jueves, 3 de mayo de 2012

A tu discreto encanto



Vengo a ver tu vestido de mayo, Jacaranda prudente, flor de azahar sin perfume ni albura, pero envidiable. Violeta prudente de altos vuelos al alcance de espíritus soñadores. Sevilla no te merece, pero tu sí a ella, cubriendo su ausencia con el tupido velo estampado de tu color de aurora. . Como la cera lloras tu lagrimón morado, quien sabe si tu lluvia, no proviene del cielo que arroja petaladas de lirios que exornaron las aúreas canastillas de Jesús nazareno. Vengo a ver tu vestido y me paro extasiado, por esas avenidas teñidas de sereno…quien fue tu creador, quien puso mano al pincel y al color que te extiende entre el verde de la fronda, adornando este cielo. Cuaresma de las muchas Sevillas ignoradas, víspera de otras vísperas de lirios marimeños; auxilio de María en la añoranza anclada, de esta ciudad que nunca encierra su esperanza. Jacaranda prudente que enciendes la arboleda con un pregón que nadie supo darte por mayo, tu gloria –como Dios- florece en las altura y en la tierra tus pétalos dan la paz a los hombres.


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viernes, 27 de abril de 2012

Cuando ELLA baila


SE echan a bailar y saben que el mundo gira alrededor de sus volantes; vienen escogidas, se citan con la mirada, la complicidad es un hecho y derecho exclusivo, son las amazonas del tablao; las que toman la parte noble del cosmos para encenderlo con la chispa del angel. Crecen y se multiplican, desplazando al otro sexo -en este caso el sexo débil, se hace masculino- inseguros, indefensos, reyes con cetro de cristal, donde escancian el oro líquido de sus más íntimos e inconfesables deseos. Siluetas con forma y sonido de guitarras; cinturas de mimbre con denominación de origen y sello de Sevilla que toma la curva de la sensualidad por el camino más corto hacia la seducción. Mujer, ¡baila!, pídeme lo que quieras que te lo concederé, aunque sea la mitad de mis sueños. Y en tu mirar, se nos clavan los ojos como espadas lascivas, sin dejar de asestar puñaladas de deseo a esos cuerpos que gimen de placer con sus lances. Cuando Ellas bailan, sembrando de esplendor el escenario de la fiesta, los hombres cambian de conversación, hablan de sus cosas, pero no las piensan, porque el pensamiento solo puede atender la demanda de gloria que provoca el revuelo de sus volantes. Bajo ese cielo de farolillos solo pueden reinar las Amazonas, radiantes, altivas, desafiantes guerreras del sol bordado en la seda de sus mantoncillos y la noche abrazada al firmamento multicolor de los lunares. Cuentan los duendes de la Feria, que el hombre enamorado, no se separa de Ellas, que la roza, que la mima, que la acaricia y la besa, robándole flores al ramo de la pasión y aun así, pueden aspirar a la cumbre de la distancia que los separa, todo lo más mozo de espadas, gentil subalterno que despliega el percal a los pies de la diosa. ¿Te acuerdas?, no importa, yo he sentido en el corazón, esa sensación de ansiedad, ese apetito frugal de morder en tus labios la manzana jugosa. El amor levanta admiración en la fiesta de la luz y su encanto incita y provoca, sin necesidad de superfluas cortesías, sólo con la claridad de una profunda mirada. Los brazos al aire, hacen repicar el sonajero de las pulseras, reclamando el abrazo de su amado; fuera de sí, cuando la noche se remansa y el cansancio se hace música buscando el hombro donde reposar su barroca cabeza, aun más bella y natural que recién maquillada, cuando Sevilla tienda sus puentes de plata para que tu los cruces -mujer- reflejando tu garbo en la cornucopia del río, la felicidad alcanzará su momento más efímero y la mejor palabra se sellará con un beso.

sábado, 21 de abril de 2012

SEVILLA, tuvo que ser




Sevilla tuvo que ser con su lunita plateada, con su Santo Entierro Grande, después de Semana Santa...Sevilla tuvo que ser la que contagió al mundo su alegría en una Exposición Universal, que superó todas las expectativas de participación, crítica y público, poniendo el cartel de “no hay quien de más” en la memoria de los grandes acontecimientos del siglo XX. Hace ahora veinte años que se inauguró la EXPO´92, parece mentira, como mentira nos parecía aquel logotipo que asomaba por la luna trasera de los autobuses urbanos -pegasos para los sevillanos- anunciando el lejano evento. Parece mentira que aquel erial de la Isla de la Cartuja, con sus famosas y arruinadas chimeneas, se fuera convirtiendo a suerte de banderillas en forma de grúa y todo tipo de maquinaria y excavadoras, en un recinto, que llamaba a rebato a las oficinas del INEM, que no daban a basto en suscribir contratos, en la gran fiesta de oro de la construcción, bendiciendo a las PYMES y elevando al olimpo de la quimera a los autónomos. Aquella primavera fue todo vísperas prolongadas en la ciudad que nunca cuadra las cuentas pero las cosas se organizan solas, porque todos sus faustos, salen a la calle antes, durante y después del vía+crucis que cuesta su inversión, superando toda campaña promocional. Cuentan los cronistas y demagogos, que la “vieja dama”, representada ante el mundo por su primer Ministro e hijo dilecto, criado en Bellavista, se modernizó hasta tal punto que todas las infraestructuras, formaron parte de su dote, fertilizando la tierra que ya de por si y merced a sus tópicos típicos hace germinar cualquier tipo de semilla. Pero lo más importante para nosotros, los naturales de sevilla o sevillanos de adopción, fue lo bien que nos lo pasamos en la EXPO y lo orgulloso que nos sentimos disfrutando como anfitriones universales. Podíamos haber presumido y de echo lo hicimos de cifras y records de visitantes y visitas Soberanas e ilustres, pudimos haber presumido de pabellones y edificios que rompieron los moldes de la innovación; de tecnologías que aún se anticipaban a la punta del iceberg que ya asomaba por el lago, pero nos dejamos llevar por el pájaro loco de nuestros sentimientos disfrazados de CURRO y volamos con la imaginación por su cresta a través del arco iris, embobados y noveleros como siempre, nos quedamos en esta ciudad, nacida para la primavera en vísperas, haciendo colas como las de San Lorenzo, que es muy nuestro, para ver los asombros de Canadá o asomarnos a los precipicios del vértigo en la tierra de Gracia de los conquistadores. Fuimos sevillanos por el mundo, como nos gusta a nosotros, sin salir de casa, porque esta casa es tan bonita que fue capaz de convertirse en isla mágica, con microclima y telesférico para cruzar el desnivel de la grandeza. Recuperamos paraisos perdidos como el navegar del río, aun sabiendo que sus nuevos puentes nos harían cruzar tarde o temprano a la otra orilla donde se paga el precio de la gloria. Pero quien nos quita la diana que el arco de la Barqueta asestó en nuestro corazón con la flecha del Alamillo. Han pasado veinte años y nos quedamos con la gracia y la emoción del recuerdo, lo único que siempre hemos tenido para dar y recibir de todos aquellos con los que la compartimos. Nos queda la isla a duras penas subsistiendo en parque temático, el perfil del Monasterio con sus airosas chimeneas recortadas en el horizonte del poniente y la sombra de aquellos pabellones emblemáticos que nos hicieron viajar sin salir del ombligo de nuestro mundo. Como dijo Petronio, fuimos dignos del espectáculo, lo mismo que el espectáculo era digno de esta ciudad universal. La más grande con lo más granado, actuó en el palenque en las noches memorables de Azabache, todas las celebridades del momento, se dieron cita en el evento que llegó a ensombrecer las espectativas de toda una olimpiada, Sevilla tuvo que ser la maqueta inefable de esa Andalucía joven que se plantaba ante los ojos del mundo en una EXPO´92, que marcó desde entonces, un antes y un después en la Historia, que nosotros pudimos vivir para contarla.






miércoles, 18 de abril de 2012

Sevillanas en la memoria



Me asomo a los cristales qué negro que está el cielo en abril -aguas mil- tu te acuerdas las primeras sevillanas que escuchaste en las casetas del Prao... Yo le dije que la quiero, la quiero en los baldío yo le dije que la quiero la tonta se lo ha creío... la que yo quiero esa se llama -Carmen- y además huele a romero. ¡qué bonita aquellas que decían! En la venta de antequera ya no duermen las corrías bajo el perfil abrileño de la luna de Sevilla... con sus celestes cuadrillas ya no bajan los luceros a posarse entre las ramas de los puñales enteros... sólo viven los recuerdos de la víspera de feria cuando el miedo se encerraba en la Venta de Antequera.... ¿y estas otras...? por las calles de Sevilla te busqué y no te encontraba le pregunté a las paredes pero no me contestaban los gitanos te buscaron por triana y por la cava y hasta por la Macarena las guitarras te lloraban.. si Sevilla te ha embrujao igual que a una reina mora en sus torres te ha encerrao a los pies de la giralda yo te canto enamorao... y siguen... ay, sevillano que pasas por vera de la Giralda y nisiquiera te dignas pararte para mirarla... mira como esos turistas por el barrio Santa Cruz le van diciendo a Sevilla lo que no le dices tú... tiene que ser gente extraña la que venga a descubrí las cosas que tiene España al pié del Guadalquivir... Y es que son Los Romeros voces de toda una vida por Sevillanas de ensueño... por soleare, por seguirilla nadie la quitao er trono ar Trovadó de Sevilla... Paco Palacios, -Pali querido- como suspira el arco de tu Postigo la alameda llorando por el recuerdo busca entre sus columnas tu monumento... Tu no me llores, Alameda bonita tú no me llores desde el cielo te canto todas las noches. .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Ayer llegué al Real en coche (que más quisiera yo de caballos), en mi Diesel convencional y aparqué frente a la caseta de mis queridos anfitriones en la calle del mito viviente, faraón de Camas, torero predilecto de Sevilla que dejó al Monumento de la Maestranza, huérfano de estética y empaque...-Ofú- qué manera de entrar en la Feria apagada y encontrarse a los areneros sembrándo las aceras de albero fresco. Sentir el apagón de las luces colgadas en las girnaldas, el fragor de los últimos preparativos, la descarga de dones empacados que llegaban a las casetas. Descubrir como se abren las flores de la fantasía, los abanicos que dan aire a la gracia; el cielo raso de encajes que pellizca los faroles de una luz que desde dentro, hará estallar cuatrocientas mil chispas de prestancia. Hay que ver como hacemos las cosas en Sevilla; por encima del bien y del mal, con esencia...dicen que la Feria fué invento de un catalán y un vasco (buena gente), pero aquién se le ocurriría ponerle un cielo de farolillos y una pasarela de portada para que nos concentre a todos bajo nuestros más familiares monumentos. De quien fué la idea de llevarnos la salita de nuestras casas y ponerles lonas colchoneras blanca, verde y rojas...y es que no sabemos vivir sin hacerle un marco a la Esperanza y un clavel al chantillí de una mantilla. Los ojos negros y redondos como la misma luna abrileña, son los que alumbran el real de la belleza, belleza de nuestras mujeres que cuando se visten de fiesta hacen reventar las pupilas del mundo como lunares de asombro. Esto también dicen que son tópicos-típicos, pero quien no ha dicho que el arte llegue a un punto a un tópico y desde allí se convierta en altura de noria que baja y sube sus cangelones para marearnos de tanta gloria. Sé que te gozaré -.mi vieja dama- aunque no quiera pisar tu real albero, déjame de momento contemplarte, como ese iluso enamorado que se conforma con la luz de abril de tu eterna sonrisa.

martes, 10 de abril de 2012

Crónica de la Semana Santa 2012




Te marchaste con el buen paladar de Cristo resucitado bañado por el sol renancentista que abrillantaba la cúpula de San Luis de los franceses. El mismo sol que te ha faltado durante los siete días completos que dura la semana de la vida; quizás porque ese sol, está tan dentro de tí, que algunos años se niega a salir del sagrario de tanta maravilla como se quedan de puertas adentros.
Hasta siempre a la Semana Santa del cortejo sin pasos de Vera Cruz; de los pasos sin música en el traslado de San Gonzalo y del retraso incontestable de un Miércoles Santo que cayó en la trampa de la hora de los sustos, donde el mal ambiente desluce la entrada de una cofradía más aún que las inclemencias del tiempo.
A pesar de todo amaneciste radiante la mañana del Domingo de Ramos, para entrar en nuestros corazones, como entra el Divino Amor a lomos de la “borriquita”. Es verdad que las nubes de panza, amenazaron el cielo que, como dice el poeta: “siempre es el de tu talla”. Llovía a la hora en que Dios, pone la primera cofradía en la calle, para darnos la Paz, pero esas aguas no eran capaz de ahogar la ilusión de tantos niños vestidos de alba, que apretaban en sus canastos, el dulce caramelo y la estampita que siembra el Parque de manos extendidas para dar y recibir.
La belleza de la tristeza consiste en que nunca acaba con la emoción y así, cuando los hombres lloran por dentro, se parecen más a los niños por fuera y las mujeres, a la Virgen de los Dolores y Misericordia, cuyo divino semblante, se situa más cerca del gozo que del desconsuelo.
¡En verdad, todas las Penas tienen su Estrella, Estrella de Gracia y Esperanza que finalmente iluminó la ronda y San Jacinto, para recomponer la tarde-noche donde tu Amargura se dulcifica con el vaivén sinfónico de la marcha y el Amor sale siempre al Socorro de los que imploran. En el profundo mar de tus ojos verde Esperanza, Oh, virgen del Rosario, desembocaron las lágrimas de desconsuelo de tus jóvenes hermanos, entregados -un año más, por tercero consecutivo- a dejar a su barrio de San Pablo, sin su cofradía. Si le preguntaran a los nazarenos y nazarenas de la Hiniesta; la Redención o San Gonzalo, lo que sintieron, cuando su hermano mayor les comunicaba que se echaban a la calle, seguro que el escalofrío de su respuesta y las muestras de júbilo vertidas en esos aciagos momentos, dejaría bien sentada la buena voluntad que ponen en tan difíciles decisiones, las juntas de gobierno, en aras de su patrimonio humano. ¡Que complicado resulta explicarle a un niño, que la cofradía no sale por segundo año consecutivo, cuando la criatura no ha estrenado el uso de la razón y sí conserva en la memoria la lluvia que mojó la túnica de sus ilusiones: “Mamá...¿porque llueve siempre el Martes Santo?...preguntaba con ternura impenitente, el niño en San Esteban, asido al cíngulo de su madre, que no acertaba dar otra explicación más que la congoja de sus lágrimas!
Más el cielo abrió al día siguiente, aunque fuera con el celeste azul incrustado en la Gloria del nuevo Palio de la Virgen de Consolación y te echaste a la calle estrenando día completo de Miercoles Santo...¡qué orgulloso venías acompañando tu barrio, desde nervión hasta San Bernardo...que ambiente en el Baratillo...qué empaque en San Lorenzo con el Buen Fin; qué gusto disfrutando con el portentoso navegar del galeón de la Lanzada ...como relucía la tarde azul cobalto ante el romanticismo de las Siete Palabras y ¡que noche más fragante de azahar y luna traspasada por las mejores saetas en San Pedro, para terminar con el deleite hecho alta noche en Orfila!
Una de cal y otra de arena, la Semana Santa te situó de nuevo con los pies mojados en el suelo; dejando a buen recaudo el monumento nacional del palio de la Victoria en su fábrica y a las añejas cofradías de la Exaltación, Quinta Angustia y el Valle en pleno centro de sus frustradas estaciones. Te quedaste un año más sin el sol de Santa Catalina, derramado en el espléndido calvario del Cristo de la Fundación...sin el genuino ambiente de Montesión en plena calle Feria...pero con el alma inflamada de Pasión expuesto en el Sagrario de su argéntea canastilla, aliviando tus ansias, con la serenidad del espíritu que reluce más que el sol.
Aún así, el Señor se ocupó de que no te faltara la Noche más hermosa; se echó la cruz del peso del mundo en sus hombros y salió entre las tinieblas, cuando el reloj de la torre marcaba la una y media. Lo mejor de sí, por nuestras calles, en Silencio por el camino más corto de su purísima Concepción. Tu cara, Sevilla, hecha un poema de Esperanza en la Macarena; señorial, primorosa, universal y única; tus ojos en la Pureza de Triana, causa de nuestra alegría; jardín exhuberante de la gracia...puente de plata para que pase entremedio el Calvario de los cuatro siglos de historia, que alcanza la perfección en la austeridad
...y adivinando el alba de un nuevo día, el Señor de los Gitanos, soberbio en su humildad; cadencia en la elegancia de sus andares flamencos e hijo de Dios y de esa Madre que quita las angustias de su bendito nombre con la hermosura de su cara.
Un año más...¡que fuerte!, el Cachorro NO sale, se queda en su flamante Basílica...más bien se queda dentro de nuestros corazones...se lleva dentro como el sol escondido tras las nubes. La tarde del Viernes Santo, es una eterna primavera tan inclemente como cierta; el viento desapacible de sus primeras horas, arrastró la hojarasca del canasto Carretero y la anudó en su Capilla real a los piés del calvario más completo, aquel que Sevilla no termina de ver, cuando se le hace agua su Semana Santa. La Soledad de María le echó valor a la tarde inclemente y la trianera cofradía de la O, asumió el riesgo de no dejar El Viernes Santo huérfano de romanticismo y evocación. En pos de la esplendente cruz de Carey, avanzó en la noche la conjunción penitente de San Isidoro, el prodigio de estética de Montserrat y el estremecedor dramatismo de la Sagrada Mortaja, precedida por sus refulgentes ciriales.
No hay sábado sin sol, ni cofradía que no le rinda sus honores, nos quedamos sin palabras en este epílogo, pero siempre en acción de gracias por vivir un año más, todo lo mucho y grande que pasa en esa Semana. Gracias por la Providencia de gozar los encantos de la Cofradía Servita; Gracias por mantener a Cristo en la Urna donde más relucen nuestros sentimientos; Gracias por dejarnos disfrutar hasta última hora con la Esperanza más dulce de Sevilla y sellar en las Puertas de San Lorenzo -nuestra Soledad- con el beso de una despedida que empieza a contar de nuevo los días, donde todo comienza.

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