María
no podía tirar de su alma; los Dolores habían llegado a tensar la
elasticidad de sus brazos; el arco de sus vértebras se quebraba
entre nervios y articulaciones destempladas y las manos sarmentosas,
no alcanzaban a la corpulenta flacidez de las extremidades
inferiores. ¡Que pena!, sollozaba ante la imagen de su Virgen,
apenas puedo calzarme las medias. Menos mal que tus Dolores son mis
penas y tus Penas mis dolores ¡Madre mía!, que guapa te veo...te
miro y me siento, siempre joven, alegre, cariñosa, como esa mocita
de barrio que iba a verte al oratorio de la fábrica, cuando nadie
imaginaba la grandeza que alcanzarían tus Dolores. Entonces eran
Dolores gloriosos en las postrimerías de temporada del cine de
verano -Casablanca- y velá de las pobres guirnaldas de bombillas. La
última cruz de mayo de los niños del Cerro, que vendiendo botellas
y periódicos, contrataban una banda de música llamada de postín
para presumir por la feligresía de incienso y cera y tomarle el pelo
a los naranjos con moñas de jazmines en los roetes de las abuelas.
Cuando no puedo más con mi cuerpo, me traes la Navidad a la mesa,
para que los siente a todos en esa familia que dejó de verme, para
que siempre los recordara como niños; mis niños hecho hombres, que
hoy me traen a los niños que nunca dejaron de ser, para que disfrute
de mis nietos. El frío de enero y los vaivenes de “febrerillo el
loco”, lo paso como puedo, Intento descansar el Dolor en la cama,
hasta que el dolor se duerme, pero en verdad soy yo la que yace
soñando que el dolor desaparece, Por lo menos consigo que me deje en
paz mientras rezo por los míos, el rosario interminable de alegrías
y penas que dura la noche. Y así otro día, hasta que escucho los
repiques de la campana de la Parroquia, Me pasa como en la mañana de
septiembre al alba, tus Dolores salen a relucir, para apagar los
míos; aún el cielo es de color cobalto, mi ocaso perdido en el
paraíso de la naciente aurora. Mi nieto es el arcángel San Gabriel,
que anuncia el “Dios te Salve” ¡Abuela...abuela!...vámanos que
están repartiendo lo cirios y la luz se hace, porque levanto y
corro, como Lázaro en busca de la Estrella de la mañana que se
lleva todos mis Dolores. Tres Martes Santos, sin salir contigo,
acompañando a mi niño nazareno; ni la lluvia inclemente de estos
tres años, ha conseguido humedecer este cuerpo vencido por la edad y
el trabajo. Mi único Dolor es el dolor del barrio desolado, abatido,
huérfano sin su cofradía en la calle. No hay hueso, ni vértebra,
ni nervio, ni articulación que pueda soportar los Dolores de tus
vecinos, ni Desamparo ni Abandono más grande que el que siente, mi
niño nazareno, cuando ingresamos todos en la infausta planta de
observación que nos priva de hacer la Estación de penitencia. Este
año, será... Mis Dolores estan ya guardados en el cajón de las
medicinas, esperan tocar tu manto. Sé que te volverás, ¡Madre
mía!, igual que se volvía tu hijo, a saber quien le había tocado
entre la multitud, sonriéndome de nuevo dirás mi nombre: “Vete,
hija mía, tu fe te ha salvado”.
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
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lunes, 17 de marzo de 2014
jueves, 13 de marzo de 2014
Mal de muchos(años) Consejo de tontos.
Días entre cenizas...
¿Quien es más tonto, un
Consejo de tontos o el que dá Consejo a los tontos?. Han tenido un
año, para resolver los problemas de Seguridad inherentes a la
-obsoleta y desfasada- Carrera Oficial y no han querido mojarse, y
eso que llevamos tres Semanas Santas de lluvia intermitente. Han
tenido un año, para tomar una decisión consensuada a cerca de los
problemas del Martes Santo -cogido con alfileres- (¡ay! del día que
se pierda la pinza) y de la intolerable situación de la Madrugá y
ahora -como suele suceder, en cuaresma- lanzan un órdago, para
frenar las lenguas de doble filo de la prensa morada y los gritos
desairados del corral del cacareo (vulgo redes sociales). Como por lo
visto, les sobra el dinero procedente de su negocio redondo (Alquiler
de Sillas), no me extraña que estén por contratar inspectores del
INE y/ EPA, para estudiar, la recolección, análisis e
interpretación de datos de la muestra representativa o lo que es lo
mismo, el conteo de los nazarenos que realmente pasan por la Campana
(y se acabó), ya sea de uno en uno; dos en dos; tres en tres o en
tropel. Yo que soy cortito y no contrasto datos, porque tengo la
lengua larga de la libertad de expresión y la independencia que no
paga a los “don nadies”...me pregunto -a lo tonto- “Y ¿no es
más fácil controlar el tiempo que tarda en pasar un paso de
misterio, como por ejemplo: del Santísimo Cristo de la Penas de la
Hdad. De la Estrella, con relación a el tiempo que tarda -un
suponer- el paso de misterio de Ntro. Padre Jesús de la Victoria,
Hdad. De la Paz?...y así establecer las DIFERENCIAS del tiempo que
emplean unos pasos y/o hermandades, con respecto a otros pasos de
otras hermandades. Porque, efectivamente es lógico que una hermandad
como la Estrella, con cerca de dos mil nazarenos, necesite para pasar
más tiempo que otra hermandad con ochocientos o mil...pero ¿tarda
en pasar, realmente el tiempo proporcionado, el paso de Cristo de la
Estrella (con su izquierdo y coreografía acostumbrada por delante)
que el paso de misterio de la hermandad del Porvenir?. ¿Es
directamente proporcional el tiempo concedido a la hermandad de San
Bernardo, con respecto al concedido a la hermandad de la Esperanza de
Triana? Controlen, por favor, sean tan amables - los responsables del
Consejo- el tiempo real que tarda en pasar el “paso de misterio del
Soberano Poder (San Gonzalo)” (insisto sólo el tiempo que consume
el paso de misterior ejm., en Campana) con relación al tiempo que
consumen los pasos del misterio de la Presentación al Pueblo (San
Benito) o el que dispone el barco de la hermandad de los Panaderos.
Tienen, para ello la hemeroteca de la televisión del las tres letras
y sus aviesos comentaristas, que os dejaron en umbrete, el pasado
Miércoles Santo, cuando el misterio del Prendimiento, delante de
vuestras narices, no dejó de gustarse, mientras la hermandad de la
Sagrada Lanzada, sufría el atropello garrafal en la desembocadura de
Cuna. Dice el refrán, que mal de muchos (años ha) consuelo de
tontos -Consejo de tontos- porque todo se olvida con la caridad
fraterna de la convevencia y el “pescaito frito”; falsa caridad
que empieza por uno mismo, o por los de siempre, que resuelven el
problema dejando que el tiempo lo solucione la próxima cuaresma,
como sino hubiera tiempo a lo largo del año. La patata caliente de
mano en mano: Fiestas Mayores hecha la culpa al Consejo; el Consejo
hecha la culpa a Palacio con la boquita chica y detrás de la barra
de los colmaos: Palacio mira hacia otro lado y se aferra al báculo
y todos en general señalan a 58 culpables: Las Cofradías.
domingo, 9 de marzo de 2014
"BARRABASADAS"
¿A
quien quereis que suelte, a Barrabás o a Jesús el nazareno?...
¡¡A
BARRABÁS, A BARRABÁS, A BARRABÁS!!
El delincuente se quedó pasmado al escuchar los
gritos del pueblo. Inmediatamente, Barrabás se encontró rodeado de
cámaras, flashes y alcachofas. Todos querían entrevistarlo; los
aviesos reporteros pugnaban por contratar una exclusiva. Sin duda, el
liberado, optó por la alcachofa de los tres colores, la de los
rancios; al fin y al cabo solo había dos televisiones locales y un
apuntador le susurró al oído, que además regalaban un cuadro
precioso. Pero fue el Gobernador, quien le concedió la primera
recepción oficial. Barrabás no salía de su asombro al contemplar
la lujosa decoración del Despacho del Regidor. Desentonaba el
aspecto andrajoso del delincuente- que aún conservaba sus harapos de
preso- con la exquisitez romántica de la casa consistorial. El
gobernador -risueño y flemático- le entregó las llaves de la
ciudad en presencia de sus pretorianos, mientras se deshacía en
elogios hacia el ladrón: “¡Gloria y vida al héroe, que ha hecho
posible -un año más- que celebremos la Semana Santa más grande del
mundo.”! La corte aplaudía con cerrada ovación, mientras
guiaban a Barrabás hacia el balcón principal del consistorio, donde
una multitud enfervorizada, lo esperaba para aclamarlo. El ladino, no
salía de su asombro, embargado por el delirio y entusiasmo que le
rendía la chusma coreando su nombre. Rindiéndose ante la evidencia,
no tuvo por menos que saludar instintivamente al soberano. De
repente, como obedeciendo a una sacudida o repeluco, se volvió hacia
el gobernador y le preguntó automáticamente: “Pero...¿no era
Jesús, el Nazareno, aquel que se proclamaba vuestro mesías, el
salvador...el Señor?...¿Acaso no lo vitoreábais, entre palmas y
olivos, cuando entró en vuestra ciudad?”.... “Y así es mi
querido amigo, no tenga vd., la menor duda” -Exclamaba exultante de
gozo el regidor- y añadía con aspavientos: “Lo que ocurre es que
nosotros estuvimos a punto de perderlo a causa de la traición de
Judas (ya sabe, el que lo vendió a los sacerdotes..el iscariote),
pero Judas se suicidó y Vd., nos lo ha devuelto, para que celebremos -como
está mandado- su Pasión, muerte y Resurrección”. Barrabás
seguía sin entender nada y ante la duda acertó a contestar con otra
pregunta al gobernador: “Pero -oiga- ¿estos que me aclaman, no
serán los seguidores de Jesús, porque me consta, que el pueblo se
resistía ante la ocupación política y militar de los romanos...yo
mismo encabezaba la resistencia junto a los...
En esto interrumpió al villano, el jefe del Consejo
y echándole el brazo por el hombro, lo alejaba del balcón con el
siguiente argumento: “Mi querido Barrabás, no sabe Vd., lo que
este pueblo adora a los romanos, de hecho, en esta tierra, todos
aprendimos a amar la Semana Santa, de la mano de los soldados
romanos, con esas celadas airosas de plumas de avestruz...¡ya...ya
disfrutará Vd., contemplándolos en los portentosos pasos de
misterios al compás de la música y el izquierdo por delante, cuando nos haga el honor de presidir el
palquillo!...Barrabás, sonreía atónito y desconcertado, sin
capacidad de reacción, totalmente abrumado por la intensidad del
momento, apenas podía poner un pié en el suelo, llevado en volandas
por la innumerables muestras de apoyo y estímulo que le consagraban
los aduladores impávidos. Era miércoles de ceniza, cuando el
ladrón, convertido en héroe, se vió deslumbrado por los focos y
luces rojas de las cámaras de la televisión de los tres colores. Un
locutor rancio, impoluto de etiqueta y aparentemente agradecido, le
hacía entrega de un cuadro, que todos los miembros que pertenecían
al círculo vicioso, recogían cada vez que se cambiaba de lámina.
Barrabás, seguía sin comprender nada. Habían pasado más de dos
mil años y el pueblo continuaba aclamando a los ladrones.
viernes, 7 de marzo de 2014
Tercer día...entre cenizas
..¿quienes
son mis hermanos?
En todos los tribunales hay un dedo acusador que
señala con rostro estreñido y despechado a los que son considerados
“don nadie”. El peligro de un “don nadie” estriba en el
Silencio, silencio mantenido con la mirada fija, hacia el vacío:
¿Eres tu el hijo de Dios...el Mesías...el esperado?. La verdad
calla, porque su lengua es tan larga como la serpiente y su veneno,
letal para los intereses del estado. He aquí el hombre atado, con la
soga al cuello, igual que ayer, en pleno siglo XXI, compareciendo
ante el tribunal de los dedos acusadores, en el centro de los tres
poderes: político, militar y religioso. En el albor de una nueva
primavera, el hombre tiene que morir de los distintos golpes con que
la gubia da forma a la madera. Rodeado de sus amigos, celebrando la
Pascua, partiendo el pan de su cuerpo y dando a beber el cáliz de su
sangre. La traición, está sentada a la mesa con la lealtad, comen
del mismo pan, beben del mismo cáliz. La lealtad permanece quieta,
sujetada por el miedo y la ignorancia, pero la traición es inquieta
y duda y se remueve hasta salir huyendo presa de su misma excitación:
“Lo que tengas que hacer, hazlo ya”. No hay huerto claro en la
noche, ni madura el limonero bajo la luna, la densa atmósfera de
plata la ponen los olivos. El “don nadie” manda vigilar a sus
hermanos...¿quienes son mis hermanos?...¿que he hecho yo, para que
me desprecies...acaso crees que pediré cuenta de los bienes que me
has arrebatado, siendo tu, carne de mi carne y sangre de mi sangre?,
la deshonra ofende más al dedo acusador, que al ofendido. El odio no
es más que la impotencia que siente el orgullo, cuando escucha la
verdad. No huyas, que el camino de la huida lleva a la horca; espera
que cante el gallo hasta tres veces y después llora, sino de
amargura, de arrepentimiento. No importa que me niegues, que me
abandones cuando llegue la hora de la verdad; que sientas ese miedo
tan humano, como las palabras del santo evangelio, que te escondas
como el cobarde que todos llevamos dentro. Lo que importa es que
vivas en paz; ¡baja ese dedo acusador!....no sirvas más a ese Dios
al que tanto temes; olvida el castigo que amenaza a tu conciencia con
arder en las llamas del infierno; no des fraternalmente la Paz,
cuando te lo ordenen en la frialdad de un templo; sal a la calle,
busca a tu hermano, ese “don nadie” que tiene la lengua tan larga
como la misma verdad y abrázalo, porque una palabra suya bastará
para sanarte.
jueves, 6 de marzo de 2014
Segundo día, "entre cenizas"
El
Pastor no quería saber nada de una ciudad que ni entendía, ni
sentía en sus fueros espirituales. Vivía en su Palacio
renacentista; patios circundados por columnas de jaspes nacidas para
grandes recepciones, Los príncipes de los sacerdotes, miembros del
Consejo de, rondaban los damascos del Palacio entre la unción y el
temor a un nuevo baculazo. La Pascua, principal fiesta de la ciudad
de los Babosos, se presentaba un año más, apuntalada por los
troncos que sostenían su ruina. El pregonero que clamaba a voces la
chusma, había sido rechazado una vez más por el jurado del Consejo,
que antes de satisfacer la voluntad del pueblo soberano, prefería
medrar en el oscurantismo de la leyenda negra que salpicaba al
trovador -políticamente incorrecto- y el compromiso de poner en un
aprieto, la férrea voluntad del Pastor de apostar por los cristianos
viejos. El Sanedrín no quería problemas, ni mucho menos creárselo
al Sumo Sacerdote. Para contentar al Pastor y dejar a todos en el
umbrete del conformismo, un hombre de iglesia fue el elegído,
cristiano viejo, hermano mayor de la muy antigua y siempre humilde
cofradía. Antes de matar al mensajero, la noticia corrió
intramuros, los conspiradores señalaban a un clásico amanuense de
pelo cano, que el pueblo celebró con júbilo, pero como todo lo que
el pueblo celebra, es motivo de inquina y desazón para los príncipes
de los sacerdotes, pronto se supo la verdad y la verdad, como
siempre, no contentó al pueblo. De nuevo se hizo la calma en la
ciudad de los Babosos, volvió la rutina hasta que el Consejo convocó
la presentación del Cartel oficial de la Pascua. Aprovechando la
arbitrariedad, que no ausencia de descuido de los príncipes de los
sacerdotes, los amanuenses mataron nuevamente al mensajero,
publicando una copia de la pintura, dejando en evidencia la falta de
respeto que, sobre los artistas, ha recaído a lo largo de la
historia, antes que reconocer los intereses recaudatorios del
Consejo. Pero para los miembros del Sanedrín, no hay nada que no
limpie su imagen pública, mejor que la vanidad de una buena
recepción, inmortalizada por su corte de fariseos y aduladores
impávidos, amenizada por un suculento ágape con brindis al sol y
entrega de trofeos, legajos y molduras. Mientras el Pastor, continúa
mirando para el otro lado de las cofradías, más pendiente que no le
molesten que de agradar, enfrascado en su obsesión por las
vocaciones, los miembros del Consejo se centran en su afán
recaudatorio y cobran el tributo adquirido, que poseen los patricios,
abonados a sillas, tribunas y palcos en la Carrera oficial de la
Pascua. Un negocio redondo en todos los sentidos, que numerosos
Senadores, anfitriones y cicerones, no se cansan de denunciar en los
foros. Hasta los tenidos por Santos Varones, han clamado desde el
ágora -no solo el peligro mortal que se cierne, sobre la encorsetada
Vía Sierpes- sino la serie de atrocidades e injusticias morales,
sociales y protocolarias en la que incurre el Consejo, en cuanto al
reparto y adjudicación de sillas en la Carrera oficial de Pascua,
llegando incluso a vender parcelas en estrecheces y sitios
inverosímiles desde el punto de vista humano con el agravante de
reservarse un gran número de parcelas para sus nobles amigos,
familiares e ilustres invitados y visitantes, en detrimento de las
personas discapacitadas físicas y la amplia lista de espera de
público en general que las solicitan... continuará.
miércoles, 5 de marzo de 2014
Nazareno de Luz
Erase un “nazareno de luz” que se echaba a la calle, que pasaba mañanas y tardes retratando un milagro a voces que todos contaban y muy pocos podían ver. El nazareno de luz, era capaz de acrisolar el aire en su cámara y transformarlo en soplo de brisa que hacía brotar la flor primera del naranjo. En medio del ruido, caminando entre la rutina, el nazareno de luz, se abría paso por el desierto de la vida para mostrarnos que “no solo de pan vive el hombre”. Sus pasos cruzaban en silencio, los dinteles de los Templos, su cuerpo estremecido por la emoción, se sumergía en la penumbra de las naves, para mostrarnos el alma de lo que no se vé y captar el espíritu de las cosas que por cotidianas, no nos parecían tan bellas hasta que las contemplábamos reveladas en sus fotos. Fotos de luz y colores apagados por las neblinas del sueño a escala del gris intemporal que hace que la realidad del momento nos parezca escapada de otros tiempos. Donde había muerte crucificada, nos mostraba la fuente de perfección del Amor hecho arte por amor al Arte; donde las manos se apretaban con cordeles y el hombro se quebraba por el peso de la pasión, nos señalaba un magnífico altar sembrado de cirios que en perfecta geometría rendía culto solemne ante sus dulces plantas. Nazareno de luz que allanaba un camino perfumado de blancos claveles, camino de altura, donde el dolor, la pena y el llano se convertían en belleza de mujer bendita entre todas. Y asi iba marcando los cuarenta días con su cirio de luz –gota a gota- atrapando en imágenes la creación del sueño. Pocos sabían como él visualizar las maravillas que nos brindaban esos momentos: el rayo que se filtra por las vidrieras del ábside y la salva de incienso lo descompone en iris; el beso furtivo del sol bañando las espinas en plena protestación de fe; el ángulo oscuro donde duerme el esqueleto de una parihuela; el encuentro fantasmagórico con la primera “mudá”; el piadoso recogimiento en la esquina de una noche que refleja la silueta de un Cristo en las paredes del Vía Crucis; estampas cotidianas que renacen en la ilusión del más grande de los niños cuando pasa bajo la meta volante de los “capirotes” que anuncia la Puerta de Carmona. Este nazareno de Luz, retrató la Cuaresma mejor que ningún miércoles de ceniza, nos la brindó con sencillez de mira y hondura de calle, nos enseñó que el río más grande puede ser el agua estancada en el suelo, cuando sirve de espejo a la Giralda. Ërase un “nazareno de Luz” que el viernes de Dolores enterraba su cámara tras recorrer el camino más corto de la memoria para dejarnos la huella en blanco y negro de los gozos vividos. Porque entendía –con buen criterio- que ahora había que vivir en todos los sentidos la realidad de una nueva Semana Santa.
jueves, 20 de febrero de 2014
EL CARTEL
Mi
más profunda y sentida enhorabuena a la autora del Cartel de la
Semana Santa de Sevilla 2014. Mi admiración más distinguida a su
condición de artista, pintora y mujer. Me parece un cartel
serenísimo, como el semblante del apuesto acólito que lo precede,
cuya dalmática, parece crujir en la densa atmósfera de la luz
suspendida en el aire. Los maestros hablan de la dificultad que
entraña, dominar la técnica de Acuarela. Dos meses le llevó al
artista, domeñar el brocado que reviste al joven turiferario. Los
pintores hablan de una técnica perfecta y un dominio de palestra
impecable, quien soy yo para recurrir a la falacia de la inmediatez,
experta en interponer comparaciones odiosas. La artista, pintora y
mujer, nos presenta en su cartel, su particular homenaje a la Caridad
cofrade de Sevilla, en estos tiempos de prolongada crisis, donde
parece mentira que el misterio más portentoso e imponente de los
tiempos modernos, represente al Cristo de la Caridad en su traslado
al sepulcro. Un sepulcro blanqueado por la hipocresía del hombre que
predica la paz, la justicia y la hermandad desde el púlpito supino
de su propia comodidad, sin renunciar al estatus social y económico
del que goza. Un sepulcro que establece diferencia de matices y
colores entre la Semana Santa acomodada en Campana, Tribunas y Palcos
y la del pueblo llano a pie de calle que solo presume de vivencias,
penitencia y sano cansancio. Beatriz Barrientos ha sabido captar el
velado matiz de los días azules, en trazos celestes que se difuminan
en el eje de la Giralda, a esa hora que la visitan los vencejos con
sus coros antiguos celebrando la estación de penitencia de la
aclamada hermandad de Santa Marta. Que sabe nadie del trabajo, el
esfuerzo, la dedicación y el alma, enfrentada al desafiante lienzo
del papel en blanco. No hay acuarelas para el blanco, matizado en el
guante de la mano izquierda del servidor del Cristo de la Caridad,
por eso se inventa magistralmente en los pliegues de la bocamanga,
alargándose en la sombra perfecta del volumen, como la raya
impecable que deja una madre en la túnica que plancha al hijo
nazareno. El cartel de la Semana Santa de Sevilla,
pregona también la columna de humo -densa nube de incienso- que sale
de las entrañas humanas; falsas promesas, afán de protagonismo,
rescoldo de la hoguera de las vanidades, perfumada por la magia y el
encanto de la luz primaveral. Un hilo conductor que serpentea por la
atmósfera celeste del cartel, señalando el único e indivisible
sacramento de nuestra Fe, anunciando la Muerte y proclamando su
Resurrección. Gracias Beatriz.
martes, 19 de marzo de 2013
A las puertas del AMOR
Vuelve El Amor, como el agua a regar los naranjos dormidos. El Amor interior, el
que es sabia ascendente y desboca en las ramas sus gajos perfumados. Vuelve El
Amor que a este Valle de Lágrimas prestó el auxilio dulce del maternal Socorro.
El Amor sin presunción, desnudo y entregado, ausente del Dolor, libre de
sufrimiento. Ese Amor que te empapa, te conmueve y dispersa, te eleva hasta el
Calvario de la infinita entrega. Vuelve El Amor y nos devuelve a todos a su
sitio, diestra del Padre, la nave del Divino Salvador donde lo descubrimos
andando a la deriva hasta alcanzar la viva llama de su Faro, norte de devoción,
sagrario del Socorro. No sabe el corazón, cuanta falta nos hace que vuelva en
esa noche de Amores encontrados su horizontal silueta bañada por la luna, entre
cirios tinieblas y brumas perfumadas, Cabeza portentosa sobre un mar de
costeros, el arbol de su Cruz navega hasta el buen puerto, su Amor quedó
enjugado en paño de Verónica, se agita con la brisa como un adiós sentido. La
calle que lo espera es Cuna consagrada, que tiene a la Giralda -testigo
enamorado- el pecho se le abre de besos y oraciones, parece que destila Amor por
su costado. Bulle la Plaza enchida de respeto y silencio, vestida con sus galas
de Domingo de Ramos, vuelve el Amor, ya sube la rampa se estremece ...un rachear
antiguo, anuncia que ha llegado.
miércoles, 6 de marzo de 2013
Nazareno de Luz
Erase un “nazareno de luz” que se echaba a la calle, que pasaba mañanas y tardes retratando un milagro a voces que todos contaban y muy pocos podían ver. El nazareno de luz, era capaz de acrisolar el aire en su cámara y transformarlo en soplo de brisa que hacía brotar la flor primera del naranjo. En medio del ruido, caminando entre la rutina, el nazareno de luz, se abría paso por el desierto de la vida para mostrarnos que “no solo de pan vive el hombre”. Sus pasos cruzaban en silencio, los dinteles de los Templos, su cuerpo estremecido por la emoción, se sumergía en la penumbra de las naves, para mostrarnos el alma de lo que no se vé y captar el espíritu de las cosas que por cotidianas, no nos parecían tan bellas hasta que las contemplábamos reveladas en sus fotos. Fotos de luz y colores apagados por las neblinas del sueño a escala del gris intemporal que hace que la realidad del momento nos parezca escapada de otros tiempos. Donde había muerte crucificada, nos mostraba la fuente de perfección del Amor hecho arte por amor al Arte; donde las manos se apretaban con cordeles y el hombro se quebraba por el peso de la pasión, nos señalaba un magnífico altar sembrado de cirios que en perfecta geometría rendía culto solemne ante sus dulces plantas. Nazareno de luz que allanaba un camino perfumado de blancos claveles, camino de altura, donde el dolor, la pena y el llano se convertían en belleza de mujer bendita entre todas. Y asi iba marcando los cuarenta días con su cirio de luz –gota a gota- atrapando en imágenes la creación del sueño. Pocos sabían como él visualizar las maravillas que nos brindaban esos momentos: el rayo que se filtra por las vidrieras del ábside y la salva de incienso lo descompone en iris; el beso furtivo del sol bañando las espinas en plena protestación de fe; el ángulo oscuro donde duerme el esqueleto de una parihuela; el encuentro fantasmagórico con la primera “mudá”; el piadoso recogimiento en la esquina de una noche que refleja la silueta de un Cristo en las paredes del Vía Crucis; estampas cotidianas que renacen en la ilusión del más grande de los niños cuando pasa bajo la meta volante de los “capirotes” que anuncia la Puerta de Carmona. Este nazareno de Luz, retrató la Cuaresma mejor que ningún miércoles de ceniza, nos la brindó con sencillez de mira y hondura de calle, nos enseñó que el río más grande puede ser el agua estancada en el suelo, cuando sirve de espejo a la Giralda. Ërase un “nazareno de Luz” que el viernes de Dolores enterraba su cámara tras recorrer el camino más corto de la memoria para dejarnos la huella en blanco y negro de los gozos vividos. Porque entendía –con buen criterio- que ahora había que vivir en todos los sentidos la realidad de una nueva Semana Santa.
miércoles, 13 de febrero de 2013
Doña Cuaresma
En estos días en que D. Carnal pasea sus penas por el interior y los litorales, disfrazado de chirigota carnavalera para olvidar su hedonismo. En un misterioso lugar del retiro, donde las tardes alargan sus malvaluces, Sevilla bermeja nodriza, prepara en su más celosa intimidad a Dña. Cuaresma. Señora de rancio abolengo que cuenta sus siglos por quinarios y Septenarios dolorosos. Doña Cuaresma nunca luchó con D. Carnal, ni intentó vencerlo con otra cosa que no fuera Amor; es más, siempre lo miró con buenos ojos, los ojos de la misericordia que se clavan en el cielo de Santa Cruz.. Si porque el domingo de piñata, cuando se entierra la sardina de plata del desenfreno, D. Carnal acude al balcón de Dña. Cuaresma, para cantarle la serenata del pobre de mí, que es como entonar “perdona a tu pueblo Señor”. Y la antigua dama, desde el ventanal ojival del costurero de la infanta queda con él a solas para enseñarle la novena maravilla –que como decía el poeta- consiste en embriagarlo de luz, desazonarlo, pasear con él por Sevilla y después…si ha pecado lo perdona…Pecar es tan humano que hasta Dios echo hombre se entregó a morir por su causa crucificado. El Miércoles, la Señora nos iniciará en el rito anual de la penitencia, imponiendo en la frente carnal, la cruz que nos recuerda que en cenizas nos convertiremos , que la vida es apenas esa Semana, con sus cuarenta días y cuarenta noches en vísperas, en vísperas de la luz que ha salido al encuentro de las calles, para realzarlas, en vísperas del dormido naranjo a punto de despertar florecido para suavizar el Via Crucis por donde Cristo avanza con su Cruz al hombro precedido de cirios tinieblas que alumbra la fe que nos mueve por este Valle de lágrimas. Es un placer recibir a tan ilustre dama del brazo delicado de Sevilla, que acude
a su cita de funciones tan principales, haciendo de la penitencia un don para los sentidos; sin ella el incienso y el azahar nunca habrían tenido el placer de conocerse un primer viernes de Marzo a las puertas de Jesús Cautivo donde comienza a formar la cofradía de la Esperanza.
martes, 20 de marzo de 2012
martes, 13 de marzo de 2012
La discípula amada
Palabra de Amor...
Tenía mucho miedo. Sabía que llegaría el día de huir de los hombres con los que había intimado, conocía demasiado de ellos: sus lascivos hedores, la intensión de sus gestos, hasta las pulsaciones de su promiscuidad. Corría desesperada por la calle de la amargura, el calor del mediodía ensopaba su frente y fijaba las mechas de su alborotada melena en su rostro jadeante. Los mismos que gozaron el hosanna de su apetitoso cuerpo, ahora clamaban venganza de lapidación, blandiendo en sus sedientas manos guijarros de fanatismo de la vieja muralla de Jericó. Las mismas piedras que la cercaron dejándola sin salida atrapada en el muro de las lamentaciones. Allí, se desplomó, creyendo que su hora era llegada y besó tierra santa con sus labios ásperos de ocre, mientras apretaba en sus manos temblorosas los granos del último tiempo contado en segundos de arcilla y arena. Entre las tinieblas del contraluz del sol filtrado por las matas de su espeso pelo, adivinó la luz en manos de la luz que sabe poner en el momento justo, tierra de por medio. Y escuchó al amor de su vida hecho palabra de Amor enfrentada a la insoportable vanidad de los hombres: El que esté libre de culpas, lance la primera piedra”…El silencio otorgó su magistral sentencia, huyó el miedo como se deslizó la seda polvorienta del cabello por su faz iluminada. Cayeron las piedras de todas las manos a los pies de cuantos atónitos escucharon aquella luz hecha palabra: “Vete mujer, tus culpas te son perdonadas”. María quedó turbada desde entonces, había visto al Amor y se sintió por aquel Amor obligada a sabiendas que a ese tipo de Amor ni con todo el Amor del mundo se paga, sencillamente por que su Amor no era de este mundo. María su consagró al Amor en cuerpo y alma, le entregó la flor de castidad de su silencio íntimo, fue todo oído de alabanza , se convirtió en humilde sombra y se abrió un hueco donde nadie advertía su presencia más que El , que una noche la tomó por ejemplo, perdida en el deleite de ungir los pies sagrados del maestro con perfumado aloe cubierto por el manto sedoso de su pelo: Mientras vosotros bostezais en el cenáculo sin apenas entender el significado de mis parábolas, esta mujer alivia mi cansancio con unción. La mujer que era capaz de traducir hasta los más recónditos pensamientos del hombre, no intercambió una sóla palabra con Jesús, porque sabía que el Amor no tenía más que un verbo, Amar en su nombre.
miércoles, 29 de febrero de 2012
CRUZ CANDELARIA
Sale por las intenciones
de tantas penas cargadas
de tantas penas cargadas
al hombro donde se aferra
la Salud de nuestras almas,
viene abriéndonos las puertas
de misericordia en andas
cuando la tarde serena
recorta por las fachadas
su silueta nazarena
con su Cruz de Candelaria.
La altura ha vestido el cielo
con raso de inmaculada
el sol por las azoteas
dejó su puesta tallada
en la airosa crestería
de la alhondiga encantada.
Entre un reguero de cirios
su figura se elevaba
en los hombros fidedignos
con su Cruz de Candelaria.
Primer lunes de cuaresma
que Sevilla transmutaba
en piadoso Martes Santo
de Vía Crucis por la alfalfa
sin túnica nazarena
ni esparto, ni cola blanca
idéntico sentimiento
alumbrando la medalla
que va luciendo en el pecho
la Cruz de la Candelaria.
La luz del recogimiento
entre nebulosas salvas
de incienso, van descubriendo
la dulzura de su cara.
aromas que nos desvelan
las mercedes que derrama
su imagen conmovedora
que al verla se nos escapa
en la esencia inabarcable
de su Cruz de Candelaria.
Cierra con broche de estrellas
la noche por donde avanza
y le rinden pleitesía
con honores de ordenanza
un consistorio de azules
que en esplendores lo abrazan
bajo marco incomparable
que a la belleza destaca
con la humildad infinita
de su Cruz de Candelaria.
Y así se nos va perdiendo
entre oración y plegarias
por las naves de la Seo
que su perfil agiganta:
en cada estación un gesto
de Salud y en la mirada
el Perdón para este pueblo
que echa al viento las campanas
del fervor ante el portento
a los pies de la Giralda.
Todo resulta de ensueño
cuando ya de vuelta a casa
la Santa Cruz presta acervo
al cromo de la Alcazaba.
Estampas para el recuerdo
la Plaza de la Alianza
con la luna de por medio
testigo de la alabanza
que a San Nicolás regresa
sembrando Salud y gracia
por el camino surcado
por su Cruz de Candelaria.
martes, 21 de febrero de 2012
La luz en cuarentena
Desde que el hombre encendió la llama en su corazón, no ha dejado de buscar. Tras los días grises y fríos de su estepa transhumante, buscó la playa de arenas tibias donde el pan y los peces se convirtieran en milagro para saciar su hambre. Buscó en los entresijos de su memoria el verde de un paraíso que olía a yerba. Había oído la palabra de un Dios que le hablaba de una tierra prometida, cuando apenas los días se pasaban por filos de espada. Había creido soñar o quizás soñado creer, que era posible la vida en un lugar bañado por el río grande. Perdido y desesperado en el desierto, gritó un nombre de mujer –virgen e invicta- cuya belleza, había doblegado imperios y reyes. La llama de su corazón propagó un fuego instantáneo que redujo a cenizas todas sus dudas. "Soy lo que buscas y además poseo lo que deseas, sólo debes creer en mí más allá de lo que vean tus ojos". Cuarenta días estuvo el hombre persiguiendo la tentación de aquel susurro; cuarenta noches velando con su fe, tan misteriosa imagen.
Ya en las primeras horas, se abrieron sus sentidos como los gajos de una diminuta flor, cuyo intenso pistilo reflejaba colores de paz en el azul del cielo. "Pídeme lo que quieras y te lo concederé."
Sólo quiero la luz que incendiaba las estrechas calles donde corría de niño y el olor de los reverdecidos naranjos preñados de la efímera flor del azahar…porque no sé si lo soñé o fue cierto, pero conservo en mi alma su vago recuerdo.
La luz se abrió paso entre las sombras, suspendida en el aire y brotaron palabras olvidadas escogiendo el camino más corto para despertar la memoria del hombre. Reconoció al Señor echo hombre, en la portentosa talla que sólo Dios pudo inspirar en un hombre. Subió a su altar solemne por la escala de fiebre y delirio que ordenaban los cultos de regla. Besó con unción la espiral de un talón de Aquiles convertido en el Gran Poder donde reposa el mundo. ¿Todo eso me darás si te adoro? –preguntó el hombre conmovido- ."Todo ello se te ha dado desde el principio y ha salido de ti, porque tu eres parte de mi obra".
Hay un momento en que esa luz que todos creen atribuida a mi especial encanto, goza de una cuarentena exclusiva para los que en mí son privilegiados, quien la percibe esos días, comprenderá que la vida es una semana y hay que gozar cada instante de vísperas como si fuera el último cirio que ilumina el camino. Sólo así, podrás reconocer como nueva, la vetusta silueta del peresceve y estrenar cada año –como si fuera el primero- la antigua ilusión que mantiene encendida la llama en el corazón del hombre.
"Pide, pues lo que quieras y te lo concedere´"
domingo, 23 de octubre de 2011
Crónica de un Pregonero anunciado
No hace más de treinta años, volvías a casa el día de Reyes, cansado y cargado con los juguetes que habían disfrutado tus hijos. Los niños venían exhaustos, dormidos en el carrito o sobre tu hombro, soñando plácidamente con la intensidad que le había proporcionado la noche de la ilusión. Después de aquel n 6 de Enero, te sacudía un escalofrío al escuchar el nuncio del primer programa del año; era como presenciar -en la penumbra de tu habitación- el resplandor de la primera Cruz de Guía, esbozada en las ondas de Radio Sevilla por la voz atiplada y musical de Manolo Bará o Filiberto Mira; como la primera Saeta lanzada directamente al corazón desde los micrófonos de Radio Vida o la voz del Guadalquivir. Te sorprendía la espera si necesidad de contar los días; te llamaban la atención los cultos puntuales sin necesidad de agendas diarias donde se amontonan los actos con profusión de datos; te paraba por la calle, la convocatoria orlada por la pluma de Cayetano Gonzalez, fijada en el pequeño retablo alicatado para tal fin a las puertas del templo: Solemne Quinario, Devota Novena, Piadoso Septenario y te asomabas a los templos como quien descubre por primera vez que siempre no es lo mismo y que nunca es lo mismo de siempre. Ahora continua sorprendiéndote esta prisa por saber, este ansia por estar informado, mucho antes de que el tiempo nos alcance. La comunicación que es un medio, ha alcanzado los medios suficientes para lograr su fín, que no es otro, que el de mantenernos, más que puntualmente informados -intercomunicados- sistemáticamente. No hay rumores que no se confirmen al instante, ni salas de espera para contrastar la noticia, todo se hace instantáneo y soluble, que se diluye por el filtro de la tecnología con ingrávida rapidez. Es difícil que se cumplan los plazos, cuando la noticia corre como al contado por la banda ancha de la red; alta velocidad que supera el boca a boca y hace tambalear la liturgia que honra el tiempo, dando tiempo al tiempo. La ilusión no se manipula en la fábrica de los “mercaderes”, en todo caso pueden llegar a desgastarla por el uso y abuso; ningún taurino, ningún aficionado al futbol, como ningún cofrade que se precie, podrá perder la ilusión, aunque se empeñen maquinalmente en ello, Nada ni nadie logrará abstraernos de esta pasión que nos embarga, pero lo cierto es que cada vez, estamos perdiendo ese duende, ese dejo, esa magia que conservaba nuestra capacidad de asombro intacta. Las nuevas tecnologías han propiciado sin duda a ello; como antaño cantaba don Hilarión: “los tiempos adelantan que es una barbaridad” -hogaño- hace suya la estrofa adaptada a la actualidad y con fingida ilusión asistimos perplejos al rito de las tres designaciones más importantes de cara a nuestra próxima Semana Santa, como el que escucha las crónicas de un cartelistas, de un pregonero o de una Imagen anunciada. Atónitos, impávidos, casi indolentes, empeñamos el factor sorpresa por la almoneda de una expectación edulcorada por la improvisación mediática. Sin embargo, para natural de Sevilla, sigue siendo la designación del Pregonero de la Semana Santa un hito que desea fervientemente celebrar con el mismo júbilo y la misma ilusión como lo ha venido haciendo desde que tiene uso de razón; consciente de la enorme trascendencia sentimental y literaria que conlleva y el honor junto a la satisfacción, difusión y eco a nivel internacional que suscita el acto. Por ello no quiero perder un ápice de la ilusión que me dispensa dicho evento -aunque cada año intenten, la nuevas tecnologías, minimizar la expectación que supone la designación, anticipando públicamente los resultados del escrutinio-. En esta ocasión, me complace felicitar a D. IGNACIO PEREZ FRANCO, Pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2012, deseándole de todo corazón, muchísima suerte en la hora buena de ser el vocero transmisor de los sentimientos de todos los cofrades de Sevilla.
domingo, 17 de abril de 2011
lunes, 11 de abril de 2011
Otro pregón...
Nació hace cincuenta y cinco años, pero no ha vuelto a pregonar Sevilla con su vocablo musical y el Dios te salve; eso sí, viene todos los años –Domingo de Pasión- disfrazado con el frac de la expectación a ocupar el atril reservado a la élite de las Autoridades, Consejeros, Hermanos Mayores, Juntas de Gobierno, familiares, amigos y….Provoca la sana dependencia de mantenernos pendiente de la Televisión local –hoy macerada por el fenómeno de las redes sociales- ayer en cantinela célebre que se extendía por la salita, através de la radio de cretona. Nació hace cincuenta y cinco años en la voz atiplada de un sevillano de Osuna, que escribía versos en una servilleta del Rinconcillo, sin dejar de atender su tertulia: “al compás la cera llora” y se trenzó bajo el escenario sepia del Teatro San Fernando, el Pregón soñado que pocos esperaban y todos deseábamos escuchar. Vuelven los vencejos a columpiarse en el indecible azul de las tardes de vísperas, vuelve la luz a encajar el postigo de la memoria, pero no ha vuelto el pregonero aquel que nos hizo adivinar el alba del Domingo de Pasión. Se ha intentado todo y de hecho se superó el verbo fácil de su cadenciosa voz, con la exquisita prosa de Carlos Colón; la cacofonía de azucena con Macarena, se revistió con el damasco endecasílabo de los sonetos bien medidos por el ínclito poeta; la décima perfecta de Joaquín; la metáfora más pura convertida en programa de mano en la voz poderosa de Manuel Toro; la experiencia comunicadora cincelada en la lírica de Garrido Bustamante; la oratoria académica de Montaño inspirada en el patio de Banderas; el idilio de prosa lírica recordada en la voz de Delgado alba y tantos otros que supieron morir con dignidad cofrade y arrogancia sevillana, en el intento de cantar la Semana Grande. Pero pronto se olvida la palabra ante la venerada Imagen del Hijo de Dios y su bendita Madre, preparados para dar el auténtico pregón por las calles de Sevilla, porque el gozo de vivir y contemplarlos, vale más que mil palabras. Parace que es la hora, parecía que nunca llegaría el momento idealizado que inmortalizó Carlos Herrera con su arenga de ¡a la gloria, sevillanos!...y así pasó otro Pregón –el de este año- con más pena por el esfuerzo titánico de un hombre generoso, que se vió forzado por las circunstancias, a escribir primero y a leer después, un pregón que no estaba diseñado para su preclara oratoria. Un pregón que nos hizo mirar hacia el pasado de aquellos pregones que dormían el sueño de la memoria perdida y que volvieron a despertar en la voz rota de Fernando Cano con antiguas palabras que siempre cantan más de lo mismo. Sin pellizcar el alma ni sacudir el escalofrío del cuerpo, pasaron todas y cada una de nuestras benditas advocaciones, como sin ser vistas, porque para ello, hay que poseer el don de transmitir, de vibrar y hacer vibrar, de soñar despierto acercándonos el paraíso de lo que todos sentimos y no sabemos expresar. Nació hace cincuenta y cinco años y aún lo está esperando Sevilla; no para darle el aplauso medido y encerrado en los privilegios del patio de butacas del Maestranza; ni mucho menos, la ovación cerrada por defender el derecho a la vida,(que para los católicos se dá por sobrentendido) sino para expresarle sencillamente, el contento y el júbilo de habernos anunciado la Semana Santa que guardamos en las retinas, regada por el agua bendita de la emoción. Otro año será.
miércoles, 6 de abril de 2011
Bendición y Esperanza
Saben los niños por el olor a incienso, que los días del gozo se aproximan. Por el redoble de tambores y los sones lejanos de cornetas, los niños alientan el deseo de acercar la Esperanza al más allá de su barrio, donde la inseguridad se hace presente en los rostros ajados de sus mayores. Lo saben los niños que aprenden pronto y bien en cualquier lugar de Sevilla, donde los tramos de naranjos, le han marcado el camino de la cofradía que siempre busca el amparo de su Parroquia. Para ellos, el Cristo de la Bendición no encuentra impedimento alguno para salir a la calle, puesto que ningún guardián de Convento, sería capaz de desplazarse a tan deprimida zona, para sesgar la ilusión de semejante proyecto humanitario. No se enteran los frailes, desde el lujo insonorizado de su humildad, que la mano del santo de Asís, está clavada en la misma cruz, donde Cristo murió para redimir a los más débiles. No quieren enterarse –que la soledad franciscana- está situada al pié de la cruz que ellos mismos insisten en desmontar del Calvario, antes del sábado de gloria. ¿Para que sirve un templo conventual tan vacío si Dios no está hecho para el sábado?. Toda esa lección magistral de catequesis lo saben los humildes, sin necesidad de liturgia vana y trasnochado sermón. Bienaventurados y benditos del Padre, los que no han necesitado el recurso de la sabiduría, para aprender la verdadera catequesis: Ama a Dios sobre todas las cosas; pero no te olvides de amar al prójimo como a ti mismo. Una sola palabra: -FRATERNITAS- un proyecto magnífico, para hacer todo un lujo de la humildad y una mujer al frente de muchas mujeres y hombres comprometidos con la Sevilla más abandonada a la suerte y nunca mejor dicho a la suerte que está intentando cambiar la mala imagen de las Tres mil vergüenzas, en una iniciativa de magnitud tal, que a todos nos conmueve por su valentía y dignidad. Es fácil postular, allí donde las chaquetas se asientan en isabelinas sillas de acuerdo con la dignidad de sus cargos; pero es harto imposible, adentrarse en la aridez y desolación de las zonas más deprimidas y marginadas –Sevilla del más allá- donde FRATERNITAS, ha montado su cuartel general, asida a las Letanías de María Santísima, recorriendo las calles, del nomenclátor que reza bajo la advocación de Auxilio de los Cristianos; Salud de los enfermos; Refugio de los pecadores y Consoladora de los afligidos. Por esas calles del magnificat mariano, no pueden correr los niños asustados e inseguros al contemplar al Cristo caído en el lodo del paro y la droga, pero sí pueden mirar frente a frente la Esperanza que les acerca desde la Macarena o Triana, Jesus Obrero en su calle de la Amargura, que también está pespunteada de fragantes naranjos y abrumada de incienso; que lo mismo suena a cornetas y tambores, sobre un canasto tallado con todo el barroquismo de las necesidades de que adolecen sus vecinos. En una palabra: FRATERNITAS –hermandad y parroquia- el verdadero Cristo de la Bendición, que sí sale a la calle, durante todos los días del año, mientras unas personas,, nos regalen su tiempo y nos abran sus manos llenas de Bendición y Esperanza.
lunes, 4 de abril de 2011
Contraria a la razón
Contraria a la razón, esta ciudad respira inventándose un cielo que otros pasan por alto; suspendiendo el aire en un instante de luz, que otras solo utilizan para poder respirar; inventando respuestas a un genuino ambiente donde solo tiene cabida la imaginación. Felicidad en estado puro; si no la intuyes, ni la palpas, incluso con los ojos cerrados al igual que cuando percibes un aroma, jamás creerás que existe. He aquí el estado de ánimo de la ciudad que cre como –Dorian Grey- cualquier cosa, con tal de que sea increíble, porque no sabe más que mirarse en el mismo espejo de su egolatría. Endiosada, presumida y augusta, se siente mirada por el dios de la luz, perfumada y dichosa Afrodita, coronada por la guirnalda de los naranjos en flor. Capaz de descubrir a las deidades, jugando al escondite en el silencio místico de los adarves. Quien no es capaz de ver la dicha alegoría, morirá en el intento de querer descubrir un amor imposible –la felicidad no es más que la realidad de un sueño que sabe que volverá a cumplirse- y cuando se cumpla, volverá a seguir siendo un sueño. Las apariencias enganñan –dirán los despiertos- cuando observan que la cuenta atrás está inflamando el corazón como un globo a punto de estallar –hombres de poca fe, que buscan un final a esta explosión que funde los sentidos- No, no es así; no hay final para tan esperado encuentro. Cuando alguien ha empezado a buscar, ya ha encontrado algo y ese algo es tan esencial, como la propia trascendencia de lo que se busca. Así es la felicidad que respira o se inventa esta ciudad de vísperas: una sensación de bienestar o gracia que perciben los que no han pedido nada a cambio de ello. Si estás dispuesto –esta ciudad te hará vivir y gozar del paraíso- pero una solo palabra tuya, bastará para sanarte.
martes, 22 de marzo de 2011
El sabor amargo de la primavera
En la primavera de aromas derramadas al pié de los naranjos, hay un sabor de almendras amargas que contamina el aire. El dolor del alma, nunca tuvo puesto mejor nombre en el rostro de María: Tristezas, Desconsuelo; Angustia y Amargura, reflejada en tantos hermanos que sufren la Pasión, consecuencia de esta escarnizada crisis. Desde la cúspide del espectacular altar de Cultos, el Dios de la Luz parece lanzar a sus cofrades- seguidores la rigurosa interrogante: “Y vosotros quien decís que soy Yo”…Tu eres el hermano "parado" que todos tenemos en la familia; el padre de acogida que comparte y reparte el único sueldo que entra en casa; el hijo que con su carrera terminada (fatiguitas de la muerte) no encuentra salida y ejerce de las sobras que le echan a “los becarios” los grandes ejecutivos…Tu eres el joven desorientado que nada en la vorágine de un mar revuelto en incertidumbre sin rumbo y a la deriva, refugiado en sus estudios o formando parte de la masificación universitaria…Tu eres la madre, que todo lo asume, que sufre en silencio las cuitas de todos y aún tiene aliento para sacar fuerzas de flaqueza e infundir ánimo. El eco de la plegaria resuena, intranquilo por este valle de lágrimas: “Tu eres el Cristo de las Penas, tus manos atadas desgastan sus nudillos llamando a las puertas de la necesidad; la cruz se hace cada vez más pesada y el Cirineo siente la vergüenza de su dignidad situada en el umbral de la pobreza.” En la primavera de aromas derramada, llegada la hora de sacar la papeleta de sitio, se hace necesario resolver esa otra "papeleta" del dolor ajeno, de la falta de medios, de la impotencia frente a la pérdida masiva de puestos de trabajo y la amenaza fehaciente de embargos y desahucios. Hacen falta mayordomos de la Caridad para estos Cristos del Desamparo y Abandono en la cuaresma de verdadero ayuno y abstinencia. Secretarios solidarios que den fe, de la situación imperiosa que atraviesan sus hermanos. Hacen falta túnicas que los vistan de dignidad, tela marinera que multiplique el pan y los peces; varas repujadas que se conviertan en cayados para aliviar los caminos; mantos y palios que troquen sus relucientes bordados por el oro impagable de la misericordia y el amor. No es que falte buena voluntad en los cofrades, ni el capítulo destinado a la caridad, brille por su ausencia, es que para salir a la calle dando testimonio de nuestra fe, el verdadero paso de Cristo, no necesita otro estreno que compartir lo poco o mucho que tenemos en estos tiempos de crisis, ni María mayor esplendor que ser pañuelo donde enjugar el llanto, por tantas familias desesperadas.
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