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viernes, 18 de diciembre de 2015

ESPERANZADOS ¡Puerta de la Misericordia!


Sales al encuentro de la Esperanza, como un niño que sale de clase, ansioso por respirar el aire de la libertad, como si te faltara. Esa es la Esperanza; estar pensando en Ella, desde que amanece el día XVIII, el ¡gran día de la Esperanza! Los Esperanzados, nunca vimos a la Virgen con pena de dolorosa, fuimos nosotros los que lloramos al verla, pero de emoción. Los Esperanzados, nunca vimos a la Virgen lucir su mejor manto -el de Juan Manuel, Carrasquilla o Borrego- ni le vimos lucir la toca histórica, ni la saya de las corbatas; ni la medalla de Sevilla, ni la aurea presea de la coronación, Los Esperanzados nunca reparamos en como luce sus joyas más preciadas, los exvotos que donaron sus ilustres fieles, porque al llegar a la presencia de la Esperanza, Ella es la que reluce más que el sol; la que resplandece más que el fulgor de todos los metales preciosos; la que irradia en su rostro más luz cegadora que todo el arte suntuario con que sus priostes la engalanan. Te acercas y se va colmando el vaso de Esperanza, como la gota que lo hace resobar y un temblor, como aquel que sentiste el primer día, sacude el cuerpo de todas las edades que se paran en la eternidad de sus ojos, esos grandes ojos melados, que se clavaron para siempre en tu corazón y devuelven a tu mirada, la Vida, la Dulzura y la Esperanza nuestra de la antigua Salve. Los Esperanzados, encontramos antes sus Plantas, la silenciosa respuesta para todos; para los que piensan que hay más, después del momento ingrávido en que la tienes de cuerpo presente en el paraíso eterno de su Gloria; Mucho hay de incierto, en el futuro cierto con que te retiras, iluminado por su Gracia. Poca felicidad existe fuera de esa Fe que, creyendo en lo que No se ve- ha visto con sus propios ojos a la Madre. Oirás murmullos lejanos, en boca de los pontífices del pesimismo, los que atacan por todos los flancos en la guerra de la derrota, pero tu caminarás en volandas guiado por el Espíritu y fortalecido por la Esperanza, que nunca te fue ajena, ni te falló, porque la Esperanza en esta bendita tierra, tiene siete faros encendidos permanentemente, para que no te pierdas en lo último que perdido todo, nunca se pierde. Por eso los esperanzados no tienen edad, sino la risa impertinente de un niño que se acerca asombrado: “Sinite párvulos venire ad me”, en los brazos de una primeriza madre transida de emoción; la edad de un padre orgulloso que posa a su retoño en el manto de la Bienaventurada; la edad de una vecina absorta, que pide a los monaguillos, le pasen la humilde estampa por los hombros de la Esperanza; la edad de la juventud informal y a su aire ejemplar y respetuoso, que se queda pasmada, delante de la Virgen, contemplando minutos eterno la luz de su rostro, hasta que a veces, le tienen que llamar al orden; la edad de los que vienen más allá de Sevilla, con el gesto admirable de intercambiar sus lágrimas marcadas de intenciones y encargos; la edad de los suspiros hondos que resuenan por las naves del templo, haciendo nudos para atracar las palabras inútiles; la edad de la expresión unánime de todos los fieles que forman una espesa cola de Esperanza, contando los pasos del Santo Rosario hasta llegar a Ella; Esperanzados de todas las edades de la vida, cuando la vida mantiene el don de la memoria intacta y reciente. Porque la Esperanza, no solamente no se pierde, sino que no se abandona en el lecho de la enfermedad; la Esperanza se levante como Lázaro y acude sostenida por las muletas de una fe inquebrantable; se presenta a la cita ineludible, sentada en su silla de ruedas, empujada por los que creen a pies juntilla que esa Mano extendida por todo el universo, está dispuesta para que la Esperanza nos eche una mano de por vida: “Venid aquí benditos del Padre,hijos de mi hijo,,,los que estáis, tristes y cansados” Como aquel hombre Esperanzado a sus más de noventa -dieciochos de Diciembres- que se acercaba al presbiterio apoyado en su bastón y escoltado por los custodios de la Esperanza. Quería estar el anciano un rato sentado frente a Ella en los bancos de la alfombra...yo se lo que le dijo a la Virgen, en esa conversación de hermano y vecino antiguo del barrio, no es difícil adivinarlo: Gracias, Esperanza, porque su Fe lo ha salvado, a pesar de los nubarrones de la vida; pese a tantas adversidades, impedido y decrépito en los brazos del dolor; el anciano embelesado la estaba viendo con los mismos ojos de aquel niño, que limpiaba su mano con el pañuelo; con los mismos ojos de aquel joven esperanzado, que contrajo matrimonio delante de Ella; los ojos emocionados de tantas madrugadas, mirando y rezando bajo el capirote; los mismos ojos con que miraba y continúa mirando a la Bella, su más bella Esperanza, con la certeza de marcharse al viaje, para encontrarse en el Paraíso con esa misma Cara, la cara de la Esperanza, la Esperanza de los Esperanzados.












La ESPERANZA no llora cuando la encuentras, eres tu el que llora, cuando la ves.



jueves, 18 de diciembre de 2014

ESPERANZA NUESTRA



Yo se madre, que hay gente muy desesperada, yo mismo un día apunto al palio de tu cielo para descender  otrora,  a las más oscuras profundidades de las trabajaderas. Gentes que aferradas a tus manos para no caerse, reniegan ante el sol deslumbrante de las joyas, el escozor que padecen sus carnes expuestas a la intemperie. Yo se madre que hay gente triste con razón y razones muy tristes, para volver la cara hacia tus ojos de misericordia. Gentes, cuyo quebranto no aguanta las colas que va formando la fe, porque su carro vacío está pendiente de guardar otra cola; más fría, más incómoda, pero más necesaria. Personas maltratadas por la vida, que se han ido apagando a la sombra de los trabajos más duros, más ingratos y peores remunerados.


 Saben que hoy es la Esperanza, el señalado día de la máxima expectación de la sua Belleza, pero están cegados por el resplandor del tesoro, más que deslumbrados por la gracia espiritual de una Reina. Están aturdidos ante tanto esplendor; ante tanta riqueza expuesta en los alardes del arte y se siente indignos, en la frustración de contemplar a la humilde doncella, a la niña turbada que iba camino de Belén a lomos de un borriquito. Dentro del cielo basilical, los hombres hablan el lenguaje de los ángeles, no han dormido esta noche de vela y montaje. Es el paraíso, donde en los bancos se sientan las almas conmovidas, extasiadas, suspirantes, oferentes, transidas por una emoción de lágrimas incontenibles. En ese momento, en esa distancia sin espacio ni tiempo, que uno recorre para sentir el roce de la Esperanza -dicen- que se olvida todo, porque el cuerpo presente de la Madre, es una aparición que nos transforma y eleva a otro plano.



 El beso, no lo das tu, lo recibimos nosotros del mismísimo aliento de la Esperanza. Después en el infinito de ese instante en que te encuentras con sus ojos: ¿que le puedes decir, de Madre de Madre...que le puedes contar de hijo a Madre?. Ella le ha puesto a tus lágrimas el reflejo de la Esperanza; a tu desesperación, el consuelo del llanto compartido; a tu oscuridad y desánimo, la luz de una sonrisa milagrosa que es la clave de su misterio, el misterio de la vida...y ya no has visto más porque todo lo ha pormenorizado Ella. El oro de su corona, el preciosismo de su manto; las joyas que decoran su prendedor, han sucumbido ante la grandeza del rostro que le da sentido a tu angustia vital, poniéndole nombre propio a la Esperanza. Cuando salgas de allí serás otra persona, aunque la cruda realidad intente persuadirte, con la presencia en la calle de los mercaderes del templo; los que tienden su mano en la puerta, mendigando las monedas de la pobreza en el umbral del paraíso. En este día, por muy mal que te vaya, la Esperanza te ha devuelto a la vida, su espíritu te hará efecto inmediato porque ha ido directo al corazón y el corazón tiene razones, que la razón no entiende. Ese beso de Amor, ya no hay quien te lo quite.









martes, 27 de mayo de 2014

BODAS MACARENAS

En la vida solo cuentan las sonrisas y las lágrimas; de sonrisas hablan poco los hombres y mujeres que esconden tanta pena en las pantallas inexpresivas de las gafas de sol; de lágrimas los ojos llenos como mar salada, ojos que no ven más allá de la resaca del amor, cuando se vuelve desventura o la carga es tan pesada, que no hay corazón humano que la resista. Cuentan también que el cansancio no es la causa elemental del trabajo, sino el efecto de un vacío existencial que no logra la suficiente libertad de pensamiento, para soñar o evadirse. Cuentan en fín que los sentimientos de las personas, son en todo tan iguales y distintos, como la delgada línea que funde risa con pena, perfilada en el semblante único de la Esperanza. Los que dicen creer en el Dios tan verdadero o conveniente, como el dominio o descaro de sus propias palabras, cuentan que la Esperanza, no tenía porqué salir, cuarenta días después de la Madrugada, que nos hemos vuelto locos, porque es verdad, que Ella, es la única que puede conseguirlo, porque es la única que puede permitirnos el lujo de ser lo último que se pierde, en la ciudad que vive como puede, porque puede vivir como Ella quiere. Salía de Boda, puede alguien ponerle vallas al paraíso...cuentan que fue a las 14,30, mejor dicho, a las 15, hora de renacimiento. Mas cuando Ella Sale -como dijo el poeta- “traspasa la muralla y la florece”. 



Sonó Coronación de Pedro Braña y
 repicó jubileo
 el bronce de su espadaña.
 Bajo el Arco resonaba;
 “ya pasa la Macarena”
 que son  notas que componen
 la chicotá más perfecta. 
Manda Antonio Santiago
 sin apartar la mirada
 de la Niña de sus ojos y
 al cielo con la Esperanza
 es un clamor bajo el paso,
 que el cielo con Ella alcanza.
 Cruzó Resolana al caso,
 sin prisas pero sin pausa 
y todo aquel que la viera,
 llorando se preguntaba:
 ¡que pronto pasa la Virgen
 con lo que cuesta esperarla!.
 Se fue por la calle Bécquer,
 buscando la calle Parras,
 la arteria con sangre verde
 donde el barrio se desangra
 para ofrecerle a la Virgen
 lo mejor de cada casa.
 Mas cuentan los eruditos
 de las ligeras palabras;
 “allí fue donde la Virgen;
 entre vítores y palmas; 
entre mantones colgados,
 entre un cielo de guirnaldas,
 entre las coplas del rezo
 y el esplendor de las marchas
 y los llantos y suspiros
 y el tenor de las plegarias
 y las manos temblorosas
 que quieren tocar sus andas,
 se perdió en la apoteosis
 de un diluvio que cruzaba
 la lluvia por los balcones
 en copiosas petaladas.
 Y sin embargo, la Niña,
 no se quedaba parada,
 sus maniguetas le abrían
 paso a todas las miradas
 que se quedaban absortas
 en la rosa de su Cara
 y sin embargo, la Niña,
 siempre de frente avanzaba,
 al son del mimbre y cintura
 que la llevaba en volandas...
¿Cual fue el misterio, la culpa
 del retraso que acuñaba..
.porque todos se preguntan,
 si la vimos como pasa
 -perfume de exhalación- 
caricia de la mirada,
 realidad de un mismo sueño
 que despierta en la Esperanza?...
Hora y media Omnium Sanctorum,
 desde la Cruz a la gracia;
 desde el toque de centuria
 hasta los juncos de plata
 -hora y media, nada nuevo
 bajo el sol, de tantas ansias.
 Y al verte venir de nuevo
 en la pleamar anclada,
 a la deriva; filial
 de los que tanto te aman;
 se paró el tiempo otra vez
 y el espacio no ganaba
 para contar ¡MACARENA!,
 tantas veces, tantos: ¡GUAPA!

Así que de inexplicable,
 resulta ponerle vallas
 al paraíso en la tierra,
 como horario a la más SANTA;
 que todos tienen razones
 y la lógica es exacta, 
donde manda el corazón,
 no hay razón que entienda nada.
 Si la Virgen se perdió,
 entre Rosario y Sor Angela,
 se dió por bien empleado
 la espera injustificada.
 Sevilla la perdonó,
 si en algo hay que perdonarla,
 porque entrara a ver la novia
 del Jueves Santo y hermana;
 que la Niña iba de bodas
 de bodas cincuentenarias
 y al salir de calle Feria,
 que es su calle soberana
 ¡Milagro y Visitación!
 -a saber quien la esperaba,
 como su Prima Isabel,
 ¡Amargura coronada!:
 ¡vaya fruto tan bendito,
 sabe Dios de lo que hablaran!



En la vida solo cuentan
 las sonrisas y las lágrima.
 Cada vez, más convencidos
 cuando la tristeza alcanza
 a un corazón compungido
, no le sirve para nada,
 llorar, si no es de alegría,
 delante de la Esperanza...
y si no la ves, la buscas
 y si la buscas la hayas
 y si la hayas, la tienes
 delante y cuando la alcanzas,
 verás la felicidad
 orbitando en su mirada
 y reflejando en la tuya
 la felicidad soñada.
 Ya se que todo es pomposo
 alrededor de su malla,
 del vellocino de oro
 que la envuelve con mil ráfagas,
 que el hombre en su vanidad,
 no reparó en ataviarla 
con los más grandes tesoros
 de las artes suntuarias..
.pero si te fijas bien, 
en su entrecejo de malva,
 lleva tu queja encendida
 y la de todo el que clama:
 clemencia, piedad, justicia,
 fortaleza y la templanza; 
la templanza del que sabe,
 que un sólo Dios la ideara
 para dejarla en Sevilla 
y en cuando la Niña salga,
 el pueblo se haga con Ella
 y por Ella se deshaga. 
Si se te pierde de nuevo,
 esta Niña mejorana,
 perla de San Gil y novia
 en el balcón de la gracia,
 no la esperes, 
ve a su encuentro
 y quédate con su cara, 
no te apartes de su vera, 
que no hay cansancio que valga
 al nombre de ¡MACARENA!
 Nunca pierdes la Esperanza.

miércoles, 14 de mayo de 2014

La Macarena, enfadá



La buena nueva no es que la Macarena cumple 50 años de su Coronación Canónica; Ni que sale -como debe salir y merece su universal devoción- en Solemne y triunfal Procesión Extraordinaria a la Seo hispalense. La noticia es que la Macarena Sale el anunciado día 24 de Mayo, para trasladarse a la Catedral y estar de jubileo hasta el día 31, que volverá a ser trasladada a la Plaza de España para presidir el Pontifical de tan esperada efeméride y después (¡ay que calor, que calor!) dirigirse a la Universidad, recorrer los claustros de las distintas Facultades y descansar a modo de siesta en el Paraninfo, para finalmente -salir sobre las 18h- y pasearse por toda la ronda histórica de la ciudad en olor de multitud. Un recorrido que, con el mayor de los respetos, hacia sus hijos macarenos, me parece tan ostentoso como prolongado, que busca el lucimiento, de una bendita Imagen que no necesita más alardes que repartir Esperanza en un mundo tan lacerado por la crispación. La noticia pues, no era la celebración y el gozo de alcanzar un día tan esperado; ni ganar la indulgencia del año jubilar macareno; ni asistir a los actos y cultos organizados por la hermandad para tal fin; la noticia era que la Macarena iba a cobrar cinco euros por las sillas habilitadas en la Plaza de España para el público asistente al pontifical. Noticia que sin ser sometida al menor de los contrastes, hacía saltar las alarmas en las redes sociales, provocando un auténtico “tsumani” que hizo temblar los cimientos de la hermandad. La noticia eran las dimisiones; el comunicado disuasorio emitido por Palacio a ese respecto; el fuego cruzado de descalificaciones y la confusión y el malestar que nublaban una efeméride histórica, como si algo o alguien tratara de cobrar más protagonismo de quien es la Imagen por excelencia de la Devoción mariana de Sevilla y toda la cristiandad. Todo ello, sin conceder a la hermandad el aliento necesario para confirmar o desmentir oficialmente semejante aluvión de rumores. Parece que se hizo la calma, cuando la corporación emitió el correspondiente comunicado aclaratorio, pero el daño ya estaba hecho. La prudencia y el timbre señorial que siempre ha caracterizado a la hermandad de la Macarena, hacía aguas por todos lados, quedaba en entredicho, desde el mismo día que su junta de gobierno electa, celebraba con algo más que júbilo su victoria en las urnas. Los trapos sucios, lo que antes se discutía y lavaba en charlas de tabernas, trasciende ahora por la chabacana inmediatez de las redes sociales; las palabras puede que se las lleve el viento, pero lo escrito, escrito está y nos hace esclavos de nuestros propios comentarios. Vivimos en una sociedad que ha perdido parte de su dignidad por la ausencia de trabajo u ocupación; tenemos la lengua ligera y el pensamiento lento, las noticias vuelan a la velocidad de la luz, la luz de la pantalla de un móvil en manos de quien apunta, dispara y cuelga la foto para el titular inminente. En un país que acaba de asesinar en la calle a un cargo público por venganza y continúa mezclando “churros con meninas” en artículos de opinión que fomentan el odio y la destemplanza; los cofrades debemos permanecer inmerso en la humildad, cuidando mucho las formas y no imponiendo nunca nuestro criterio devocional, con demasiados alardes de ostentación y delirios. La Macarena es un canon de la medida, el estilo, el buen gusto y los sentimiento, que la Noticia gozosa del cincuenta aniversario de su Coronación; no sean; ni su salida romera, ni el prolongado y excesivo tiempo de procesión por las calles; ni los beneficios espirituales que genere dicho acontecimiento, puedan suscitar el más mínimo atisbo de negocio a costa de la caridad. Ténganse los medios de comunicación y sobre todo, los pseudo periodistas del papel morado que llenan las páginas de contenido cofrade, de publicar titulares como el de las “SEIS cuadrillas de costaleros -SEIS”, porque de lo contrario, el nombre Macarena, como el de San Esteban y otras hermandades, aparecerán en los buscadores como: “Venta de sillas a cinco euros” o el famoso vídeo del gamberro que propició un puñetazo a un señor mayor a la salida de...¡¡LAMENTABLE!!

domingo, 24 de octubre de 2010

ALBUM DEL MACARENO ROSARIO




En los celestes del cielo
Hay matices inventados
De primavera en otoño
Zafiro, azules, cobalto.
Rosario de madreperlas
perlas del Santo Rosario
Que se desgranan en cuentas
Vespertinas al ocaso.

En la Resolana estepa
Hay delirio de topacios
Celestes de Ave María
Con un Niño que en sus brazos
Duerme un turquesa inocente
Con sueño Tres veces Santo.

A la nana Macarena
La noche se ha abierto paso
entre el rubor de la luna
Que hendió las varas de nardo.
Y en el manto de la Virgen
Enmarcada bajo el Arco
El azogue del lucero
Bordó a realce un Rosario.

domingo, 19 de septiembre de 2010

MADRE PURISIMA DE LA ESPERANZA

LA MACARENA POR LAS AVENIDAS.-




Pasarán mas de cien años, muchos más, para que el camino de la cruz, se cubra con la sonrisa de la santidad o la santidad de una nueva sonrisa, brote en el rincón más olvidado por la indolencia del hombre. Para las alpargatas de la caridad la distancia no es olvido, saben llegar por parejas sobre los pies con su costal de estameña, allí donde la necesidad es dominio de la gracia de Dios. Yo no sé si será un sueño o realidad íntima de la ciudad donde es posible que se produzcan los milagros, pero si sé que la Esperanza es el camino más corto para guiarnos.



 La Esperanza es fuerte como Torre de David, radiante y hermosa como Torre de Márfil, anclada en las orillas del rio grande de la fe y peregrina embajada de los grandes acontecimientos. Madre Purísima que resuelve por juicio sumarísimo, todas nuestras dudas e incertidumbres y dicta la Sentencia más justa y unánime. La Esperanza quiso estar allí –como en lugar de siempre, presente- y atravesó la distancia olímpica que separa predicar la caridad a los más poderosos con el ejemplo de practicar las obras de misericordia. Marchó al encuentro de Madre María Purísima por las avenidas donde residen los más deprimidos –los dominios de la Cruz de Santa angela- las sendas del olvido que visitan diariamente las limpias de corazón por parejas arrastrando las alpargatas de la caridad. Nadie lo creería, si no es al ver en la nueva madrugá de este viernes de gloria, la refulgente Esperanza perdida y hallada por las extensiones de su más vastos dominios, repartiendo la gracia de su bendito nombre. La Reina y Señora de las huertas, fertilizando los campos alfombrados de asfaltos; llenando las glorietas inhóspitas, estrechando las rondas donde nunca tuvo cabida el cuidado esplendor de su estética ni la suprema expresión de su hermosura y atravesando el puente que despide la ciudad del río, como un gigantesco arpa, a cuyas cuerdas arrancó la luna los más dulces maitines a su paso. Bendito sea el glorioso acuerdo entre la Esperanza y Madre María de la Purísima, ese guiño que le hizo la caridad vestida de estameña al memorable curso de la hispalense historia.


 La Cruz alzada de los desposeidos, que alcanzó la Esperanza hasta los hospitales; el milagro que hizo posible la realidad de tantas oraciones, de tantas lágrimas, de tantas emociones contenidas en la noche cuajada de intenciones. El olor de la santidad impregnado en los nardos de cada esquina por donde pasó –para siempre jamás- la Esperanza, con su mezcla sublime de sonrisa y de llanto. Pasará más de cien años –muchos más- pero el camino más corto hacia la cruz, continuará siendo la Esperanza: Madre Purísima que nos muestra que la distancia, nunca será obstáculo para llegar a los más necesitados, aunque la caridad empiece por uno mismo y termine por los más próximos.



miércoles, 8 de septiembre de 2010

"No nos lo vuelvas a hacer"

Que no me gusta que salgas fuera del tiempo que prescriben tus sagradas reglas, es un hecho, otra cosa significa que esté-soñando-… con el día 18. La humildad que caracteriza a las Hermanas de la Cruz y la solemnidad de la beatificación de Madre Purísima, merecen que le brindes el beneficio de tu sublime presencia. No me gusta que salgas de manera Extraordinaria, porque contigo –en las calles de Sevilla- nunca se sabe cuando vas a volver. ¿Te acuerdas de aquello que recitó Manolo toro?: “Te fuiste pa cuatro días/tardaste 7 en volver/Madre mía, Macarena/no nos lo vuelvas a hacer”…Anotado queda el día en los anales de la pasión; que por aquí se sabe que la pasión, no nos quita el conocimiento, sino que además profundiza en la metafísica y hace realidad nuestros sueños. Porque un sueño será verte a la hora de la madrugá de un viernes de Septiembre; dicen que será las tres de la mañana, pero no hemos olvidado que de la mañana eres Tu, la estrella más deslumbrante y por eso no hace falta ponerte otro palio más que el cielo.

Demasiado bonito imaginarte, sin más tálamo que el arco bordado por una centuria imaginaria de reflejos, cruzando Don Fadrique como la que camina por su antigua casa –el hospital de las Cinco Llagas- parando los relojes de la leyenda hasta alcanzar la Venta de los Gatos, donde ni el mismo poeta imaginó que volvieras como luminaria golondrina, a su rincón tu perfume dejar…Anegando de Esperanza las avenidas –quien se lo iba a decir a Alberto Jimenez Becerril- mártir de sus propias ideas y creencias- que tú llegarías a bendecir con tu presencia la inmortalidad de tantas víctimas de la sin razón. Más como el mundo es un pañuelo y en Sevilla está prendado de encajes, puros encajes de bolillos le parecerán a tus perplejos hermanos y vecinos, contemplarte por la inhóspita glorieta Olimpica, cuando la omnipresencia solemne de tu palio se cubra de añiles turquesas celosos por aclarar la mañana y te pierdas por el soñoliento vergel del Parque del Alamillo, incapaz de dár crédito a tan Celestial Grandeza paseando por esos lares. Será como un sueño convertido en increible realidad; un Dios te salve María indescriptible, rezado en el rosario de una Aurora histórica, que hará dignos los sitios de un recorrido tan inédito como evocador. Una vez dentro del Estadio Olímpico, Madre María de la Purísima, hará suyas las palabras de Tu prima Santa Isabel: “Llena eres de Gracia, el Señor es contigo y bendita Tu eres, entre todas las mujeres”.
Sevilla entonces, quedará en vilo de tu regreso al barrio; pero eso es ya otra historia que espero vivir para contarla…mientras tanto –aunque no me guste que salgas- será ¡demasiado bonito soñar con el próximo día 18!

lunes, 21 de diciembre de 2009

miércoles, 17 de diciembre de 2008

LA MACARENA Y SU LIMPIADORA

A la rendida memoria de Doña Victoria Sanchez; ejemplar limpiadora de la capilla de la Esperanza cuando radicaba en San Gil.



Victoria sabía que aquel Besamanos sería el último que la Virgen celebraría en San Gil; lo había escuchado en las comidillas del mercado de la Feria, donde las hordas de la sinrazón no dejaban de amenazar con las quemas de símbolos y recintos religiosos, considerado elementos desafiantes y ostentosos frente a las calamidades que padecía el pueblo. La buena mujer, respetaba las opiniones que se extendían por todo el barrio, pero no entendía a ciencia cierta, qué tendría que ver, sacrificar nuestras más seculares tradiciones, ni las Iglesias donde se habían bautizados todas aquellas familias, en beneficio de tan desesperada situación social. Por eso aquellos días señalados del meridiano de Diciembre, Victoria se afanaba con la algofifa puliendo el frío mármol del presbiterio de San Gil, como queriendo borrar, los malos augurios y rumores perniciosos que circulaban por la calle. Llegó el día tan esperado del Besamano de la Esperanza; la Virgen lucía todo su esplendor , festoneada por la magnificencia de lámparas y velas que decoraban el efímero escenario, perfumado de escogidas flores, excelentemente dispuestas en sus ánforas y basamentos. La Reina aparecía esplendente, tocada por las mejores galas del Bordador Rodríguez Ojeda y agasajada constantemente por la incesante visita de sus hermanos, vecinos y devotos, venidos de todas partes de Sevilla que se rendían transidos de emoción, ante sus plantas. Victoria Sánchez , entre bastidores, no apartaba en ningún momento, sus ojos vidriados del presbiterio, siempre pendiente y en vilo del menor importunio, para acudir solícita con su escoba, y plumero a normalizarlo. Aquella entrada del nuevo año 1.936, no hizo más que fortalecer los malos augurios y el miedo a lo previsto, hizo que se adoptaran medidas de excepción para proteger a la Reina del barrio de aquella inseguridad que se respiraba en el ambiente. Sólo tres personas conocían el lugar exacto, donde se refugiaba la Virgen. Victoria Sánchez, la limpiadora de su capilla, era una de ellas. La devoción que siempre había mantenido intacta en su Virgen de la Esperanza, le había concedido - por su intercesión- el privilegio de guardar su Bendita Imagen en su humilde casa. No dejaba de dar gracias a Dios, que siempre escribe recto, aún en los torcidos renglones de la más indeseable historia, por haberle concedido el dón, de guardar en su humilde habitación a la más bendita entre todas. Cuantas veces había dormido, soñando despierta, al lado de la Reina de la Esperanza, ¡durante cuantas horas! se había convertido en la más distinguida de sus confidentes. Ella no dejaba de repetir, que no era digna de servir a la Patrona de los macarenos; cobijándola en su sencilla cama más limpia y pura que los chorros del oro, como la más Bendita de sus vecinas, arreglada con las mejores galas de su viejo ajuar de novia, pasando las largas noches, velándola con rendida veneración.
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Temiendo lo peor, la Virgen de la Esperanza, fue depositada en un rústico cajón a su medida, con los brazos sobre su Divino pecho cubierto de varas de nardos y azucenas, símbolo de la Pureza, vestida con una sencilla toca blanca y saya negra de finos bordados; e introducida en una furgoneta propiedad del Banco Nacional de Crédito, conducida por su Hermano Mayor, Don José Ruiz Ternero, junto con los oficiales, Don Emilio Marvizón Herrera y Domingo de la Torre –en cuya casa se había guardado el techo del palio- era la fría noche del 12 de Febrero de 1.936, cuando se verificó dicho traslado en la clandestinidad hasta la clínica veterinaria de Don Román Vila, domiciliada en calle Orfila. Victoria Sanchez, la limpiadora de su capilla, sabía en su interior, que la Virgen no volvería al camarín de San Gil y se trabaga sus lágrimas, aprentando entre las manos el pañuelo de la Virgen que le había regalado su mayordomo en señal de fidelidad y entrega; la Macarena había compartido con la limpiadora, su pena de dolorosa como dos buenas vecinas; sabía que detrás de los días grises y tormentosos llenos de calamidades que se precipitaban, vendría la calma; palabra de la Esperanza , cuyo bendito nombre repetiría hasta exhalar su último aliento.

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El domingo 4 de Octubre de 1.936, la Virgen fue descubierta en la Iglesia de la Anunciación, ante los ojos atónitos de sus Hermanos en la intimidad. Saliendo a petición unánime y clamorosa del pueblo de Sevilla, en procesión de acción de gracias hasta la Catedral el 12 de Octubre de aquel mismo año.
La Esperanza Macarena, fue expuesta en devoto Besamano , por primera vez en Diciembre de 1.925.
-La Esperanza Macarena, instantes después de ser descubierto el cajón donde fué protegida. (Foto: Julio Dominguez -"La Sevilla que no vemos")

domingo, 23 de marzo de 2008

REINAS HABRÁ...





tres joyas del "rey David"...


Inestimable aportación gráfica. Una joya más de "la verdad está ahí fuera" Esta es la imagen de La MACARENA, en la que se inspiró el Pregonero Don ANTONIO RODRIGUEZ-BUZON, para escribirle aquello de..."Pero como TU, NINGUNA" (Archivo David Barcaiztegui) 18 de Diciembre 2008





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