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miércoles, 5 de marzo de 2014

Nazareno de Luz



Erase un “nazareno de luz” que se echaba a la calle, que pasaba mañanas y tardes retratando un milagro a voces que todos contaban y muy pocos podían ver. El nazareno de luz, era capaz de acrisolar el aire en su cámara y transformarlo en soplo de brisa que hacía brotar la flor primera del naranjo. En medio del ruido, caminando entre la rutina, el nazareno de luz, se abría paso por el desierto de la vida para mostrarnos que “no solo de pan vive el hombre”. Sus pasos cruzaban en silencio, los dinteles de los Templos, su cuerpo estremecido por la emoción, se sumergía en la penumbra de las naves, para mostrarnos el alma de lo que no se vé y captar el espíritu de las cosas que por cotidianas, no nos parecían tan bellas hasta que las contemplábamos reveladas en sus fotos. Fotos de luz y colores apagados por las neblinas del sueño a escala del gris intemporal que hace que la realidad del momento nos parezca escapada de otros tiempos. Donde había muerte crucificada, nos mostraba la fuente de perfección del Amor hecho arte por amor al Arte; donde las manos se apretaban con cordeles y el hombro se quebraba por el peso de la pasión, nos señalaba un magnífico altar sembrado de cirios que en perfecta geometría rendía culto solemne ante sus dulces plantas. Nazareno de luz que allanaba un camino perfumado de blancos claveles, camino de altura, donde el dolor, la pena y el llano se convertían en belleza de mujer bendita entre todas. Y asi iba marcando los cuarenta días con su cirio de luz –gota a gota- atrapando en imágenes la creación del sueño. Pocos sabían como él visualizar las maravillas que nos brindaban esos momentos: el rayo que se filtra por las vidrieras del ábside y la salva de incienso lo descompone en iris; el beso furtivo del sol bañando las espinas en plena protestación de fe; el ángulo oscuro donde duerme el esqueleto de una parihuela; el encuentro fantasmagórico con la primera “mudá”; el piadoso recogimiento en la esquina de una noche que refleja la silueta de un Cristo en las paredes del Vía Crucis; estampas cotidianas que renacen en la ilusión del más grande de los niños cuando pasa bajo la meta volante de los “capirotes” que anuncia la Puerta de Carmona. Este nazareno de Luz, retrató la Cuaresma mejor que ningún miércoles de ceniza, nos la brindó con sencillez de mira y hondura de calle, nos enseñó que el río más grande puede ser el agua estancada en el suelo, cuando sirve de espejo a la Giralda. Ërase un “nazareno de Luz” que el viernes de Dolores enterraba su cámara tras recorrer el camino más corto de la memoria para dejarnos la huella en blanco y negro de los gozos vividos. Porque entendía –con buen criterio- que ahora había que vivir en todos los sentidos la realidad de una nueva Semana Santa.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Madre, en la puerta hay un niño


Querido Niño; este año te has quedado guardado en tu añeja caja, custodiado por la Sagrada Familia, entre pajas y restos de serrín. Se que en el fondo no te importa, porque Tu, naces y renaces siempre en la presencia de todos los hombres de buena voluntad y por eso estás también en aquellos hogares que por ausencia u omisión pasan de ponerte a presidir la mesa. Más que no verte en el Portal de siempre, me duele la soberbia y cabezonería, la arrogancia y falta de sensibilidad de quienes siendo maravillosas personas en el fondo, adolecen de guardar las formas y se ceban con la tradición para reafirmar su enajenación mental. Ya sé que esto del cristianismo, hoy en día se ha vuelto de lo más pagano, que hablar de la Iglesia y sobre todo de los curas, es tan gratuito como distraerse con una sesión de “salvame de luxe”; que los cofrades o capillitas, fuera de su ámbito y contexto familiar, están considerados como una secta “jartible” que acapara gran parte de la actualidad socio-cultural e invade un espacio urbanístico más allá del tiempo de vísperas para indignación de los profanos en la materia, que también tienen derecho a disfrutar de la ciudad, aunque se nutran de los beneficios comerciales que generan este tipo de actos y cultos. Pero en el fondo -querido Niño- para los que nos criamos en la infantil catequesis de tu Nacimiento; para los que tanto disfrutamos el verlo poner de la mano de nuestros padres y hermanos; para los que jugamos con esas entrañables figuritas de barro, contemplando cómo tomaban forma y protagonismo, dentro del Belén, bajo un cielo de papel con nubes de algodón y montañas de corcho; impregnadas por el glorioso olor a serrín, que trenzaba caminos y cañadas serpenteadas de verde musgo, supone un trauma añadido al sinsentido que están tomando estas Navidades laicas. Ya sé -ay chiquirritín- que los mejores belenes, no están en las hermandades, ni lucen en los majestuosos templos e iglesias con todo lujo de detalle, que ni siquiera son los que montan los Belenistas con ese acopio de artesanía y buen saber que los hace magistrales, como también me imagino, lo que tendrás que “tragar” -queridito del alma- cuando te ves lucir con las mejores galas en la más valiosa de tus imágenes materiales, dentro de esas casas señoriales, donde presumen tanto de tu evangelio como de su falsa y vanidosa caridad. Sin embargo -querido Niño- ¡cómo disfrutas con las gentes, que sin necesidad de panegíricos ni catequesis impuestas por terceras personas, han querido ponerte humildemente en sus hogares de la forma más sencilla, sobre el aparador o la mesita, conscientes de que Tu eres esa luz de múltiples colores que enciendo los mejores deseos de Paz! Y ese es tu nacimiento preferido, el que montan en la intimidad de sus hogares, las personas que hacen de su falta de medios, verdaderos encajes de ingenio, convirtiendo papeles en cielo y cartones en casas rústicas, canaletas en río y bombas de agua traídas de los desguaces en arroyos cristalinos. Lo siento y te pido perdón por mi soberbia, el respeto como decía el sabio, es aquello que has de tener para adquirirlo, pero lamento irremisiblemente, no verte este año por casa, haciendo nuestros honores y sí -a pesar de todos los pesares- ese árbol sintético, que con todos mis respetos, me resulta tan chirriante como absurdo. Otro año más las redes sociales se llenan de felicitaciones y buenos deseos; las calles de nuestra ciudad están radiantes de luz -como nunca- y el ambiente es espectacular, a pesar que la mayoría nos quejamos de la crisis, el consumo de estas fechas continúa dando la imagen de una sociedad del “bienestar”, pero el comercio se queja; los parados se desesperan y los que viven en soledad por méritos o la más cruel de la soledad acompañada, no les cuadra muy bien esto de la Navidad envuelta en oropeles pero que no se habla ni perdona a sus hermanos. Ojalá nos preocupara menos el menú de esa noche, para algunos impuesta y valorásemos más la mesa y el fuego del hogar. FELICES PASCUAS A TODOS.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LOS GOZOS

Los gozos
 
 
 
 
 
 
Todo lo bueno y lo malo, arranca de la niñez que es el patio del colegio donde jugamos . Para bien o para mal, alguien muy querido o muy odiado, nos inculcó el cariño, la devoción o el rechazo a lo que con el tiempo se convirtió en tradición u olvido. En mi caso el patio que recuerda naturaldesevilla en esta noche destemplada por el redoble del viento y la lluvia, era del Colegio La Salle, para más señas, bajo la advocación y el patronazgo de la Purísima. En fecha tan señalada, la memoria escoge el camino más corto para emocionarme con esas cosas –que por increíbles y fantásticas- son más sencillas de lo que parecen. Se trata de soñar en esta noche inclemente, rozando con la punta de los dedos de un niño, las estrellas de aquel camarín celeste, donde la imagen de la Pura y Limpia relucía en el máximo esplendor de la capilla Lasaliana. Después alguien que hablaba con el corazón más que con el entendimiento, nos envolvía con la historia sagrada de la joven doncella desposada con José. Aquella a la que el ángel del Señor anunció con el Dios te Salve, María; la pintada en plena gloria por los pinceles de Murillo; la sevillana cieguecita de Martinez Montañez; la musa de Alonso Cano; la mil veces copiada, cincelada, labrada y concebida como apoteosis de las Bellas Artes. Y no era más que una joven, piadosa, discreta y humilde, como aquellas mujeres de carne y hueso que nos acercaron al altar de su Belleza y nos enseñaron a rezar, juntando las palmas de las manos, al admirar su imagen cargada de unción. He aquí el principal misterio, en el que mis cortas luces, alcanzan a descubrir la Inmaculada Concepción de María, por encima de subterfugios y enrevesados misticismos. Ella representa la Plaza del Triunfo de la humildad y por eso la corona en su cima, como Pura y Limpia alegoría de la tierra que lleva su nombre por lema. Cuando todo resulta confuso e impensable, Ella continua siendo Virgen –siempre Virgen y Madre, presente en las esquinas de azulejos con la leyenda extendida por las coplas de Miguel Cid, a lo largo y ancho de esta ciudad; reluciendo más que el sol en el jueves del Corpus y llenando las parroquias, iglesias y monasterios con la luz del medio día de la gracia. Todo arranca desde la niñez y confluye en la desembocadura de una sola mirada. No es preciso levantar los ojos para adivinar la altura de este día de gozo, basta sólo gozar de esta fe aventajada y traviesa tan naturaldesevilla, que cree en lo que no ve, porque sólo las elegidas, pueden llegar a creer lo que están viendo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

LUZ IMPERIAL



Sevilla tiene gracia concedida de hacer la LUZ a la caída de la tarde. LUZ que alumbra el oscuro turquesa de los eternos instantes que cuajan en las alturas. LUZ que enciende los brillos de la estrenada noche y se prolonga en sombras de imperiales, ráfaga y corona, sobre los ocres muros de la ojiva. LUZ que al “cielo con ella” desciende sobre los pies y se propaga encendiendo las tinieblas del mismo pretorio de la Casa Pilatos. Resplandor que lentamente avanza como majestuoso vuelo por Aguilas, buscando iluminar la intención de clausura que le reza una salve. Esta LUZ sabe mucho de madre, por ser madre de todas las que reciben el rayo que dá la vida, Luz que se deja llevar por los estrechos rincones y desemboca esplendente en las antiguas plazas donde las yemas endulzan el paladar con la artesana mezcla de la oración y el trabajo. LUZ íntima cercana, algazara infantil recreada en las aguas de la pila del pato. Ascua peregrina que enciende los sentidos y los abre al rozar los toscos muros del palacio, dejando el corazón atrapado en el cristal de sus oscilantes guardabrisas. Luz que se pone por donde mismo sale, como aurora y ocaso de la Puerta de Carmona.

viernes, 5 de julio de 2013

EL AMOR conFORMA II


El AMOR es muy grande, pero tiene cuerpo de niño; refunfuña y se enfada, llora y patalea con la pureza y candor de un infante, pero al rato se le pasa y se arroja a tus brazos buscando consuelo. No tiene capacidad para el rencor, su memoria olvida pronto el daño, aunque como dice Santa Teresa de Calcuta, cuanto más duele, mejor es su efecto. Por ponerlo en el lugar más alto, se compara con Dios y se sitúa donde hay caridad y están más de dos personas reunidas hablando en su nombre. Por intentar definirlo, los hombres escriben de El, con más deseo que conocimiento; con mayor anhelo que experiencia; con más énfasis que sentimiento; porque su enunciado resulta indefinible. El Amor no es responsable ni maniático; no pide nada a cambio y da sin pasar factura. Disfruta haciendo disfrutar y recibe con la condición de gozar a la altura de su beneficiado. Si hubiera que ponerle rostro al Amor, sería el de los iluminados que han visto la luz de saber interpretar una mirada; el de aquellos que aprendieron la docta lección de leer entre líneas; de los que supieron escuchar la voz del corazón que la razón no entiende. El Amor, no conoce el miedo, lo ha vencido; es inmune a los celos; los ha conquistado; esquiva la ira, la abraza y adormece, la alivia y atiende automáticamente al perdón. El Amor es un recuerdo constante que no necesita notas recordatorias; una memoria atenta que no persigue al enemigo; un tiempo sin espacio que ralentiza la rutina de la vida, antes que la alcance la ansiedad; un antidepresivo sin efectos secundarios; un permanente estado de inconciencia. cuyos síntomas incurables contagian sin provocar la pandemia. El amor no tiene pasado; no piensa en el futuro; es un presente que se estrena cada día y se abre con la ilusión de quien recibe su regalo. Cuando intentes poner todo en su contra, el Amor terminará puntuando a su favor; si te escuece es buena señal; si le eres fiel, terminarás de su mano en el paraíso; si le ríes su gracia, te hará olvidar tus penas y como te resistas, te volverá loco. En todo caso, bendita locura... el AMOR

jueves, 4 de julio de 2013

Entrevista a Julia Rómula

...y la Historia seducida por la hermosa ciudad que, como collar llevaba su río, escribió con letras de luz "Isvilia": SEVILLA (Santiago Montoto)
 
Doraba la luz su perfil de bronce recortado en los visillos como un resplandor que ciega; era la misma luz que ha quedado atrapada en la armonía de los patios antiguos; luz conventual de claustros que juega al escondite por las galerías y los medios puntos; luz que enciende el esplendor de las pilistras y el pardo oro de las hojas de palmas; Luz de renacimiento por los jardines de Dueñas que llora las sombras mudéjares de los perdidos palacios del Duque. La Dama, suspiraba ojeando las páginas de sus álbunes sepia. -¿Cual fue su primer amor, Señora? -Argantonio- contestó sin pensárselo. No insistí, porque las respuestas certeras son como los niños que dicen la verdad sin titubeos. -¿y el gran amor de su vida? “Sin duda la tierra donde pisas y seguirán pisando tus seres queridos cuando te entierren bajo ella”. ¿Un hombre?: “Julio César” ¿Un nombre?: “Hispalis- Julia Rómula. Cognoninne Julia Rómula, como escribió Plínio de mí”. ¿Un Rey?: “Fernando III” ¿Un villano?: “unas veces por cruel, otra por justiciero; D. Pedro fue sin duda el más sonado. Pero yo guardo en el corazón a tantos villanos anónimos ó renombrados, que se merecen igualmente la distinción”. Me parecía absurdo preguntarle a la Señora, quien era su mejor Pintor, su mejor escultor, su mejor poeta, pues Dama tan principal nunca se pronunciaría a favor de nunguno de los proceres de las Bellas Artes, que había parido en su noble cuna. Me fui por la tangente: -¿Señora, vd. es conciente de su belleza?: “mi belleza, es fruto -mejor dicho de vuestra inconciencia”- sentenció con su brillante sonrisa- “sé que he despertado pasiones, pero más que pasiones, han sido inquietudes culturales. Siempre me ofrecí tal cual, generosa, hospitalaria y cálida...el sol, la tierra y el río me ayudaron con la suavidad y el temple de este clima. Los hombres suspiraron por mí a la luz de la luna, levantaron murallas y torres altas, intentaron seducirme con sus sabias culturas, pero yo siempre me quedé con lo mejor de sus artes y conquistando sin querer a mis conquistadores. Para mí, eso es lo más hermoso de mi popular belleza”…. Se apeó del diván como una reina que se alza de su trono; la túnica carmesí desplegó su brillo de seda a lo largo de la esbelta figura, la toga de chantillí color ocre le caía desde el hombro recogida en su brazo diestro de manera impecable. Con graciosa magestad, se dirigió al balcón principal de Palacio: su pelo negro, reverberaba al contraluz. Pensó en voz alta para que yo aprendira sus verdades con devoción: “Sabes, por mucho que lo hayan intentado mis caballeros 24 e ilustres alcaldes, yo he sido siempre y seré ingobernable. Las distintas políticas que a lo largo de todos los tiempos intentaron venderme, sucumbieron ante el genuino instinto de improvisación de mi pueblo. Aún no entienden que en mí la creación se mueve por impulsos de locura. -fagamos un templo tan grande que todos los que lo contemplen nos tomen por locos- ese es el verdadero lema, el secreto a voces que guardan mis monumentos. Todo es tan sencillo como luchar por la Paz y vencer a los enemigos defendiéndola con el ejemplo. Uno de mis mayores recuersos fué el comercio, yo lo engrandecí con la paz. Los bajeles cargados de oro de indias, buscanban la paz de mi puerto; el oficio de acuñar momenas encontró aquí su casa; así como los contratos mercantiles, los legajos y tratados históricos, los pergaminos de oficio, los tratados de cuentas y la real correspondencia lacrada por los virreyes, nunca estuvieron tan cuidados y a salvo como en mis archivos y bibliotecas”. -¿Señora, cambiando de tercio, Vd. es una ferviente practicante de la Santa Iglesia Católica? - “como también lo fui de todos los dioses paganos procedentes de los fenómenos de la naturaleza frente a los que los hombres se sentían y se siguen sintiendo indefenso por su misterioso influjo. El miedo del hombre a lo desconocido, hizo de la religión un arma de doble filo que causó muchas víctimas y desgracias a la humanidad. Sinembargo la fé ayuda muchísimo y siempre he tenido claro, desde el primer instante que nació Cristo que su mensaje -basado en el amor- revolucionaría al mundo. Frente a los desmanes y abusos de la jerarquía eclesiástica, prevalece el espíritu del evangelio (ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo). Me merece el mayor de los respetos una Institución que ha trascendido a toda clase de intrigas, guerras y conflictos - viva y generando dudas-. Aunque tengo que reconocer que la fe, para mí es muy fácil, ya que aquí encontró, casa al Señor del Gran Poder y a su Madre Santísima de la Esperanza”. -¿Si tuviera que escoger un color, Señora?- “Eso sería imposible, querido; soy eminentemente dual, mujer de contrastes muy definidos: dos orillas; silencios maestrantes de aldabonazos nazarenos y júbilo desbordante de Altozano y Macarena. De mi hermana Triana, el color blanco de sus cales y el verde del río Betis y del equipo que lleva mi nombre, el rojo pasión. -¿una flor? : “sin duda la azucena” -¿un perfume?: “sabes que el azahar” -¿un rincón?: “esa pregunta, te la contestarían mucho mejor mis pretendientes” ¿y una pena?: “...hijo mío mis penas son tan antiguas e inconsolables como mi edad...pero en cambio se pasean bajo palio cada primavera por las calles para alegría y consuelo de todo el que les quiera rezar. No quiero aturdirla más, aunque ella no ha dejado de mostrarse complaciente, sin perder en ningún momento su histórica compostura. Sé que quedan muchas preguntas en el tintero..pero donde voy yo, apurando esta osadía producto de mi imaginación. Intenté besarle la mano, pero Ella me acercó su mejilla...y entonces desperté, con un libro de Santiago Montoto abierto sobre mi pecho.Su título: Biografía de Sevilla.

miércoles, 26 de junio de 2013

La vida

Nos creímos que por conocerla más, recibiríamos mejor trato, pero no era así, nunca fue así ; Ella trataba a todo el mundo del mismo modo, es decir, con indiferencia. También creímos que con Ella se terminaba aprendiendo algo y el paso de los años nos demostró que Ella no enseña a nadie. Fuimos adquiriendo aquello que llaman experiencia –decían que era un grado- poco más, si al final resultó que el barquero sabía más que el petulante erudito, cuando se hundía la barca, por lo menos sabía nadar. Nos trató tiernamente en los primeros años, bueno a la mayoría, nos hizo olvidar lo dura que resulta cuando se está bien protegido. No era Ella la que nos daba confianza, pero confiábamos en Ella, porque parecía tan hermosa y apasionante, tan sugestiva y aventurera. Soñábamos con Ella tras los ventanales amplios de la obligación, nos recreábamos con Ella en el patio, jugábamos y corríamos por sus calles cercanas. Entonces Ella tenía una casa –que si no era la mejor-sí que era la que mejor guardamos en la memoria. Y teníamos unas ganas locas por salir de aquella casa y volar atraídos por el despliegue de luces con que nos citaba desde todos sus puntos. Ella nos presentó al primer amor, que para algunos fue el único, otros conocieron el desengaño que les abrió las puertas de segundos amores que aunque no fueran para siempre, fueron buenos mientras duraron: También hubo quien se reclutó en sus celdas por amor propio o por querer ser propietarios de un amor imposible. Los más privilegiados tuvieron la suerte de envejecer de la mano que eligieron con acierto ó acariciar para siempre el recuerdo de unos instantes que no tienen cabida en el olvido. La mayoría andamos pactando con ella, para llegar a un buen acuerdo con la soledad. Creíamos poder resistir, su ímpetu, su fuerza, su extraordinario vigor y nos desayunamos cada día la lista siniestra de sus innumerables víctimas. Víctimas cobradas en plena flor de la inocencia; en plena cima del deporte, en plena celebridad de la idolatría de barro, en la plena euforia de su carrera política, en plena energía de su agresividad ejecutiva ó en la plena miseria de un cruce de fuegos. Ella sigue siendo preciosa, para los que tienen sus días contados; esperanzadora para los que se aferran al clavo ardiente de una donación anónima. Mágica y sublime para los que habitan en la planta de los milagros, e irresistible incluso para los que en ella, vegetan. Dicen que cuando se le mira a la cara fijamente y te enseña sus fauces, uno no puede dejar de pensar en Ella y termina suicidándose, otros quizás más listos pero menos inteligentes, le aplicaron la fórmula magistral de la fe, los más débiles intentaron curar su mal automedicándose con la mentira piadosa de los antidepresivos, los artistas se volvieron locos buscándola entre las bellas artes y algunos trabajaron para poder sobrevivir a   Ella : LA VIDA...

jueves, 16 de mayo de 2013

POR LAS ARENAS











En la dimensión espiritual, allí donde el cuerpo no precisa cuidados ni atenciones, la madre se habrá encontrado con la Paz de los que sienten pero no padecen. Gozando de esa luz inmarcesible que concede la ciencia infusa estos días previos a Pentecostés, se habrá fundido con el esplendor de los campos, con la belleza pintoresca del camino perfumado por la resina balsámica del eucaliptal y los pinos, mezclada entre la gente –peregrina, caminante hacia las marismas azules. Ungida y exenta por la gracia, reconocerá el reino de nuestras almas, donde el paráclito en forma de blanca paloma gobierna con su cetro de paz y justicia, señalando el camino, la verdad y la vida. Hecha rayo de luz difuminado entre las ramas, lubricán del solano que alisa las arenas, cualquier noche de “pará” tras el rosario vespertino y letanías, se habrá encontrado con el Padre –su marido- el hombre al que tanto quiso en vida y lloró con lágrimas de fiel esposa. Cogidos de la mano, sin nada que explicar porque todo es don sabido por la lengua del fuego, cortarán esa flor del romero que florece cuando duermen los vencejos. Como saben las madres velar el sueño de sus hijos, como saben las madres, curar las heridas con vendas sigilosas de suspiros; como saben las madres perdonar como maestras del amor, las faltas –que por graves y mortales- merecen mayor indulgencia, como saben las madres mantener encendido en la noche, el simpecado y repujar con la luz de la luna la plata de la carreta, donde descansa, vestido de pastorcito, el cordero. Mas allá donde los hombres disimulan con ruido de cohetes, juerga y tambor, la llamada de una fe desbordante, el espíritu se manifiesta, atando y desatando en vida, los lazos que dejaron pendientes familiares y deudos. Cubierta por el rocío de los ángeles y santos, la imagino cortando los lirios y amapolas para ofrecerlos en su presentación. Doy fe que respiro su aura, que siento su protección, como el calor de vela de promesa que ha encendido para iluminar el resto de mis días. Incluso me atrevería a expresar su santa voluntad por la fuerza inaudita que me inflinge en estos momentos tan duros. Como sabe una madre permanecer al lado de sus hijos, incluso en el fragor de su ausencia ireparable.

sábado, 11 de mayo de 2013

Mi primera entrada

La veía solo de Domingo de Ramos a Sábado Santo en nuestra cita obligada como abonados en la Avenida. Tenía 84 años de precisosa lucidez sobre todo interior. Repasabamos como nos había ido la vida en esta Semana de ilusiones y reencuentros, se asía a mi brazo con sus manos sarmentosas, pero cálidas. Estaba preparándose para su último viaje, sólo le pedía al Señor, que no causara molestias a nadie, que cuando le llegara su hora, pasase del sueño a la otra orilla, para seguir dando gracias a Dios por todo lo que le había dado. El jueves Santo era su gran día, la ilusión de esperar al Señor, se vislumbraba en su rostro iluminado por la impaciencia. Me decía con los ojos nublados de lágrimas, mientras se acercaba la cofradía: "Antonio...ya viene el Señor del Pasión...mi padre era de la Sacramental, reposa bajo sus plantas...ay, cuantos recuerdos...".Pasaba el dulcísimo Nazareno y yo desviava la mirada hacia esta entrañable Señora, porque en sus ojos veía reflejado, la auténtica luz del rostro de Cristo...Pasión reconfortadora. Este año, ví su silla de tantos años, vacía..ocupada por otra persona, temí lo peor, aunque aún conservaba la esperanza de estar a su vera el Jueves Santo. Así fué, cuando pasó el Señor de Pasión, paró a la altura de la silla que ella ocupaba, sentí un escalofrío indescriptible y entonces comprendí, que estaba con El en el paraiso.

SevillA 13 de mayo 2006

martes, 16 de abril de 2013

Cuando Ella baila

 
 
SE echan a bailar y saben que el mundo gira alrededor de sus volantes; vienen escogidas, se citan con la mirada, la complicidad es un hecho y derecho exclusivo, son las amazonas del tablao; las que toman la parte noble del cosmos para encenderlo con la chispa del angel. Crecen y se multiplican, desplazando al otro sexo -en este caso el sexo débil, se hace masculino- inseguros, indefensos, reyes con cetro de cristal, donde escancian el oro líquido de sus más íntimos e inconfesables deseos. Siluetas con forma y sonido de guitarras; cinturas de mimbre con denominación de origen y sello de Sevilla que toma la curva de la sensualidad por el camino más corto hacia la seducción. Mujer, ¡baila!, pídeme lo que quieras que te lo concederé, aunque sea la mitad de mis sueños. Y en tu mirar, se nos clavan los ojos como espadas lascivas, sin dejar de asestar puñaladas de deseo a esos cuerpos que gimen de placer con sus lances. Cuando Ellas bailan, sembrando de esplendor el escenario de la fiesta, los hombres cambian de conversación, hablan de sus cosas, pero no las piensan, porque el pensamiento solo puede atender la demanda de gloria que provoca el revuelo de sus volantes. Bajo ese cielo de farolillos solo pueden reinar las Amazonas, radiantes, altivas, desafiantes guerreras del sol bordado en la seda de sus mantoncillos y la noche abrazada al firmamento multicolor de los lunares. Cuentan los duendes de la Feria, que el hombre enamorado, no se separa de Ellas, que la roza, que la mima, que la acaricia y la besa, robándole flores al ramo de la pasión y aun así, pueden aspirar a la cumbre de la distancia que los separa, todo lo más mozo de espadas, gentil subalterno que despliega el percal a los pies de la diosa. ¿Te acuerdas?, no importa, yo he sentido en el corazón, esa sensación de ansiedad, ese apetito frugal de morder en tus labios la manzana jugosa. El amor levanta admiración en la fiesta de la luz y su encanto incita y provoca, sin necesidad de superfluas cortesías, sólo con la claridad de una profunda mirada. Los brazos al aire, hacen repicar el sonajero de las pulseras, reclamando el abrazo de su amado; fuera de sí, cuando la noche se remansa y el cansancio se hace música buscando el hombro donde reposar su barroca cabeza, aun más bella y natural que recién maquillada, cuando Sevilla tienda sus puentes de plata para que tu los cruces -mujer-reflejando tu garbo en la cornucopia del río, la felicidad alcanzará su momento más efímero y la mejor palabra se sellará con un beso.

martes, 19 de marzo de 2013

A las puertas del AMOR

Vuelve El Amor, como el agua a regar los naranjos dormidos. El Amor interior, el que es sabia ascendente y desboca en las ramas sus gajos perfumados. Vuelve El Amor que a este Valle de Lágrimas prestó el auxilio dulce del maternal Socorro. El Amor sin presunción, desnudo y entregado, ausente del Dolor, libre de sufrimiento. Ese Amor que te empapa, te conmueve y dispersa, te eleva hasta el Calvario de la infinita entrega. Vuelve El Amor y nos devuelve a todos a su sitio, diestra del Padre, la nave del Divino Salvador donde lo descubrimos andando a la deriva hasta alcanzar la viva llama de su Faro, norte de devoción, sagrario del Socorro. No sabe el corazón, cuanta falta nos hace que vuelva en esa noche de Amores encontrados su horizontal silueta bañada por la luna, entre cirios tinieblas y brumas perfumadas, Cabeza portentosa sobre un mar de costeros, el arbol de su Cruz navega hasta el buen puerto, su Amor quedó enjugado en paño de Verónica, se agita con la brisa como un adiós sentido. La calle que lo espera es Cuna consagrada, que tiene a la Giralda -testigo enamorado- el pecho se le abre de besos y oraciones, parece que destila Amor por su costado. Bulle la Plaza enchida de respeto y silencio, vestida con sus galas de Domingo de Ramos, vuelve el Amor, ya sube la rampa se estremece ...un rachear antiguo, anuncia que ha llegado.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Nazareno de Luz

 
Erase un “nazareno de luz” que se echaba a la calle, que pasaba mañanas y tardes retratando un milagro a voces que todos contaban y muy pocos podían ver. El nazareno de luz, era capaz de acrisolar el aire en su cámara y transformarlo en soplo de brisa que hacía brotar la flor primera del naranjo. En medio del ruido, caminando entre la rutina, el nazareno de luz, se abría paso por el desierto de la vida para mostrarnos que “no solo de pan vive el hombre”. Sus pasos cruzaban en silencio, los dinteles de los Templos, su cuerpo estremecido por la emoción, se sumergía en la penumbra de las naves, para mostrarnos el alma de lo que no se vé y captar el espíritu de las cosas que por cotidianas, no nos parecían tan bellas hasta que las contemplábamos reveladas en sus fotos. Fotos de luz y colores apagados por las neblinas del sueño a escala del gris intemporal que hace que la realidad del momento nos parezca escapada de otros tiempos. Donde había muerte crucificada, nos mostraba la fuente de perfección del Amor hecho arte por amor al Arte; donde las manos se apretaban con cordeles y el hombro se quebraba por el peso de la pasión, nos señalaba un magnífico altar sembrado de cirios que en perfecta geometría rendía culto solemne ante sus dulces plantas. Nazareno de luz que allanaba un camino perfumado de blancos claveles, camino de altura, donde el dolor, la pena y el llano se convertían en belleza de mujer bendita entre todas. Y asi iba marcando los cuarenta días con su cirio de luz –gota a gota- atrapando en imágenes la creación del sueño. Pocos sabían como él visualizar las maravillas que nos brindaban esos momentos: el rayo que se filtra por las vidrieras del ábside y la salva de incienso lo descompone en iris; el beso furtivo del sol bañando las espinas en plena protestación de fe; el ángulo oscuro donde duerme el esqueleto de una parihuela; el encuentro fantasmagórico con la primera “mudá”; el piadoso recogimiento en la esquina de una noche que refleja la silueta de un Cristo en las paredes del Vía Crucis; estampas cotidianas que renacen en la ilusión del más grande de los niños cuando pasa bajo la meta volante de los “capirotes” que anuncia la Puerta de Carmona. Este nazareno de Luz, retrató la Cuaresma mejor que ningún miércoles de ceniza, nos la brindó con sencillez de mira y hondura de calle, nos enseñó que el río más grande puede ser el agua estancada en el suelo, cuando sirve de espejo a la Giralda. Ërase un “nazareno de Luz” que el viernes de Dolores enterraba su cámara tras recorrer el camino más corto de la memoria para dejarnos la huella en blanco y negro de los gozos vividos. Porque entendía –con buen criterio- que ahora había que vivir en todos los sentidos la realidad de una nueva Semana Santa.

sábado, 23 de febrero de 2013

El Secreto de la Roldana II

Excma. Sra. Tal y como teníamos convenido en nuestra conversación mantenida a sesenta días pasados y atendiendo a su ruego, pláceme comunicarle que obra en mi poder; Providencia firmada y rubricada por su Eminencia Reverendísima, Don Jaime de Palafox y Cardona, Arzobispo de Sevilla, por la que se viene a autorizar el permiso solicitado para…
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Una vez acomodados en el carruaje, el fraile mensajero, sentado a la derecha de Luisa Ignacia; los pasajeros se abandonaron a sus correspondientes “de profundis”; el religioso sumido en sus constantes oraciones y la hermosa Dama escrutando cada palabra entre líneas del pergamino tan esperado. Presa de una ansiedad febril, los latidos acelerados del corazón de Doña Luisa bombeaban su pecho con tal fuerza, que llegó a temer que el fraile se incomodara con los espasmos de su excitación, a Dios gracia atenuada por el crepitar de las ruedas contra el empedrado del pavimento. El sol alto de la mañana a media mitad de arena de la hora del Angelus, doraba el arabesco de la torre mudejar de San Marcos, lugar donde tenía arrendada la cripta que sirviera, llegado el momento ,para dar cristiana sepultura a su insigne progenitor. Ni la sonora algarabía de tratantes, mercaderes y rufianes que poblaban la Plaza de los Carros en su frenética actividad; ni el apabullante trajín de los pregones que vociferaban los comerciantes de abastos de la calle de la Feria, lograron distraerles de sus respectivos estados de abstracción. El Carruaje se detuvo en la fachada principal de la calle Andueza y dos guardias reales sirvieron de escolta a la Señora tan principal, seguida de Fray Jerónimo de Buenavista. La luz del mediodía realzaba el terciopelo azul de la lujosa capa, fruncida en la cervical a modo de capucha, cuyos ribetes de seda blanca recortaban el perfecto perfil de su rostro de abrumadora belleza. La egregia Dama tendió la mano al reverendo Provincial con un amago de genuflexión y éste incorporándola automáticamente, le impuso su bendición: "Sea bienvenida vuesa merced a esta bendita casa; veo que mis oraciones surten efecto por su aspecto tan saludable -Señora mía- espero que su insigne padre y resto de la familia, gozen de igual suerte. A Dios gracias, reverencia, contestó "la Roldana". Cruzaron los exquisitamente ajardinados patios de Farmacia, San Carlos, del Alcohol y de Cobalto, hasta alcanzar el del Recibimiento antesala de la Iglesia, por donde había correteado de pequeña en las períodicas visitas de aprendizaje que había efectuado al recinto de la mano de su padre para adquirir conocimiento y rendir admiración a los celebrados artistas que trabajaron en tan monumental obra; su avispada capacidad de visión, abarcaba cualquier detalle por insignificante que pareciese y en su mente privilegiada, revoloteaban las mariposas de aquellos nombres que Don Pedro habíale inculcado con fechas y apellidos tales como: Juan Bautista Vázquez, quien en las enjutas y sobre la clave del arco de entrada al Templo había esculpido los relieves de las virtudes teologales. Don Fadrique Enríquez de Rivera, fundador del Hospital según idea de su augusta madre, Doña Catalina de Rivera y su arquitecto mayor, Don Hernan Ruiz II...Una vez dentro de la Iglesia, Doña Luisa se esplayó en la contemplación del magnífico altar Mayor; ejecutado por Diego López Bueno, según diseño de Asensio de Maeda, admirada -una vez más- por el esplendor de las pinturas del insigne rondeño, Alonso Vázquez en su época de madurez creativa 1602. Pero donde realmente quería "la Roldana" centrar su atención -una vez más- era en la primorosa imagen de Nuestra Señora; la muy hermosa talla en su misterio de la Concepción, labrada en madera noble; vestida de lana encarnada y blanca y tocada con manto de tafetán celeste y escapulario del mismo color, guarnecido de encajes de oro, coronada por una presea de plata imperial, con sus rayos, estrellas y remates. Su padre le había contado apasionantes detalles acerca de esta magnífica imagen, a la cual profesaba rendida devoción, considerándola fuera de serie: Esta imagen, mi querida Luisa -afirmaba el venerable escultor- la dió de limonsna una devota y costó trece pesos escudo de plata y que su cabellera, perteneció a Doña Catalina de Rivera que la donó exprofeso. Luisa se santiguó ante su presencia, y oró durante unos minutos arrodillada en un reclinatorio forrado de damasco, seguidamente encendió dos velas de promesa e introdujo un par de monedas en su cepillo de cultos. Si vuesa merced, no tiene inconveniente, pasamos a la Biblioteca, para despachar sin más dilación los asuntos que nos ocupan. El Reverendo padre provincial puso sobre el acharolado tablero de la mesa de estudio, la providencia dictada por Monseñor Jaime de Palafox; "la Roldana" suspiró de satisfacción al leer el auto decretado, en el que se concedía autorización eclesiástica a favor de Doña Luisa Ignacia Roldán -escultora e imaginera de oficio- para que ejecutase los trabajos pertinentes relativos a la restauración, limpieza y estofado de la venerada imagen de Nuestra Señora de la Concepción, establecida canónicamente en la Iglesia del Hospital de las Cinco Llagas, vulgo de la Sangre...Disculpe, vuesa reverencia -interrumpió "la Roldana", sopena de parecer impertinente, ruego una vez más a su paternidad, renueve los votos de discreción conforme a la promesa que mantenemos entrambos sobre tan delicado asunto, que no debe de trascender de estos cuatro muros. ¡Señora!, acaso poneis en duda el secreto de confesión -le espetó el prelado- con cierto aire de indignación. Nada más lejos de mi voluntad -Reverencia- mis temores estriban únicamente en aumentar las contrariedades que sufre mi admirado Padre, abrumado por los continuos pleitos que mantiene con los Dominicos de Regina y otroras Cofradías, por escabrosos litigios sobre infundadas autorías y supuestas intervenciones, amén de las desavenencias personales que venimos padeciendo, al no bendecir Don Pedro, mi más que firme decisión de contraer matrimonio con el compañero de oficio, Luis Antonio de los Arcos. Descuide vuesa merced, que mi humilde persona estaría siempre en disposición de mediar entre su padre y vos, para encontrar la mejor solución apostólica a los susodichos problemas. Dios bendiga a vuesa excelencia, paternidad, por tan generoso ofrecimiento; pero me temo que la decisión ya está tomada de manera irrevocable, al haberme desposeido de mi correspondiente dote através de acta notarial, por lo que me veré forzada a abandonar esta Muy noble ciudad, rumbo a Cádiz donde tengo apalabrada carta de pago para la ejecución de la nueva Dolorosa titular de la Cofradía de la Soledad de Puerto Real, de ahí la premura por empezar los trabajos a la mayor brevedad posible sin despertar la menor sospecha.
Al día suigiente de la entrevista, fueron dispuestas y habilitadas sendas salas en la sacristía con las mejores condiciones de luz y temperatura posible, brindándosele a "la Roldana" plena y total libertad de acceso y horario expedito a su voluntad, cuidando denodadamente que nadie la molestara, salvo la puntual presencia de su hermana Francisca, que acudía a revisar los trabajos en su calidad de erudita en el arte del estofado y la encarnadura de las imágenes.
Cuando Luisa Ignacia Roldán se enfrentó cara a cara con Nuestra Señora, despojada de toda prenda y avalorio...
 
Son tantos los encargos que desarrolla la escultora en estos años de Cádiz y tan grande la maestría adquirida en todos los trabajos realizados, que dos años después marcha con la familia a Madrid bajo la protección del que era ayuda de cámara del rey Carlos II. El carácter de Luisa Ignacia es sensible y afectivo aunque también valiente y decidido, lo ha manifestado con la decisión de contraer matrimonio aún sin el beneplácito familiar. En estos años es difícil que una hija dé ese paso en contra de la familia. Ya en Madrid solicita la plaza de escultora real, presentando pequeños y deliciosos grupos escultóricos con la intención de conseguirla. Por fin obtiene el título en octubre de 1692, realizando la imagen de Santa Clara para el convento de las Descalzas Reales, obra que firma como escultora de cámara y esculpiendo también, por encargo del rey, su obra cumbre, el arcángel San Miguel con el diablo en los pies que se encuentra en El Escorial. El trabajo en palacio no mejora su situación económica, puesto que los impagos eran frecuentes. La artista tiene que recurrir a su firme carácter para recuperar el dinero que se le debe. (Notas Biografía de la Roldana.- Conocer Sevilla- Arte Sacro)
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Pero Luisa vive aparcada en el recuerdo de aquellos meses que pasó en el Hospital de de las Cinco Llagas de la ciudad que marcó su inspirada obra. Tiene grabada en su mente la mirada de aquellos misteriosos ojos descritos por el talento de su padre: ¿qué haría vuesa merced si le cupiera el honor de retocar –illos tuos misericordes oculos -absolutamente nada- mi querida hija, son sencillamente perfectos, únicamente añadiríale las cinco lágrimas (como las que dan nombre a esta sede). Quizás un leve, casi imperceptible frunce en el entrecejo que resaltara el halo de melancolía de quien conoce la embajada del angel de Señor y la profecía de Malaquias: “una espada de dolor te atravesará el pecho”. Y en cuanto a su perfil risueño y aniñado, Padre: ¿qué se le ocurriría a vuesta merced?. Acaso algún artista que se precie, osaría perturbar el misticismo que irradia su boca entreabierta, señal inequívoca de la que conoce el final feliz de su Divino hijo Resucitado…Ella es la más perfecta definición de María en su dulcísimo misterio de la Expectación et spes nostra,”.Noventa días después de iniciado los trabajos de restauración, la Virgen fue repuesta al Culto en solemne pontifical de acción de gracias, oficiado por el Reverendo Padre Provincial. No asistió a la ceremonia Monseñor Don Jaime de Palafox (apodado en Sevilla como el prelado de los cien pleitos), al fín y al cabo, que interés tanto social como corporativo, tendría la restauración de una Imagen establecida en la iglesia de un Hospital de extramuros, donde convalecían tantos enfermos portadores del temible virus de la peste que recordaba la terrible mortandad que había asolado a Sevilla en 1649. Luisa asistía a la ceremonia de incognito, ocupando uno más de los bancos situados en la nave del evangelio, junto con su hermana Francisca. Sin apartar ni un momento su mirada –entre sollozos- de la venerada Imagen, que lucía espléndida en el presbiterio con profusión de candelería y flores ofrecidas por los cientos de devotos que habían acudido de las huertas y caserío próximo a San Gil. Concluida la solemne ceremonia, “La Roldada” se dirigió hacia la sacristía para despedirse del Reverendo, agradeciéndole postrada de hinojos, los favores y trato recibido hacia su persona y rogándole –por última vez- de manera encarecida, que este secreto habría de reposar en la cristiana sepultura de ambos; a lo que el Provincial, visiblemente emocionado, contestole: Sepa vuesa merced, mi querida hija, que aunque no soy conforme ni convencido de la apariencia de Dolorosa que habeis conferido a la primigenia imagen, es obvio la calidad y esplendor que ha alcanzado en su nuevo aspecto y público notorio los plácemes y elogios que está recibiendo por parte del pueblo, por lo que podeis partir en paz con mi bendición y abrazo en Cristo extensivo a vuesa hermana Francisca y resto de su ilustre familia.
Conocedor de aquella imagen de Nuestra Señora, cuya fama, concurría de boca en boca, por quienes contemplaban su tan graciosa belleza; el benemérito cofrade, Don Felipe de Rioja y Núñez, que había costeado a sus expensas un altar en la Iglesia de San Gil, para la titular de la cofradía de la Sentencia de Cristo en 1670; invitó a los mayordomos principales de la susodicha cofradía –a la sazón- Don : Juan Linero Bravo; Gabriel Gonzalez de Salas e Isidro Antonio de Arguelles. a conocer la Imagen que recibía culto en el Hospital de la Sangre, con vistas a una más que posible adquisición de compra por parte de la Hermandad.
Así fue como la historia, barajó las distintas fechas, entre 1670 y 1.682, para que los más prestigiosos investigadores, sentarán sus distintas cátedras, acerca de la autoría de la que ha sido y será siempre, Reina y Señora de la devoción cofrade de Sevilla. Sin embargo, en un rincón del alma inmortal de Doña Luisa Ignacia Roldan –“la Roldada”, se escondería, celosamente guardado, el secreto que sólo el cielo debe a Sevilla.
Una tarde otoñal del año de gracia de 1699 -ya en sus últimos días de vida- la sombra de un insigne escultor, se prolongaba por la nave del baptisterio de San Gil, postrado de rodillas frente al altar de Nuestra Señora. Sus ojos cansados, bañados en lágrimas, reconocían en cada uno de los rasgos del rostro de tan venerada Imagen, la huella indeleble de aquellos consejos magistrales que única y exclusivamente había compartido con su aventajada discípula: “¿Qué haría vuesa merced si le cupiera el honor de retocar esos sus ojos tan llenos de misericordia?” -Unicamente añadirle cinco lágrimas- las mismas que derramaba amargamente, susurrando el nombre de Luisa, Luisa, Luisa...¡perdóname hija mía...perdóname, mi querida Luisa Roldana!

 

viernes, 22 de febrero de 2013

El Secreto de "La Roldana" I




El Reverendo Padre vertió un goterón de roja cera sobre el pergamino y lo lacró con el sello pastoral del dedo corazón de su mano derecha, seguidamente hizo sonar la campanilla de sobremesa. Apenas trascurrieron cinco segundos para que hiciera acto de presencia en su despacho su fiel y solícito secretario y asistente. “Pase hermano fray Jerónimo de Buenavista, es mi ferviente deseo, haga llegar esta misiva a Doña Luisa Ignacia Roldán, que tiene residencia en el taller de maese Don Pedro Roldán en la collación del Convento de Regina; con la condición sine cuane que pase por mano alguna que no sea la de la susodicha Señora y que vuesa merced de fé que ésta la recibe, sin mediar más comentario ni argumento que no fuere la aceptación con toda humildad de limosna en sufragio de las necesidades de nuestra Orden hospitalaria”. Fray Jerónimo de Buenavista, recibió de buen grado el pergamino, besó con unción la mano de su Reverendo Padre Provincial y abandonó con una inclinación de su cabeza la regia estancia. Era una mañana primaveral del mes de noviembre del año de gracia de 1683, cuando atravesando las soleada Huerta de Macario, el buen fraile entraba por la misma Puerta do hicieran los Reyes Católicos a la muy noble y leal ciudad de Sevilla intramuros. Encapuchado, con las manos en actitud piadosa escondidas en las bocamangas del habito y la vista gacha, recorrió el camino que lo separaba desde la larga calle Real hasta el Convento de Regina. Alcanzado el umbral de destino, hizo sonar la aldaba con el ritual de los tres golpes secos; asomose al instante una doncella de la servidumbre, quien al ver a través de la rejilla la naturaleza del visitante, abrió la puerta sin demora: “Alabado sea Jesucristo ¿en qué puedo servirle Padre? –vengo en misión de hacer entrega de una misiva a su ilustre Señora, Doña Luisa Ignacia- pues tenga a bien vuesa merced de ponerla en mi recaudo, que yo se la daré presta a mi Señora, la cual se encuentra inmersa en su delicada faena de talla, con la expresa orden de que no se la moleste sopena de asunto de graves consecuencias. Me temo que ello no va a ser posible, pues mi mentor, el Rvdo. Padre Provincial del Hospital de la Sangre, diome orden expresa para que se la entregase a su destinataria en persona. Si es así, pase y tome asiento en un escaño del jardín, Padre.

. Al pronto quedó Fray Jerónimo absorto, contemplando el sereno esplendor de la fronda bien cuidada del patio, la placentera risa del surtidor que lo coronaba y el gentil revuelo de los pardos gorriones que parecían resaltar con sus inquietos juegos la talla renacentista de la prodigiosa fábrica del claustro. Quiso reanudar el rezo del santo rosario, cuando un halo de luz que escapaba de una de las galerías, le anunció la visión esplendente de la hermosa Dama, aquella afamada artista de la que toda Sevilla hablaba, conocida bajo el seudónimo de –La Roldada- cuya leyenda había trascendido los muros de las clausuras monjiles. La Señora vestía su bata de faena color arena de playa, ribeteada de manera grácil en sus hombros, llevaba el pelo recogido por un moño a la altura de la nuca y dos mechones que reverberaban al contraluz, le caían dibujando bucles en sus ruborizadas mejillas. Al llegar a la altura del fraile, esbozó una genuflexión y le besó la mano. Sin mediar palabra, el franciscano le acercó el pergamino lacrado y Doña Luisa procedió a desanudar el lazo carmesí que lo enrollaba. Leyó con avidez cada palabra, sin reparar en el preciosismo de la caligrafía y una vez enterada de su contenido, ordenó a la servidumbre que ensillara su calesa personal sin dilación con el ruego a Fray Jerónimo, que se dignara aceptar su invitación de acompañarlo hasta el Hospital de las Cinco Llagas para dar respuesta inmediata a tan encarecido requerimiento”.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Doña Cuaresma

 
En estos días en que D. Carnal pasea sus penas por el interior y los litorales, disfrazado de chirigota carnavalera para olvidar su hedonismo. En un misterioso lugar del retiro, donde las tardes alargan sus malvaluces, Sevilla bermeja nodriza, prepara en su más celosa intimidad a Dña. Cuaresma. Señora de rancio abolengo que cuenta sus siglos por quinarios y Septenarios dolorosos. Doña Cuaresma nunca luchó con D. Carnal, ni intentó vencerlo con otra cosa que no fuera Amor; es más, siempre lo miró con buenos ojos, los ojos de la misericordia que se clavan en el cielo de Santa Cruz.. Si porque el domingo de piñata, cuando se entierra la sardina de plata del desenfreno, D. Carnal acude al balcón de Dña. Cuaresma, para cantarle la serenata del pobre de mí, que es como entonar “perdona a tu pueblo Señor”. Y la antigua dama, desde el ventanal ojival del costurero de la infanta queda con él a solas para enseñarle la novena maravilla –que como decía el poeta- consiste en embriagarlo de luz, desazonarlo, pasear con él por Sevilla y después…si ha pecado lo perdona…Pecar es tan humano que hasta Dios echo hombre se entregó a morir por su causa crucificado. El Miércoles, la Señora nos iniciará en el rito anual de la penitencia, imponiendo en la frente carnal, la cruz que nos recuerda que en cenizas nos convertiremos , que la vida es apenas esa Semana, con sus cuarenta días y cuarenta noches en vísperas, en vísperas de la luz que ha salido al encuentro de las calles, para realzarlas, en vísperas del dormido naranjo a punto de despertar florecido para suavizar el Via Crucis por donde Cristo avanza con su Cruz al hombro precedido de cirios tinieblas que alumbra la fe que nos mueve por este Valle de lágrimas. Es un placer recibir a tan ilustre dama del brazo delicado de Sevilla, que acude
a su cita de funciones tan principales, haciendo de la penitencia un don para los sentidos; sin ella el incienso y el azahar nunca habrían tenido el placer de conocerse un primer viernes de Marzo a las puertas de Jesús Cautivo donde comienza a formar la cofradía de la Esperanza.

viernes, 11 de enero de 2013

Recordando al "natural"

 
 
Algo no anda bien cuando la mayoría de nosotros añora volver a las cosas más elementales. Nos lo repite con un soplo de vida y autenticidad los pocos anuncios televisivos que han optado por el encuentro de la sabiduría de los abuelos en ese punto del camino donde se cruzan y congenian con los nietos. Las cosas buenas están ganando la partida a la “playstation” y el “nintendo” que sume a los niños en una abstracción de cuerpo y alma, ante la cual los cinco sentidos se encierran en dos: vista y tacto. Mientras que los niños comienzan a aburrirse soberanamente después de consumir el tiempo de la máquina y paladear el gusto efímero de la golosina y el capricho, los padres terminan por desesperar, reconociendo el fracaso de una educación, cautiva y desosegada, donde las buenas intenciones y mejores deseos para un hijo, han desembocado en la insatisfacción general. ¿quien pudo provocar esa insatisfacción que sienten la mayoría de los niños, teniéndolo prácticamente todo? ¿El malestar que se vive dentro de la familia: (crisis, paro, incertidumbre de futuro)? ¿La influencia del medio: escuela, amigos, clases sociales? ¿o la influencia de la publicidad con su mensaje subliminal y engañoso en aras del consumo? No sabría contestar a eso, puesto que ni soy sociólogo, psicólogo ni analista político (Dios nos libre de los analistas políticos). Lo cierto es que no hay nada más deprimente que observar cómo los niños se aburren -después de darle a la maquinita- y caen en el ostracismo de un estado de nervios reprimidos que desemboca en catarsis. Niños que no escuchan cuando se les quieres aconsejar y niños que no se dejan aconsejar en el lenguaje que utilizamos los mentores. Niños que ni desean que se les trate como menores, ni mucho menos entienden el trato de favor de ponerlos a la altura de los mayores. Y es que los niños, que lo sufren y padecen todo, quieren volver a recobrar el amor incondicional de ser los primeros. Nada peor para un rey que ser destronado de su cuna, saben que su paraíso ha sido compartido, el palacio de cristal que separaba la intimidad de sus padres, la atención primaria ha pasado de curso, ha subido un grado -la dificultad se hace patente- se escuchan en casa palabras frías y amenazantes, se habla de “paro” de ahorro, de falta de recurso, de gastos que superan los ingresos. La madre está triste, pierde la paciencia que atenuaba sus travesuras, razona menos, grita más, ya no consuela los berrinches del niño, con aquella paciencia suave del hueco de sus alas. La discusión absurda, sustituye al diálogo, el tono estridente a la armonía. No hay nada peor para un tirano que ser sustituido por un ser menor y encima asignarle el cuidado y la responsabilidad imposible de atender de su hermano valido. El ejemplo no vasta, cuando la máquina espera para encender la soledad de un niño llenándola de créditos. Los besos tardan en llegar, se retrasan más cada día, se reducen en cantidad y buscan la calidad que le ofrecen en dosis los abuelos. Ante tanta dificultad, la respuesta es bien sencilla, volver a lo elemental: parque, juego, bicicleta. El contacto con el aire libre, sofoca los incendios de soledad de la máquina. El aburrimiento del niño, tiene poca memoria y se olvida pronto, aunque siempre pida moneda a cambio, pero el cariño y la dedicación de los abuelos supera cualquier esfuerzo con la compensación incondicional de lo que no tiene precio. Todo esto, nos lo cuenta magníficamente -casi sin palabras- un anuncio que dignifica la importancia de la televisión en nuestra vida y la misión edificante y positiva que puede llegar a crear sin imposición. “las cosas buenas no deberían cambiar nunca”. Por eso somos nosotros los que tendemos hacia ellas, para llenar el vacío que nos invade.
La calidad no tiene prisa, viene siempre de regreso, en calma, disfruta del paisaje y del camino, porque ya ha vivido la desazón del llegar: ¿llegar hacia donde, hasta este estado de bienestar donde nada nos falta y tantas cosas nos sobran? ¿llegar a sentirnos insatisfechos de tanta satisfacción fortuita y efímera? Los niños desean volver a ser niños y por eso necesitan que sus padres ejerzan de padres; a ellos no les importa la “maquinita”, lo que les preocupa es que la “maquinita” les arrastre hacia la quimera de una soledad adquirida por contagio. ¿Quien se libra de la influencia colegiada? Aquel que mira y se entretiene, aquellos que llaman la atención porque quieren volver a sentirse útiles -los abuelos- que tienen tiempo para perderse en el poco tiempo que les queda y derrochar el amor cosechado. Al fin y al cabo, todos soñamos ese tiempo que nos devuelve la felicidad de aquellos días en que dejamos de ser niños para crecer de aburrimiento a la altura de nuestras responsabilidades. Ahora pedimos ayuda a nuestra madre naturaleza y ella nos vuelve a dictar la magistral lección de lo básico -game over- aquí no hay más juego que el paisaje, más crédito que el olor de la tierra fresca, más nivel y altura que la de los árboles, no hay foto digital, todo es pleno esplendor y mesa compartida en la que todos nos sentamos juntos -desconectados- mirándonos las caras, redescubriendo que la verdad está muy por encima del mundo virtual y no hay nada más cálido que el aliento humano.

jueves, 3 de enero de 2013

GASPAR, el Rey de la minoría

 
(el incienso es una gomorresina granulada de color amarillo o rojizo sabor acre y olor aromático al arder. El genuino proviene de árboles de las regiones conocida como “la Arabia feliz”, de la India y de algunas zonas de África. Estos árboles o, más propiamente, arbustos son de la familia de las anacerdiáceas, recibiendo el nombre genérico y revelador de Boswelia sacra en su variedad asiática.)

Los niños saben quien de S.M. de oriente es el que menos cartas recibe, sencillamente porque son ellos los que se las escriben a sus más preferidos: Melchor, el glamoroso Rey de las barbas blanca y Baltasar, el popularísimo Monarca negro que más expectaciones suscita. Los niños de entre cinco y noventa y cinco años o más, también sabemos que GASPAR existe –aunque sea el que menos cartas reciba- que Gaspar es tan bien recibido como equitativamente aclamado, cuando llega en su aurea Carroza, porque Gaspar representa el regio término medio donde se ubica la virtud. Quizás sea Gaspar el que menos trabajo tenga en la noche mágica de Reyes, pero sin duda comparte el mismo entusiasmo, las mismas inquietudes, semejante afán de atender a todos los niños, que sus compañeros de trono.Es más hay quien piensa y no le falta razón, que el bueno de Gaspar está allí donde la magia de Melchor y Baltasar sufre esos pequeños percances que nadie sabe quien repara. Este año, como ocurriera hace más de dos milenios, el bueno de Gaspar, regresa del Castillo de Herodes, muy preocupado; él se puede permitir el lujo de pensar no sólo en el Niño Dios de todos los niños del mundo, sino en las personas que han perdido la ilusión y han cambiado los juguetes bélicos por infames armas de destrucción. Al cruzar Jerusalem, el Monarca pelirrojo –que menos cartas recibe- llora amargamente, un nuevo bombardeo a la franja de Daza, donde la santidad de la Tierra Palestina, aún sigue esperando un mesías, a la orilla de un río teñido históricamente de sangre inocente.
Gaspar, calla y sufre en silencio, mantiene la Esperanza viva al llegar a Sevilla y vislumbrar el Portal de San Lorenzo; a pesar de ser el menos mediático, el Monarca sabe que es el Rey de los priostes de todas las Hermandades que formarán esa gran y primera Cofradía como es la Cabalgata . Gaspar nos trae el incienso, el denso aroma que nuestra ciudad fundirá con el azahar para anunciar los preludios de una nueva primavera en cuarentena. La Estrella de la Ilusión es la primera Cruz de guía que cruza la Campana; Desde el Heraldo hasta el Gran Visir, pasando por los pajes y todo el fantástico séquito que rodea sus Majestades de Oriente, están dispuestos en sus relucientes carrozas, para lanzar al cielo de Sevilla el primer caramelo; la única lluvia posible que nos hace gozar y sentir como verdaderos niños. El bueno de Gaspar–el que menos cartas recibe- depositará el don del incienso a los piés del Niño Jesús del Valle, la esencia del Dulce Nombre en la manifestación de su Gran Poder –la víspera de Epifanía- la gran noche de la ilusión la otra madrugada más hermosa de Sevilla.

sábado, 13 de octubre de 2012

"Nazareno de escuela"

 
 
Habían fabricado un cielo a su altura y no daban con él, porque lo tenían delante. Era un cielo de atormentadas visiones, los que no lo veían los tomaban por locos. Salían a su encuentro cada mañana como auténticos penitentes tras luces y sombras. El primer trazo de un pájaro en el aire les distraía, la silueta de un cúmulo, los abrumados cirros transformados en jirones, grababan en sus mentes cabelleras de santos. Las manos de los hombres en el quehacer diario, serían futuras manos de atónitos sayones. El fruce de los ceños, la arista de unos labios el perfil indolente al final de una barra, darían forma a la inédita idea preconcebida. Sus pasos no sentían la tierra que pisaban, su amor no consentía amar a otra persona, su amor era invisible, de todos y de nadie, amor en puro trance, amor en celo. Se cubrian con el manto oscuro de la noche, lo bordaban de estrellas, de espinos y de cardos, recorrian los caminos de hojarasca, atisbando la perfección que nunca alcanzaban, perdidos en un campo de terciopelo y oro sembrado de tules. Entre las polorientas tablas de sus talleres, los bustos inconclusos, los torsos decapitados y los mutilados brazos, ensayaban un juego en busca del cuerpo imposible. Sólo el aura de luz, lograba encender la expresión con su rayo. Bombo y perfiles soñando en el lienzo de la madera en bruto, virgen, sin templo ni cartelas; esquinas desnudas, esperando la ronda de los pasionistas ángeles o el hueco dispuesto para la pluma, el león, el toro y la serpiente que rodea el caiz de los cuatro evangelistas. Habían fabricado un cielo a su altura y brillaban en él sin miramientos. Divinos ignorados por el Dios extraido del cedro, aquel Dios que decían, hallábase en los nudos de la espiral del tiempo. El Dios en el que tantos encontraron salvación y consuelo sin pararse a pensar en las manos que a Imagen y semejanza lo concibieron. Cuando los palios lloren vaivén de plata añeja; cuando los cirios rebosen su luz de miel en candeleros, cuando los mantos recogan sus brillos de alta noche oscilando entre fulgidas llamas de guardabrisas, en un rincón perdido, el buril de un esteta dará un golpe en el yunque con el tas del recuerdo, temblor y latido del mismo corazón de la Semana  más natural de Sevilla.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El Otoño, ha llegado...

REPOSICIÓN: "Aquí estamos"
 
 
Estamos aquí; hemos vuelto sin salir de casa a abrir las ventanas aprisionadas por el aire acondicionado; hemos vuelto del mar que nos devolvió la calma de la efímera felicidad que encuentran los que conocen su quimera; hemos vuelto de los días mágicos donde todo parece más bueno o menos malo por decisión propia que no por su propia acepción. Venimos cansados por el cansancio aceptado; hartos por la piadosa gula; estresados por la relajación; concientes de nuestros propios excesos, con los días grabados en el traje de luces de la color de bronce. Septiembre nos trae el reencuentro con una cruda realidad a la que habrá que hornear y cocer en el fuego lento de las calores del membrillo. Cada cual sacará sus propios humores, ojeando el atiborrado álbum de fotos digitales y los insufribles comentarios de los viajes condicionados por la vanidad, más que por el puro placer de las sensaciones vividas. Blanco ibicenco sobre el cuadrilátero de antorchas que iluminan la noche interminable; sonrisas blanqueadas por el uso de los profilácticos; cuerpos retocados por el fotoshop de los gimnasios y curvas matizadas en los manglares del pareo. En el libro de la vida, Septiembre abre un cuaderno donde se esbozan nostalgias, como dibujo de párvulos, sencillos trazos redondos, bajo figuras horizontales; el sol poniéndose sobre el horizonte es la vuelta al cole, tanta ilusión en los niños como desolación en los bolsillos de sus padres. Los rayos del sol poniente desde la terraza, festonean el cielo, pero esta puesta, aun siendo igual de hermosas, no corresponden a las contempladas desde el mirador de la cala o aquel rincón escondido de la sierra, sus fuegos languidecen en las brasas de un crepúsculo que en el lenguaje ininteligible de los sueños escribe las letras del trabajo y la rutina. Hay quien por lejos que se fue de casa, nunca estuvo tan cerca de sus costumbres convertidas en ley; otros sin moverse del sitio, volaron tan alto que jamás podrán poner los pies en el hábito de los vicios. Septiembre está aquí, para conducirnos a todos por la ruta de nuestro particular retiro.

martes, 13 de marzo de 2012

La discípula amada

Palabra de Amor...

Tenía mucho miedo. Sabía que llegaría el día de huir de los hombres con los que había intimado, conocía demasiado de ellos: sus lascivos hedores, la intensión de sus gestos, hasta las pulsaciones de su promiscuidad. Corría desesperada por la calle de la amargura, el calor del mediodía ensopaba su frente y fijaba las mechas de su alborotada melena en su rostro jadeante. Los mismos que gozaron el hosanna de su apetitoso cuerpo, ahora clamaban venganza de lapidación, blandiendo en sus sedientas manos guijarros de fanatismo de la vieja muralla de Jericó. Las mismas piedras que la cercaron dejándola sin salida atrapada en el muro de las lamentaciones. Allí, se desplomó, creyendo que su hora era llegada y besó tierra santa con sus labios ásperos de ocre, mientras apretaba en sus manos temblorosas los granos del último tiempo contado en segundos de arcilla y arena. Entre las tinieblas del contraluz del sol filtrado por las matas de su espeso pelo, adivinó la luz en manos de la luz que sabe poner en el momento justo, tierra de por medio. Y escuchó al amor de su vida hecho palabra de Amor enfrentada a la insoportable vanidad de los hombres: El que esté libre de culpas, lance la primera piedra”…El silencio otorgó su magistral sentencia, huyó el miedo como se deslizó la seda polvorienta del cabello por su faz iluminada. Cayeron las piedras de todas las manos a los pies de cuantos atónitos escucharon aquella luz hecha palabra: “Vete mujer, tus culpas te son perdonadas”. María quedó turbada desde entonces, había visto al Amor y se sintió por aquel Amor obligada a sabiendas que a ese tipo de Amor ni con todo el Amor del mundo se paga, sencillamente por que su Amor no era de este mundo. María su consagró al Amor en cuerpo y alma, le entregó la flor de castidad de su silencio íntimo, fue todo oído de alabanza , se convirtió en humilde sombra y se abrió un hueco donde nadie advertía su presencia más que El , que una noche la tomó por ejemplo, perdida en el deleite de ungir los pies sagrados del maestro con perfumado aloe cubierto por el manto sedoso de su pelo: Mientras vosotros bostezais en el cenáculo sin apenas entender el significado de mis parábolas, esta mujer alivia mi cansancio con unción. La mujer que era capaz de traducir hasta los más recónditos pensamientos del hombre, no intercambió una sóla palabra con Jesús, porque sabía que el Amor no tenía más que un verbo, Amar en su nombre.

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