en la llaga de su cercanía. Aunque el lujo fosforescente, la comodidad implantada, el deseo inyectado por las venas del consumo y el placer impuesto por la aplastante religión que da culto al cuerpo, nos ofrezcan el paraíso tentador que nos promete el Príncipe de este mundo siempre tendremos la libertad de acercarnos al oasis de San Lorenzo, refugio de los angustiados, ansiosos y desesperados, pero también, morada que nos indica el camino de la verdad y la vida. Bien puesto lleva su nombre, Aquel que carga la Cruz de todas nuestras culpas; morada -como Santo Viernes- es la túnica rasa de Aquel que dio la vida por nosotros -a la hora de la Misericordia-, hora santa que se ha quedado varada en el tiempo, para que todos los viernes del año, acudamos a su Adoración perpetua, porque sus ojos están inmensos del amor misericordioso que alivia y conforta la pesadumbre de nuestra mirada. Todos los caminos de la necesidad humana, conducen a El, el Espíritu de Dios con sus inefables dones, se concentra en su portentosa Imagen, pero cuando a El llegamos, reconocemos nuestra miseria retratada en los ojos de su Augusta Piedad y su Gran Poder nos destrona de todo indicio de soberbia; de todo gesto de autocomplacencia, de cualquier amago de vanidad. El es y todo en su presencia está dicho, desde el “Yo soy” que hizo rasgar las vestiduras de los fariseos, hasta el “Este es mi hijo amado en el que tengo complacencia”. Jamás nadie ha visto a Dios, ni la Luz de su rostro, pero en Sevilla se sabe, que el rostro visible del Dios invisible, vive bajo el mismo cielo, que atiende nuestra Aurora de cada día y contempla la puesta del mismo sol que fenece por el poniente, reconocemos a este Dios verdadero, mucho antes de estrenar la razón, cuando entre el asombro y el susto, la inocencia de un niño lo señala en brazos de su padre. Después, puede que la razón, aumente nuestra Fe o la Fe, languidezca con la razón al tiempo que nos hacernos mayores, pero nunca perderemos la certidumbre de haberlo y gozarlo como el Señor, Aquel que todo lo puede y en cuyas manos está el poder y la gloria, El Señor que se muestra cercano en lo cotidiano, saliendo a nuestro encuentro en la visita de cada viernes, presidiendo el Salmo Miserere que sus hermanos alumbran en la tiniebla de sus cirios oferentes: “Tenme Piedad ¡Oh Dios! Según tu Amor, por tu inmensa ternura, borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa y de mi pecado”. En la plenitud de su dolorosa Pasión, se echa a la calle para anunciar su Reino, le sigue una gran muchedumbre, cuyo imponente silencio, hace que sus andas resuenen en nuestros corazones absortos y sea su zancada, soberbia y racheante, el milagro instantáneo que nos salva en la fe. El Gran poder sale, para los que no le conocen; para los que no le han mirado nunca de cerca; para los que lo ven cruzar, lejos de su elocuente silencio, desde el murmullo que rompe la noche a favor de la curiosidad de los incrédulos que se preguntan: ¿Quien es Este que congrega en la unidad y despierta tanta admiración?. El salió sin proponérselo cuando más se necesitada, Salió a hacer milagros improvisados, visitas personales, íntimas e inesperadas que se convirtieron en leyenda. Desde que bajó a Sevilla, inspirado en las gubias celestiales del insigne Juan de Mesa, firmó la historia, estableciendo el antes y el después de su Gran Poder. Cientos de miles de personas, se hicieron fieles, sin más cursillo ni catequesis, que la unción sagrada que derrama su bendita imagen., aprendimos la lección de su santo evangelio viviente, sin necesidad de oir de sus labios, otra palabra que no fuera la Piedad, la Misericordia, la mansedumbre que transmite su aplastante firmeza. Como no podía ser de otra forma, con toda la humildad que conlleva, tenerlo presente siempre por unanimidad y aclamación popular, El Gran Poder de esta Sevilla universal por católica, saldrá en su paso procesional de Viernes Santo, para cerrar solemnemente los actos de este Año Santo, que el Papa ha consagrado a la Misericordia. La Misericordia, una palabra que se mide y concentra en sus catorce obras, como un via+ crucis, que culmina en el triunfo de la gloriosa Resurrección de Cristo, por los méritos de su Pasión y Cruz. Misericordia impregnada en el rostro del Señor del Gran Poder, Cristo vivo -Corazón de Jesús- que derrama el verdadero amor misericordioso. Aquel que nos recuerda la obligación cristiana de “dar de comer al hambriento...dar de beber al sediento...dar posada al peregrino,,,vestir al desnudo...visitar al enfermo y redimir al cautivo”. Aquel que nos juzgará por el Amor de haber consolado al triste...dar consejo al que lo necesita; corregir al que yerra...sufrir con paciencia los defectos del prójimo...enterrar a los muertos. Aquel que bajando de su camarín, arrastrará las masas; derribará del caballo a los Saulos que le persiguen, para obrar el peregrino milagro de la conversión; y con toda su majestad y gloria, abrirá los cielos que perdimos, para renovar las promesas de un credo multitudinario en manifestación de Fe, alentados por la comunión de todos los santos. Cuando el Gran Poder se pone en marcha, se levantan nuestros corazones, se rompen las barreras que nos separan; el perdón se abre paso -porque nadie te ha mirado así- con tanto Amor, con tanta perfección en el conocimiento de las miserias humanas, con tanta piedad ni infinita Misericordia. “Tuyo es el Reino, tuyo el Poder y la Gloria, por siempre, SEÑOR”
jueves, 6 de octubre de 2016
No habrá Paz, para los que no crean en ELLA
No habrá Paz, hasta que
el hombre se convierta, como el mosto en vino nuevo, hasta que los
pacíficos, siembren la semilla de la conciliación en el huerto
donde se recrean las nuevas generaciones curadas de pretéritas
memorias. Hasta que la misericordia y no las buenas razones, ni el
sacrificio inútil, se demuestre con las obras corporales y
espirituales; hasta que la mentira, aplastada por la luz de la verdad
en libertad, descubra que la guerra es un fracaso, se mire desde la
punta cardinal de donde se mire. No habrá Paz, hasta que la
industria armamentista, reconvierta su universal arsenal, en
productos de fogueo, para el ocio de la humanidad que hace colas en
un parque temático de atracciones de feria. Y desde el Porvenir, en
el esplendor del tiempo, los blancos encalados barrios de la vida,
tracen alineadas de naranjos las calles, por donde pasa la Reina
primorosa de la Paz perfectamente igualada. Mientras tanto, no habrá
otra Paz, que la que se corona, con reflejos purísimos de plata
cincelada por nuestras buenas intenciones, coronada por la devoción
de los hijos que mamaron la blanca leche de una túnica nazarena,
siguiendo una Cruz de miel, con cantoneras argénteas que paso de
padres a hijos. No habrá más Paz, que el fin de una guerra
fratricida, fundamentalista, energúmena y fanática, que lleva a los
pueblos a la ruina, bendice los crímenes contra la humanidad, les
promete el paraíso de las huríes o absuelve a los soldados del
asesinato reciproco o colectivo. Si esta cerrazón no termina.,
habrá Paz condicionada por la distancia que separa oriente de
occidente, Una paz, disfrazada de mentiras políticas, que iza la
sábana manchada por los sangre sobre un tronco arruinado en el
suelo. Una Paz derramada por la piel de los más débiles, que orada
la geografía de los países menos prósperos, de bases atrincheradas
y puntos estratégicos, donde se almacena la riqueza que se le niega
al pueblo. Mientras tanto, reclamando esa Paz antigua como el hombre,
se hechará al vuelo la Paloma mensajera; la Reina indiscutible, la
siempre Bienaventurada Virgen, que en Sevilla, como en todos los
hitos de la perseguida cristiandad, tiene pena de Dolorosa. Pena de
cruz, entre sus dulces manos, colmo de la misericordia, dispuesta a
recorrer el camino de su coronación popular. Pero ¿todo vale para
coronar esa Paz que junto a la Trinidad , reina Coronada en la vida
Eterna?, No todo no vale, porque en este Valle, las coronas
canónicas, cuestan más para unas Vírgenes que para otras,
suponiendo que todas las Imágenes Marianas y benditas están
consagradas a la misma Dignidad.. Todo vale lo que cuesta creerlo, o
pagarlo con limosnas, dispendios empleados para para mantener viva la
mermada industria de la Orfebrería y maquear la cara de la
misericordia que va sobrada de obras y escasa de contenido. Pero todo
se da por bien empleado, cuando sirve sobre todo a una causa perdida.
La Paz imposible, no ha dejado de llorar en la tierra, el llanto
famélico de las víctimas principales de la guerra; los más
débiles. La Paz siempre incumplida, huye de Siria, muerta de miedo
en el rostro de las madres de Jerusalén. La blanca enseña de la
mayor quimera del mundo, enjuga la Pasión y Muerte de los niños de
Alepo. Una Paz inaccesible que se desgrana y expande, haciendo añicos
de metralla, sembrando el terror, como un gran puzle, imposible de
reconstruir en su retablo vandálico de cerámica polvorienta. La
última letanías de la Señora, la que inmediatamente alerta a la
familia, tenía que ondear su bandera blanca, el sueño de la Paz,
desde su nido del Porvenir, como un último recurso, de los últimos
recursos más llenos de buena voluntad, que de justicia, que esgrime
la Iglesia de Sevilla, en la tierra de María, en el año de la
Misericordia. Aunque fuere una semana y costase, lo mucho que valió
la Pena de ver, camino de la Catedral, su tálamo de albas
transparencias, fundidos en un parque, edificado entre pabellones y
flora neogótica, que hacía juego con una orfebrería digna del
jardín de las delicias. No habrá Paz, ni a largo y a corto plazo,
solo será una semana de alto el fuego, pero tan alto, como las
marías enrizadas que custodian a la Reina y tan profuso como la
diametral candelería de nácar que abre el cortafuego, que nos lleva
por el único camino posible, la dulce calle del centro del palio,
que destrona a los poderosos y enaltece a los humildes. Aquel
magníficat, que todas las generaciones proclamaron Bendita; Hija del
Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo, que entre
sollozos musita la Paz que está con todos nosotros, para que la
regalemos y distribuyamos fraternalmente. De esta Paz, que no hay
otra que se precie, por auténtica y verdadera, por humilde y
Piadosa. De esta Paz nacida en el Porvenir, como todo lo que tiene
Vida eterna, tuvimos hace días, presencia en toda su Realeza
Coronada y a Dios que la disfrutamos, por la ciudad histórica de
Placentines, Alemanes, Avenida y Palacio consistorial, donde la
lluvia tan deseada, calló como chuzos ingrávidos de perfumada
precipitación. No habrá Paz, hasta que el mundo la copie, como
mapa del tesoro en toda su geografía. Ella sigue siendo el futuro
aparcado por el bienestar del hombre, en el viejo olvido de la Fe.
Ella es el Porvenir y el porllegar de la única PAZ posible en el
mundo, con Pena de Dolorosa.
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