sábado, 2 de enero de 2016

"Los locos calvitos de la 6ª planta"



¡Con sólo llegar a la sexta planta
Se ha vuelto la noche de Reyes, más Santa!
Le sobran coronas y joyas preciadas
que allí sólo brillan las batas más blancas...
le sobran juguetes, regalos y fábulas
que allí solo vale dejar la Esperanza...
Por una sonrisa a cambio de nada
los Reyes se rinden ante sus miradas
y darían su Vida, su Reino, su magia
por ver a estos niños en la Cabalgata

Cualquier año de estos, saldrán sin pijama,
cubiertas de estrellas lucirán sus camas,
¡fúlgidas carrozas - las más aclamadas-
recorriendo el cielo de las Santas Pascuas!.
Con los Reyes Magos más llenos de gracia
¡los “Niños calvitos” de la sexta Planta!.




Pregón de la Cabalgata de los Reyes Magos
Asociación ESTRELLA DE ORIENTE.
MONTEQUINTO- 2015

miércoles, 30 de diciembre de 2015

FELIZ AÑO ENTERO

A José de Arimatea

He vuelto al lenguaje de los ángeles y los santos; he cruzado con mis piés tus umbrales; He escuchado atentamente la palabra que tenía olvidada en mi memoria. Lo he hecho de la mano de mi hermano en Cristo. No llevamos la misma sangre, porque aquel que reza oficialmente como mi hermano, ha despreciado a este hijo pródigo, que ahora se vuelve en alabanza, hacia aquel otro con el que se ha reencontrado en el camino. El lenguaje que he vuelto a practicar, habla solo de paz; sirve solo de alivio para las penas; hace el bien que desea; se une en la comunión de los santos; te recibe con alegría y te abraza en plenitud. Sus palabras son de consuelo y ánimo; sus gestos exquisitos; sus formas especiales: siempre atentos, cordiales, dispuestos, unidos en la Fe y por supuesto, libres y orgullosos, en la aplastante revolución que supone en nuestros días, proclamar, la siempre buena nueva, de ser Cristianos -discípulos de Cristo-. Probablemente, este lenguaje, no encaja en el devenir del hombre, que se enfrenta, cada día a la batalla de sobrevivir en un mundo globalizado, que como su adverbio de modo indica, no deja de dar vueltas, en un frenesí constante de masiva competición. Y todo, para alcanzar las metas volantes del éxito profesional, que cada vez se corresponden menos, con la preparación académica y méritos propios de los contrincantes. Los títulos académicos, las diplomaturas, los “máster” universales, se amontonan como los “curriculum” en el valle del ninguneo. La necesidad de un puesto de trabajo, no solo establece las diferencias de clases, sino que se ha vuelto imperiosa y obedece más al bombo de la suerte, que a la garantía de una especial preparación. Y no quiero entrar en más detalles, ni por supuesto, en el terreno farragoso de la política, donde hasta la ilustre democracia, se convierte en esclava de lo que el mismo pueblo ha decidido en las urnas. Vuelvo a ese lenguaje caduco y hasta cierto punto estrafalario, que los laicos suelen denominar, mentira y falsedad de una religión, que como todas las religiones son, el consuelo de los tontos y fracasados del pueblo. Efectivamente, resulta ridículo el mensaje de la verdad y la vida, cuando se vive tan de espaldas a la Verdad. ¿Quien pondría hoy la otra mejilla?, ante la violencia y la ofensa del prójimo...naturalmente un tonto, como Francisco, o un juglar como el mismo santo de Asís. ¿Quien llamaría Bienaventurado a los que sufren persecución por la justicia?...quien, mirando las dos caras de una misma moneda, sentenciaría: “Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del césar”...quien, sin tomar medidas de salud pública, se juntaría con los leprosos, con los que convalecen de oscura pandemia; con los enfermos y asolados por infecciones mortales de necesidad...Pero la verdad es que existen esas santas personas, que sin necesidad de otro credo más que el de la solidaridad y la ayuda en acción, construyen verdaderas catedrales al aire libre bajo el cielo raso de todas las Iglesias, cuyos voluntarios hacen lo que su inmenso corazón les dicta, inflamados por la divina misericordia. Este otro hermano en Cristo, con el que la divina Providencia, me ha reencontrado, carga también la cruz que todos llevamos, pero la lleva con la misma sana alegría y beatitud, tanto por dentro como por fuera, luce su escueto crucifijo a modo de colgante. Consuela al que llora, -que es hoy día, aquel que se queja y pontifica su desgracia, creyendo que logrará contagiar a todos con su intrínseco pesimismo. Nada de eso, mi hermano, lee en los ojos con claridad, porque refleja en los suyos, la gracia de los que no necesitan actuar como cómicos. Da testimonio de una fe y una esperanza plena en el Señor, que no necesita otro ejemplo ni obra, que su ejemplo de bondad y pura disposición. Es un abrazo vivo de buena ventura, que acoge y ampara a todos los que encuentra en el camino y nosotros despreciamos por su aspecto y color de piel. Sin distinción de clases, tendencias o credos, a todos nos habla en el lenguaje de los ángeles. Pero no de los que hablan como los ángeles, profesionales del panegírico, la retórica parca o el restañar de platillos, timbales y bombos de la orden de los predicadores, sino en aquel otro lenguaje musical y sublime, que amansa a las fieras, enaltece a los débiles y humilla a los soberbios, que no es otro que el lenguaje antiguo y siempre nuevo de la palabra de Dios, lo más subversivo y revolucionario que se puede practicar en este mundo de grandes avances tecnológicos e información inmediata, que vuelve, sin embargo a estrellarse -como en otros tiempos imperiales-, con su propia decadencia. Los últimos meses, mi hermano me ha devuelto una Paz que dormía abandonada en los mejores rincones de la memoria. Quiero darle las gracias por su presencia -alter ego- que retorna al camino de la verdad y la vida, que para este humilde narrador, no ha sido otro, que el que nos marca Cristo, el Señor de Sevilla que nace eternamente en San Lorenzo: “¡Alegraos, alegraos...no tened miedo...ni del peso de vuestra Cruz, ni del de las otras cruces, que el materialismo, la comodidad y el deseo, nos han impuesto, para que vivamos tristes, atormentados o sumidos en el pesimismo y la derrota!” Encomienda tu cuerpo, tu alma y tu espíritu a Aquel que percibe, quien toca su túnica en medio de la inmensa multitud: Hermanas, hermanos, la Fe te ha salvado, solo basta tenerla del tamaño de un grano de mostaza para hacer que se mueva una montaña. FELIZ AÑO ENTERO, VENTUROSO 2016


lunes, 28 de diciembre de 2015

miércoles, 23 de diciembre de 2015

NAVIDAD VIRTUAL

Al parecer, seguimos viviendo de espaldas a la realidad, no solamente ya es que no creamos en ella (lo que vemos a nuestro alrededor), es que no la aceptamos. Y por eso alguno seguimos utilizando las gafas herméticas, que nos adentran en esa otra realidad virtual que hemos construido, para huir de la autentica y verdadera. Estos días de la Navidad, aunque sean impuestos por compromisos familiares ineludibles; nos permitirán desenchufarnos de la máquina que nos domina, aunque sea por algunos momentos. Al quitarnos las gafas multi-dimensionales, más allá del horario acostumbrado, veremos las cosas con la visión olvidada de la sencillez, de la simplicidad, de lo cotidiano. Puntos de vistas elementales, que cuando los observamos con detenimiento, nos parecen hijos del dios menor fruto de nuestro vicio pagano. El problema es que no creemos en casi nada, y menos en lo que no nos gusta, es decir, nuestros deberes y obligaciones, como padres, madres, hijos, hermanos, etc. Hemos olvidado, el sacrificio que hacen por nosotros los demás, los más próximos. Achacamos al tiempo, sin atender que el tiempo es cuestión metafísica, el tiempo que no estamos dispuestos a perder con los nuestros, el tiempo importantísimo, al que restamos la importancia de comer juntos, para no perder la sana costumbre de dedicarnos ese tiempo esencial que cada uno necesita respectivamente. Porque entendemos que no tenemos ese tiempo, para conocernos mejor, y lo que estamos haciendo es perder ese precioso tiempo, distrayendo nuestra mente y nuestros sentidos, en el juego infausto de una máquina que nos proporciona la evasión de todos nuestros deberes y obligaciones. Llegamos a confundir, esos deberes con los problemas cotidianos y en ese sentido, a mezclarlo todo. Si tu pareja te llama al zafarrancho de compartir tareas, tu muestras la peor cara. El ego de que estás seguro que tu trabajo es superior al de ella, técnicamente, a pesar de estar menos remunerado, incluso dependiendo económicamente de tu pareja, crees que el proyecto que llevas entre manos, es una auténtica pasada, que tarde o temprano te llevará a alcanzar las mieles del triunfo y la gloria, pero en realidad, el único triunfo y gloria que te depara,es una más que probable adicción a un juego, tan peligroso y traicionero ,como las máquinas tragaperras. Es cierto que cuando una persona cree en sí mismo y su proyecto, no habrá nada ni nadie que lo frene; pero las ideas, cuando son exclusivas y fuera de serie, tienen su tiempo, su ciclo vital y cuando estos ciclos de desarrollo y perfección, se prolongan demasiado en el tiempo, alguien debe tener la suficiente conciencia de aparcar el sueño, sin descuidarlo, y pasar a dedicar el exclusivo tiempo que se merece la familia. No aceptar esa realidad, se quiera o no, evidentemente más nítida que la virtual, es huir hacia el terreno de nadie donde vamos edificando una sociedad con bastantes problemas de comunicación, esta es la paradoja, en un mundo cada vez más informado e instantáneo, el hombre se relaciona con sus semejantes a través de la máquina. Esta especie de ostracismo personal, fruto de las últimas tecnologías está creando una deshumanización, más pendiente de la pantalla, el mensaje, la actualización, el diseño, el programa, la tutoría digital, y el entretenimiento en horario laboral, que de lo que te parece desfasado y de segundo orden. No todos los niños son Einstein, o Bill Gate, no toda la educación, se reduce a la pantalla digital, que está convirtiendo la realidad en virtual y apartándonos -cada vez más- del conocimiento de la lógica y la razón, de la memoria, el entendimiento y la voluntad. No todo se nos puede dar hecho, porque no sabremos hacer nada sin cargar la batería del móvil y encender el portátil o la consola. Nuestros menores no se alimentan sólo, no deben nutrirse de la falacia en bolsa de chuchería o el adulterado snack, nuestros menores, necesitan a sus padres, ejerciendo de padres; en forma, no sentados siempre ante la pantalla de tablet; padres consagrados que saben separar el trigo de la cáscara. Las alarmas están puestas, las sirenas suenan cada vez con mayor contundencia; primero fue el paulatino fracaso escolar al cual no dimos mayor importancia, porque creemos saber más que nuestros educadores y donde se va a comparar el desarrollo mental, a velocidad de la luz y el nivel competitivo que proporciona la maquinita al niño. Creer saber más que nadie, aunque sea en lo nuestro, es uno de los errores más garrafales, porque siempre habrá alguien que está por encima, si no Dios, será la ciencia, sinó la ciencia, será la realidad, que por dura que parezca, siempre será más segura, nítida y convincente, que esa otra realidad virtual y apasionante quimera, que no deja de ser en realidad, un engaño para lucrarse los mismos que controlan los vicios que nos dominan. 

viernes, 18 de diciembre de 2015

ESPERANZADOS ¡Puerta de la Misericordia!


Sales al encuentro de la Esperanza, como un niño que sale de clase, ansioso por respirar el aire de la libertad, como si te faltara. Esa es la Esperanza; estar pensando en Ella, desde que amanece el día XVIII, el ¡gran día de la Esperanza! Los Esperanzados, nunca vimos a la Virgen con pena de dolorosa, fuimos nosotros los que lloramos al verla, pero de emoción. Los Esperanzados, nunca vimos a la Virgen lucir su mejor manto -el de Juan Manuel, Carrasquilla o Borrego- ni le vimos lucir la toca histórica, ni la saya de las corbatas; ni la medalla de Sevilla, ni la aurea presea de la coronación, Los Esperanzados nunca reparamos en como luce sus joyas más preciadas, los exvotos que donaron sus ilustres fieles, porque al llegar a la presencia de la Esperanza, Ella es la que reluce más que el sol; la que resplandece más que el fulgor de todos los metales preciosos; la que irradia en su rostro más luz cegadora que todo el arte suntuario con que sus priostes la engalanan. Te acercas y se va colmando el vaso de Esperanza, como la gota que lo hace resobar y un temblor, como aquel que sentiste el primer día, sacude el cuerpo de todas las edades que se paran en la eternidad de sus ojos, esos grandes ojos melados, que se clavaron para siempre en tu corazón y devuelven a tu mirada, la Vida, la Dulzura y la Esperanza nuestra de la antigua Salve. Los Esperanzados, encontramos antes sus Plantas, la silenciosa respuesta para todos; para los que piensan que hay más, después del momento ingrávido en que la tienes de cuerpo presente en el paraíso eterno de su Gloria; Mucho hay de incierto, en el futuro cierto con que te retiras, iluminado por su Gracia. Poca felicidad existe fuera de esa Fe que, creyendo en lo que No se ve- ha visto con sus propios ojos a la Madre. Oirás murmullos lejanos, en boca de los pontífices del pesimismo, los que atacan por todos los flancos en la guerra de la derrota, pero tu caminarás en volandas guiado por el Espíritu y fortalecido por la Esperanza, que nunca te fue ajena, ni te falló, porque la Esperanza en esta bendita tierra, tiene siete faros encendidos permanentemente, para que no te pierdas en lo último que perdido todo, nunca se pierde. Por eso los esperanzados no tienen edad, sino la risa impertinente de un niño que se acerca asombrado: “Sinite párvulos venire ad me”, en los brazos de una primeriza madre transida de emoción; la edad de un padre orgulloso que posa a su retoño en el manto de la Bienaventurada; la edad de una vecina absorta, que pide a los monaguillos, le pasen la humilde estampa por los hombros de la Esperanza; la edad de la juventud informal y a su aire ejemplar y respetuoso, que se queda pasmada, delante de la Virgen, contemplando minutos eterno la luz de su rostro, hasta que a veces, le tienen que llamar al orden; la edad de los que vienen más allá de Sevilla, con el gesto admirable de intercambiar sus lágrimas marcadas de intenciones y encargos; la edad de los suspiros hondos que resuenan por las naves del templo, haciendo nudos para atracar las palabras inútiles; la edad de la expresión unánime de todos los fieles que forman una espesa cola de Esperanza, contando los pasos del Santo Rosario hasta llegar a Ella; Esperanzados de todas las edades de la vida, cuando la vida mantiene el don de la memoria intacta y reciente. Porque la Esperanza, no solamente no se pierde, sino que no se abandona en el lecho de la enfermedad; la Esperanza se levante como Lázaro y acude sostenida por las muletas de una fe inquebrantable; se presenta a la cita ineludible, sentada en su silla de ruedas, empujada por los que creen a pies juntilla que esa Mano extendida por todo el universo, está dispuesta para que la Esperanza nos eche una mano de por vida: “Venid aquí benditos del Padre,hijos de mi hijo,,,los que estáis, tristes y cansados” Como aquel hombre Esperanzado a sus más de noventa -dieciochos de Diciembres- que se acercaba al presbiterio apoyado en su bastón y escoltado por los custodios de la Esperanza. Quería estar el anciano un rato sentado frente a Ella en los bancos de la alfombra...yo se lo que le dijo a la Virgen, en esa conversación de hermano y vecino antiguo del barrio, no es difícil adivinarlo: Gracias, Esperanza, porque su Fe lo ha salvado, a pesar de los nubarrones de la vida; pese a tantas adversidades, impedido y decrépito en los brazos del dolor; el anciano embelesado la estaba viendo con los mismos ojos de aquel niño, que limpiaba su mano con el pañuelo; con los mismos ojos de aquel joven esperanzado, que contrajo matrimonio delante de Ella; los ojos emocionados de tantas madrugadas, mirando y rezando bajo el capirote; los mismos ojos con que miraba y continúa mirando a la Bella, su más bella Esperanza, con la certeza de marcharse al viaje, para encontrarse en el Paraíso con esa misma Cara, la cara de la Esperanza, la Esperanza de los Esperanzados.












La ESPERANZA no llora cuando la encuentras, eres tu el que llora, cuando la ves.



miércoles, 16 de diciembre de 2015

¡¡POR FIN ES VIERNES!!




Lo celebran los oficinistas; los funcionarios; los colegios públicos; los institutos; los profesores y catedráticos, los estudiantes...¿alguien más, por ahí?...ah sí, vendedores, viajantes, representantes, los pensionistas, los jubilados...los que cada tres o cuatro semanas, cogen el finde...y por supuesto: ¡los parados de larga duración!
Cuando se celebra ese ¡¡por fín es viernes!, reservado para los oficinistas del maletín, que salen en las viñetas del TBO, es obvio que no se piensa en el personal de hostelería, los restauradores, camareros, pinches, cocineros, personal de limpieza y empleados de servicio, que hacen del “fin de semana” la jornada más agotadora e intensa de trabajo. Los Puestos de trabajo que ofrece, la “España de los 4 grandes”, además de estar en su mayoría amparados por contratos “basura” desde una hora de duración, hasta las más “rockambolescas” fórmulas asistidas por la legislación para favorecer a los empresarios, tienen un denominador común; la jornada laboral centrada en los “fines de semana”, para dar servicio a la gran demanda de propuestas de ocio que ofrecen las grandes ciudades durante las fiestas que antiguamente llamaban de guardar, incluido ese “sábado-sabadete”- que tanto esfuerzo y luchas obreras, costó en España, incorporar, o mejor dicho, reducir de la jornada de trabajo, en los reivindicativos años´70. La juventud de nuestro tiempo, inventora de la “botellona” y la marcha, de los coches discotecas y las grandes concentraciones en los jardines de las delicias y otras zonas difíciles de cruzar; esa juventud que estudia y trabaja, pero que también ni estudia ni trabaja y depende del poco más de los 10 o 20€ semanales que repescan de sus padres y abuelos, la misma juventud que representa el 60% de paro en España y lo que te rondaré “morena” que no figura en las listas del paro, por ni siquiera estar inscritos, se tiene que conformar, si desea establecer un proyecto de “futuro”, basado en la independencia de sus padres o en la suya propia, se tiene que conformar -como escribo- en recurrir a esos puestos de trabajo precario, que ofrecen las franquicias de los “burger; pizas; fritangas; cervecerías del cubo; papelones; y cafés de los vireyes” con el plus adicional de privarlos de esos días de la concentración generacional por excelencia: sábados, domingos y festivos, en el que se convertirán -detrás de un mostrador- no solo en la envidia de los que están en la cola del paro, sino más bien en la risión e ironía, del resto de sus colegas que disfrutan de mejores circunstancia, al mismo tiempo que rechinan los dientes de rabia e indignación. Todo indica, que no estamos en condiciones de protestar o quejarnos, habida cuenta que el principal problema de esta España de los 4 ¿?, radica en el desempleo, y la mayoría celebra el acceder a un puesto de trabajo, como una verdadera cuestión de necesidad. Pero no es justo, porque en la realidad, todos sabemos, que se está castigando esta necesidad, con contratos abusivos, amparados por la ley del ancho del embudo; que se está obligando a trabajar el doble de la jornada establecida con esos contratos a la carta; que se está pagando menos de lo justo y establecido, con el agravante de ingresar el salario cada 40 o 45 días trabajados y que por consiguiente, no se está compensando debidamente el descanso semanal a que tiene derecho un trabajador, si se tiene en cuenta que un sábado, domingo o fiesta de guardar, es comparable con cualquier día del resto de la semana. A todo esto, moral y psicológicamente, la injusticia social, supera los medios y en el ánimo general, nadie se atreve a pensar, el agobio mental de un JOVEN, condenado por las circunstancias a trabajar, cuando todo el mundo se divierte, pasea y disfruta del ambiente espectacular y festivo, de estas fiestas Navideñas...pero...para algunos, -muchos privilegiados- aunque no tengan culpa: ¡¡¡POR FÍN ES VIERNES!!!

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